9 consejos para despedir a un miembro de la familia

    “El día que despedir a alguien te parezca sencillo, ese es el día en que debes despedirte a ti mismo”. Tom Peters
    “No hay recetas mágicas para gestionar una empresa familiar. Cada consejo de familia, cada protocolo familiar es diferente, una adaptación de los principios generales a la personalidad y circunstancias de cada organización. Por lo tanto, no hay una solución universal para gestionar el despido de un miembro de la familia empresaria.”

    Contratar a personas cercanas o familiar no siempre resulta lo mejor, ya que, en caso de que no sea exitosa la relación laboral, también existen altas posibilidades de perder los lazos de amistad y la armonía familiar.

    Primero que nada, recordemos algo: no hay recetas mágicas para gestionar una empresa familiar. Cada consejo de familia, cada protocolo familiar es diferente, una adaptación de los principios generales a la personalidad y circunstancias de cada organización. Por lo tanto, no hay una solución universal para gestionar el despido de un miembro de la familia empresaria.

    Despedir a un miembro de la familia empresaria tiene ramificaciones importantes: un conflicto de esta índole no solo afecta a la persona despedida, sino a toda la familia. Un despido que deviene en conflicto puede crear bandos entre familiares (los que apoyan el despido y los que no), lo cual se vuelve tierra fértil para futuras riñas.

    Sin embargo, estos consejos nos ofrecen un marco para poder actuar de manera más responsable y evitar errores innecesarios. Dicho esto, entremos en materia.

    Uno: Antes de despedir busca una solución. Si cuando tienes un problema con cualquier colaborador intentas primero solucionarlo o aplicas otras medidas, ¿por qué con en el caso del familiar debe ser diferente? Si la causa del despido es porque no cumple con las competencias asignadas a su puesto, es conveniente mantener una reunión con él para aclarar la situación, buscar soluciones y explicar las consecuencias que podría tener. Es importante que esta conversación sea amistosa y respetuosa, de lo contrario `podría agravar la situación.

    Dos: Apóyate en las evaluaciones de desempeño. Es muy difícil mantener la objetividad en un despido. Es difícil también, para cualquier miembro de la familia puesto en una posición tan vulnerable, aceptar que negocio y familia son dos cosas separadas, y que nadie tiene una posición vitalicia. La mejor manera de garantizar la objetividad, de evitar que el despido se vuelva una cuestión personal, es haber instaurado un sistema de evaluación objetiva del desempeño.

    Tres: Toma la decisión a tiempo. No hay nada peor que dejar pasar el tiempo cuando claramente no hay otra solución. Si no tomas la decisión en el momento adecuado, se crearán tensiones en el ambiente laboral que influirán negativamente en los resultados de la empresa y de la propia familia.

    Cuatro: Busca el consenso familiar. Es importante que informes a toda la familia de la decisión antes de dar el paso y expliques claramente los motivos y las medidas tomadas. Si no consigues que todos estén de acuerdo, las relaciones familiares podrán verse dañadas.

    Cinco: Apóyate en un tercer imparcial. Durante el despido es necesario que exista un tercero presente. Alguien imparcial, que ayude a moderar la conversación si llega a ser necesario, y que además pueda dar testimonio de cómo se llevó a cabo dicha plática, para evitar futuros malentendidos.

    Seis: Ofrece un plan de salida. Despedir a una persona del negocio no significa despedirla de la familia, y es importante que no se vuelva una experiencia humillante. Puede surgir la tentación de cambiar a la persona de puesto, pero esto debe hacerse si y sólo si estamos seguros de que la nueva posición es del agrado de la persona, sin mencionar que sea compatible con su perfil. Otra opción, por supuesto, es manejar el despido como una renuncia, donde ambas partes acuerdan amistosamente separar sus caminos. No está de más, si la persona lo desea, ayudarla a colocarse en otra empresa, brindar apoyo psicológico si es necesario..., en suma, crear todo un plan de transición.

    Siete: Apóyate del consejo de administración. Cabe la posibilidad de que la persona no acepte su salida y busque el apoyo de otros miembros de la familia empresaria para revertir la decisión. Aquí es donde la institucionalización de la empresa y, en concreto, un esquema de gobierno corporativo resulta crucial. Las decisiones de alto nivel, como despedir a un miembro de la familia, deben ser tomadas por el consejo de administración con el apoyo de su comité de evaluaciones y compensaciones no por un puñado de familiares de manera discrecional y en ocasiones con decisiones más emocional que racional.

    Ocho: Asesórate con un experto. Si no tienes experiencia con este tipo de situaciones, es mejor acercarse a un consultor experto en la materia para que pueda guiar a la familia empresaria en el proceso. Esto ayudará a detectar posibles puntos ciegos en el proceso de despido, así como a anticipar las tensiones o conflictos que puedan desatarse tras el despido, ayudando a suavizarlas.

    Nueve: Actúa según las leyes laborales. Por supuesto, debes proceder al despido acorde a lo establecido en el marco legal en la materia y su la Ley y su contrato individual de trabajo. El hecho de que sea un familiar no elude responsabilidades ni obligaciones.

    Es conveniente ayudarle hasta que encuentre otro trabajo o actividad. Según el caso, puedes mantenerle contratado hasta que encuentre otro puesto, ayudarle económicamente para que emprenda u ofrecerle capacitación en alguna especialidad o área de su interés, para que siga creciendo en su formación profesional o empresarial.

    El proceso de despido también puede ser desgastante para la persona que debe ejecutarlo. Siendo que este tipo de decisiones están cargadas de sentimientos, es necesario también buscar apoyo psicológico para navegar esta experiencia de manera adecuada. Las decisiones de familia son algunas de las que más madurez exigen; son situaciones complicadas y desagradables, pero también hay que verlas como lo que son: experiencias para madurar, crecer y encontrar la mejor versión de nosotros mismos en beneficio de la familia, la empresa y del propio familiar que fue despedido.

    Hay que tener presente que despedir a alguien de la familia nunca resulta fácil y quien lo hace no puede esperar que tras dar el paso vaya a gozar del cariño de los demás familiares. Tarde o temprano tendrá que oír algún reproche. Sin embargo, las personas con valores adoptan decisiones justas. No conozco a ningún empresario que años después de haber despedido a un familiar, haya creído que la resolución era injustificada, aun sabiendo el costo emocional que implicaba.

    Contratar a personas cercanas o familiar no siempre resulta lo mejor, ya que, en caso de que no sea exitosa la relación laboral, también existen altas posibilidades de perder los lazos de amistad y la armonía familiar.

    Primero que nada, recordemos algo: no hay recetas mágicas para gestionar una empresa familiar. Cada consejo de familia, cada protocolo familiar es diferente, una adaptación de los principios generales a la personalidad y circunstancias de cada organización. Por lo tanto, no hay una solución universal para gestionar el despido de un miembro de la familia empresaria.

    Despedir a un miembro de la familia empresaria tiene ramificaciones importantes: un conflicto de esta índole no solo afecta a la persona despedida, sino a toda la familia. Un despido que deviene en conflicto puede crear bandos entre familiares (los que apoyan el despido y los que no), lo cual se vuelve tierra fértil para futuras riñas.

    Sin embargo, estos consejos nos ofrecen un marco para poder actuar de manera más responsable y evitar errores innecesarios. Dicho esto, entremos en materia.

    Uno: Antes de despedir busca una solución. Si cuando tienes un problema con cualquier colaborador intentas primero solucionarlo o aplicas otras medidas, ¿por qué con en el caso del familiar debe ser diferente? Si la causa del despido es porque no cumple con las competencias asignadas a su puesto, es conveniente mantener una reunión con él para aclarar la situación, buscar soluciones y explicar las consecuencias que podría tener. Es importante que esta conversación sea amistosa y respetuosa, de lo contrario `podría agravar la situación.

    Dos: Apóyate en las evaluaciones de desempeño. Es muy difícil mantener la objetividad en un despido. Es difícil también, para cualquier miembro de la familia puesto en una posición tan vulnerable, aceptar que negocio y familia son dos cosas separadas, y que nadie tiene una posición vitalicia. La mejor manera de garantizar la objetividad, de evitar que el despido se vuelva una cuestión personal, es haber instaurado un sistema de evaluación objetiva del desempeño.

    Tres: Toma la decisión a tiempo. No hay nada peor que dejar pasar el tiempo cuando claramente no hay otra solución. Si no tomas la decisión en el momento adecuado, se crearán tensiones en el ambiente laboral que influirán negativamente en los resultados de la empresa y de la propia familia.

    Cuatro: Busca el consenso familiar. Es importante que informes a toda la familia de la decisión antes de dar el paso y expliques claramente los motivos y las medidas tomadas. Si no consigues que todos estén de acuerdo, las relaciones familiares podrán verse dañadas.

    Cinco: Apóyate en un tercer imparcial. Durante el despido es necesario que exista un tercero presente. Alguien imparcial, que ayude a moderar la conversación si llega a ser necesario, y que además pueda dar testimonio de cómo se llevó a cabo dicha plática, para evitar futuros malentendidos.

    Seis: Ofrece un plan de salida. Despedir a una persona del negocio no significa despedirla de la familia, y es importante que no se vuelva una experiencia humillante. Puede surgir la tentación de cambiar a la persona de puesto, pero esto debe hacerse si y sólo si estamos seguros de que la nueva posición es del agrado de la persona, sin mencionar que sea compatible con su perfil. Otra opción, por supuesto, es manejar el despido como una renuncia, donde ambas partes acuerdan amistosamente separar sus caminos. No está de más, si la persona lo desea, ayudarla a colocarse en otra empresa, brindar apoyo psicológico si es necesario..., en suma, crear todo un plan de transición.

    Siete: Apóyate del consejo de administración. Cabe la posibilidad de que la persona no acepte su salida y busque el apoyo de otros miembros de la familia empresaria para revertir la decisión. Aquí es donde la institucionalización de la empresa y, en concreto, un esquema de gobierno corporativo resulta crucial. Las decisiones de alto nivel, como despedir a un miembro de la familia, deben ser tomadas por el consejo de administración con el apoyo de su comité de evaluaciones y compensaciones no por un puñado de familiares de manera discrecional y en ocasiones con decisiones más emocional que racional.

    Ocho: Asesórate con un experto. Si no tienes experiencia con este tipo de situaciones, es mejor acercarse a un consultor experto en la materia para que pueda guiar a la familia empresaria en el proceso. Esto ayudará a detectar posibles puntos ciegos en el proceso de despido, así como a anticipar las tensiones o conflictos que puedan desatarse tras el despido, ayudando a suavizarlas.

    Nueve: Actúa según las leyes laborales. Por supuesto, debes proceder al despido acorde a lo establecido en el marco legal en la materia y su la Ley y su contrato individual de trabajo. El hecho de que sea un familiar no elude responsabilidades ni obligaciones.

    Es conveniente ayudarle hasta que encuentre otro trabajo o actividad. Según el caso, puedes mantenerle contratado hasta que encuentre otro puesto, ayudarle económicamente para que emprenda u ofrecerle capacitación en alguna especialidad o área de su interés, para que siga creciendo en su formación profesional o empresarial.

    El proceso de despido también puede ser desgastante para la persona que debe ejecutarlo. Siendo que este tipo de decisiones están cargadas de sentimientos, es necesario también buscar apoyo psicológico para navegar esta experiencia de manera adecuada. Las decisiones de familia son algunas de las que más madurez exigen; son situaciones complicadas y desagradables, pero también hay que verlas como lo que son: experiencias para madurar, crecer y encontrar la mejor versión de nosotros mismos en beneficio de la familia, la empresa y del propio familiar que fue despedido.

    Hay que tener presente que despedir a alguien de la familia nunca resulta fácil y quien lo hace no puede esperar que tras dar el paso vaya a gozar del cariño de los demás familiares. Tarde o temprano tendrá que oír algún reproche. Sin embargo, las personas con valores adoptan decisiones justas. No conozco a ningún empresario que años después de haber despedido a un familiar, haya creído que la resolución era injustificada, aun sabiendo el costo emocional que implicaba.

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