"ACTIVIDADES - AFICIONES - OCUPACIONES - VIAJERO - Prácticas Ingeniero Civil (Parte 2)"
Mario Arturo Huerta Sánchez
Ya de noche, nos resolvimos por otro baño en la playa de Mocambo, de la que nos ausentó un formidable aguacero. Reunido el grupo en el alojamiento de los “Solfas”, se optó por regresar a Veracruz a cenar.
La lluvia ha cesado y nos dedicamos a dar vueltas por la Plaza antes de retirarnos a dormir, los Cadetes de la Escuela Naval, libres después de una semana de encierro caen como buitres sobre las pocas muchachas que a esa hora pasan, en vista de lo cual la mayoría se retira a sus alojamientos... pero, hay insomnes que se dedican a recolectar cangrejos de todos tamaños y colores en la carretera de Mocambo, los guardan cuidadosamente en los pantalones de la “Comadre” Gamboa, amarrados previamente. Un rato después al llegar el “enano”, la “Chencha” Melcacho, el “Peyotero” Huerta y el “Cangrejo” Torres H. a su bungalow, los recibe amenazadoramente un ejército de tales animalejos, los hay negros, rojos, verdes, grandes, chicos, medianos, y, están en el piso, en las paredes, en las sillas, en los closets, en los maletines, en las camas y aún dentro de las fundas de las almohadas; horrorizados luchan por más de una hora para desalojarlos del lugar, entre miles de pinzas también de cangrejo esparcidas por el suelo. Por fin, descansan comentando el curioso incidente. Cuando descubren los pantalones de bravero de la “Comadre” Gamboa, olvidados en la fuga precipitada de los autores del desaguisado, indignados los queman en presencia de su propietario, que ha regresado sigilosamente a rescatarlos, y, a pesar de sus protestas y amenazas, dan justo castigo a una noche de pesadilla, sobre todo por Omar, cuya corta estatura le permitió observar aterrorizado la lucha desde el refugio formado por las tenazas de un cadáver de cangrejo mediano.
El domingo 18, tuvimos oportunidad de salir del Puerto a bordo del “Río Blanco”, delante de nosotros, el “Yucatán”, esbelto barco de carga, de mucho andar se balanceaba al salir de la bocana, lo que despertó el ansia marinera de los expedicionarios, pero poco duró el entusiasmo, apenas una ola más que regular tomó de través al barco, y, lo hizo bandear, se vieron varios rostros amarillos, y muchas miradas se dirigieron ansiosas a tierra. Pronto nos habituamos al sube y baja, y un rato después rodeábamos la Isla de Sacrificios, manteniéndonos a una distancia conveniente a ella para evitar los bajos fondos.
Del lado de alta mar la corriente era un poco más fuente, y el Capitán del remolcador, queriendo probar la resistencia de nuestros estómagos, paró los motores de la embarcación. No se notó ningún efecto apreciable sobre la cubierta, o sobre las bordas, y, aburrido, optó el Capitán por echar a andar de nuevo, pero de tal manera que las olas nos tomaron de frente, pero unas toninas (al principio se creyó que eran tiburones) distrajeron la atención de los estudiantes y fue imposible que alguno resultara mareado.
Las toninas nos acompañaron jugueteando de regreso hasta la entrada del Puerto; por primera vez en nuestra vida, muchos de los que íbamos a bordo pudimos contemplar el espectáculo de una ciudad desde el mar, un buen recuerdo y un ángulo poco común para las fotografías.
Desembarcamos a la hora de la tertulia en Villa del Mar, naturalmente tratándose de bailar con las lindas porteñas, no había pretexto posible, y, un instante después, el “Crapuloso” Correa y el Ochenta McCalvert o Nabor Godoy, partían plaza entre la admiración de la concurrencia
femenina, por la extraña disposición de sus ojos, que salidos de las órbitas poco más de un metro, barrían el salón a la altura promedio de las morenas pantorrillas.
El Marqués Sanz de Polo prefirió un baño en el mar; el “Sapo”, contagiado por la idea, pronto se confundió con las boyas de señales del Puerto.
El ambiente del Puerto es tan cálido y acogedor, que la mayoría votó por pasar el domingo en Veracruz, aunque algunos, debido a compromisos ineludibles, tuvieron que regresar con gran pena ese mismo día; eso sí, la “Valerina” Valera, eficiente encargado del viaje, proporcionó a cada uno su correspondiente boleto de la Línea de Camiones que hace el servicio regular hasta esta ciudad.
Al atardecer, después de un prolongado baño de mar en Mocambo, se bailó en el Hotel Villa del Mar, aquí nuestro pianista el famoso Peyotowsky, desparramó su gran arte (él dice mi arte) tonificado por las sales marinas y para deleite de las simpáticas veracruzanas.
El regreso no es digno de mención después de tan maravilloso viaje, resta sólo decir, que además de la enseñanza práctica adquirida, los lazos de amistad que se estrecharon aún más en nuestra Gran Generación, justifican por si solos la importancia de estas excursiones.
SEPTIEMBRE 1948 – PRÁCTICAS 5TO. AÑO – COLMILLA, PUERTO MAZATLÁN.
Un grupo del 5to. año de la Escuela Nacional de Ingenieros, visitamos la Presa Colimilla en construcción desde 1946, de la Planta Hidroeléctrica, de la CFE. El Director de la construcción era el ingeniero Rojas papá de los compañeros Rojas Treviño, Generación 1946 y miembros saxofonistas de la prestigiada Orquesta de Ingeniería. Vimos terminada la cortina esbelta y muy alta, una muy interesante obra de ingeniería.
De ese lugar fuimos a tomar el tren para viajar a Mazatlán para visitar las obras del Puerto que la Secretaría de Marina estaba llevando a cabo.
OBRAS REALIZADAS EN EL PUERTO.
Para una mejor comprensión de la subsecuente exposición, considero conveniente dar a conocer las siguientes definiciones tomadas de los textos de Obras Marítimas:
Rompeolas son estructuras construidas para proteger el Puerto contra las tempestades, y deben resistir y romper toda la energía de las olas del mar abierto.
Las escolleras son estructuras semejantes a los rompeolas pero no están destinadas a proteger el Puerto contra los oleajes sino a delimitar el Canal de entrada a los Puertos.
Malecón es una estructura paralela a la Costa e íntimamente ligada a ella en toda su longitud. Está formada por un muro que soporta un relleno que forma plataforma y a lo largo del cual pueden atracar los barcos.
Muelle es una estructura similar a la anterior pero que no está íntimamente unida a la playa sino por uno o varios puntos, Puede ser paralela, perpendicular o diagonal respecto a la playa.
El Puerto de Mazatlán originalmente estaba formado por una bahía de mil metros de ancho por dos mil metros de largo, abierta al mar por el sur, limitada al oriente por la Isla de la Piedra y el Cerro de la Isla de Chivos, al poniente por los Cerros del Vigía, Azada y Crestón, y al norte por la Playa sur y la salida del Estero de Urías llamado Canal del Astillero. El estado original del puerto se fue transformando por las siguientes obras hasta el año 1949:
1. Rompeolas Montesillas (Isla de la Piedra)–Chivos, construido de 1912 – 1930.
2. Rompeolas Vigía–Azada–Crestón, construido de 1930 a 1932.
3. Escollera “A” que se desprende del extremo sur de lo que era el muelle del Astillero, con dirección norte-sur, en la orilla poniente del canal de navegación, que fue construida en etapas desde 1940 a 1948.
4. Malecón “B” que se indica en el extremo sur de la escollera “A” con dirección oriente poniente, construido para retener el material degradado, en el año de 1948.
5. Rompeolas “D” que se extiende desde el Cerro del Crestón hacia el oriente, cuya construcción se inició en septiembre de 1948 y se suspendió en diciembre de 1949, quedando pendiente una parte de su coronamiento.
El proyecto oficial que la Secretaría de Marina estaba llevando a cabo consistía de las siguientes obras:
1. Construcción de un Malecón “B” descrito en el anterior punto 4, realizado en el año 1948.
2. Construcción de un Rompeolas “D” descrito en el anterior punto 5, realizado (sin concluir) en los años 1948 y 1949.
3. Construcción de una escollera “C”, prolongación de la escollera “A” a lo largo del Canal de Navegación, que debía encontrar al rompeolas “D” que se desprende del Cerro del Crestón, cuya construcción fue cancelada posteriormente.
4. Relleno del área entre el Malecón “B”, el rompeolas “D” existentes y la cancelada escollera “C”, trabajo que también fue cancelado.
5. Dragado del Canal de Navegación a 10 metros de profundidad, colocando el materialde dragado en el área ganada al mar.
6. Pavimentación de área de muelles.
7. Construcción de vías de ferrocarril desde la entonces Estación Terminal del Ferrocarril SubPacífico de México hasta los muelles.
En cuanto a mi crítica al proyecto Oficial antes descrito que le expuse a mi maestro de Puertos, ingeniero Roberto Mendoza Franco, destacaba el hecho de que la zona en que se encontraba localizado el Puerto, quedaba expuesto a los vientos del sur, sureste y suroeste.
Aunque estos vientos sólo soplan algunos días del año, son los de mayor intensidad y provocan oleajes muy fuertes que entonces entraban al interior del Canal del Astillero y en tiempos pasados habían causado hundimientos y colapsos de embarcaciones que se estrellaban contra el Cerro del Crestón o del Vigía (la barca alemana “Enriqueta BEN” en octubre de 1885 y la
barca danesa “Clara” en octubre de 1902, entre otras). Para evitar esa amenaza propuse la construcción de un rompeolas que se iniciara en la Isla de Chivos y cuya dirección fuera perpendicular a la dirección del oleaje predominante (mi maestro ingeniero Mendoza Franco me indicó que lo llamara Rompeolas “H”, letra tomada de mi apellido.
La función de este rompeolas “H” sería:
a) Dar mayor seguridad a las embarcaciones dentro del abrigo.
b) Hacer que el acceso de las embarcaciones al Puerto durante algún temporal no fuera peligroso.
c) Evitar o retardar la entrada de azolves por la bocana.
Asimismo propuse que para lograr un mejor funcionamiento del Puerto no era conveniente construir la escollera “C” descrita en el punto 3 del Proyecto Oficial, ya que de hacerlo era muy posible que se acumularan azolves que perjudicarían el Canal de Navegación, y por otra parte
cerraría un espacio que pudiera aprovecharse como Antepuerto donde podían atracar embarcaciones de menos calado (actualmente se utiliza para el movimiento de los transbordadores).
Llegó el momento de ponerme a trabajar para demostrar la validez de mi propuesta, por lo que, al mismo tiempo que construía la casa de Don Guillermo Azcona, dedicaba el tiempo necesario para recabar la información que yo requería para desarrollar mi tesis en la Residencia de Obras
Portuarias de Mazatlán que estaba a cargo del ingeniero Zayas, quien me dio todas las facilidades al permitirme tener acceso a los diferentes estudios realizados; de batimetría (profundidades); propagación de azolves; de los vientos; de las corrientes litorales; de las mareas; alturas; propagación y energía de las olas, etc.
Tomando en cuenta los estudios anteriores, realicé los cálculos necesarios que me permitieron encontrar los elementos para el proyecto del Rompeolas “H” que comprendían: la orientación que debía tener, la altura de la corona sobre el nivel del mar, la profundidad, el ancho de la base y del coronamiento, la inclinación de los taludes, el peso de las piedras para el núcleo y para el revestimiento, procedimiento de construcción, maquinaria y equipo necesarios, costos y programas de trabajo.
Ya únicamente me faltaba ordenar la impresión de mis tesis, para lo cual tenía que irme a la Ciudad de México. Antes de hacerlo tuve que asegurarme de dejar en buenas manos las obras de construcción que tenía a mi cargo. Me arreglé con mi compañero de la Escuela Nacional de Ingenieros Ing. Jaime Tarriba Rodil, quien se había venido a Mazatlán a trabajar con la Compañía Utah Contractors, que tenía a su cargo las obras del Puerto.