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"Evangelización, Educación y Cultura"

"Amén, una expresión profunda de fe"

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19/08/2020 19:37

    Padre Amador Campos Serrano

    Usada en la liturgia de varias denominaciones religiosas, el término amén tiene un carácter universal, aun cuando la conciencia exacta de su significado escapa en una gran mayoría de las veces, atribuyéndole diversos significados equívocos, como puede ser el de una expresión para dar por terminada una discusión o hacer sentir a una persona que está repitiendo continuamente el mismo tema.

    En los tiempos en que fue escrito el Antiguo Testamento, el idioma en uso era el arameo, que más que una lengua era un conjunto de lenguas con una raíz común habladas en Medio Oriente, de las cuales se derivan el hebreo y el árabe, entre otras, en ellas el arameo impone sus rasgos personales.

    Originado en esta región, el término amén es una expresión semita usada para mostrar solidez, fuerza y seriedad en la toma de decisiones, así como una aceptación completa y un compromiso total.

    El término se dice que procede del verbo arameo aman, cuyo significado es el equivalente a la idea de estar sobre una roca bien cimentada, sólida y firme, que no se moverá y por lo tanto productora de seguridad.

    El arameo prevalece como lengua litúrgica en la religiosidad, tanto de judíos, árabes y cristianos, en algunos aspectos con tan solo leves variaciones.

    Esta expresión puede ser usada de dos maneras, primero como una respuesta del hombre alabando a Dios, al reconocer la sublimidad de su ser divino y la segunda como una respuesta de profunda fe en la oración.

    Aparece en las Sagradas Escrituras la palabra amén por primera vez en el libro de las Crónicas, como respuesta a una alabanza en la cual el Rey David encabeza la organización del culto ante el Arca de la alianza, símbolo de la presencia de Dios, al final de ella el pueblo exclamo un unánime amén, como un signo de aceptación de la presencia de Dios y su obediencia.

    En el ambiente de los tiempos bíblicos del Antiguo testamento, quería significar, credibilidad y seguridad total, al expresarlo el hombre, tenía la profunda seriedad del compromiso de un juramento.

    Para nuestro ambiente actual, esta expresión viene a ser el equivalente de una afirmación ante una exposición doctrinal o ante una aseveración a la cual se respondería; estoy de acuerdo, eso mismo afirmo yo o como comúnmente se traduce así es o así sea.

    Al decir amén, en una celebración litúrgica, se busca mostrar la verdad encerrada en Dios, pues Él es la verdad en toda su expresión y al decirlo se afirma la aceptación de una verdad en toda su plenitud.

    Jesús continuamente hablaba de la verdad y él mismo se proclamaba como la verdad, así como el camino y la vida, por ello al decir la palabra amén al final de una oración la verdad divina encerrada en Él se convierte en aceptación de la verdad divina que es el mismo Dios.

    Es importante conocer el significado y el sentido de esta expresión para no decirla solo maquinalmente, sin percibirla en su contenido, como una profunda afirmación de fe