Amigos, compañeros y camaradas
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La relación entre estas tres palabras es muy estrecha, aunque muchas veces se privilegia la amistad sobre la camaradería y el compañerismo. No obstante, las tres acepciones son fuertes y cargadas de profundo simbolismo.
Camarada es quien comparte la vivienda, habitación o cuarto de dormir. Cámara proviene del griego y el latín, donde significa estancia, bóveda. En italiano se dice: la mia camera, para referirse a mi habitación. Palabras derivadas son camerino, camarote, camarera.
Compañero es el que comparte su pan con otro. No se trata de una relación casual, puesto que se comparte la misma comida, y la comida no se ofrece a los adversarios. Por eso, el reproche de Jesús a Judas después de compartir la última cena, y besarlo en la mejilla: “¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!” (Lc 22,48).
Para el escritor italiano y veterano de la Segunda Guerra Mundial, Mario Rigoni Stern: “los de la Resistencia somos Camaradas porque hemos partido el pan cuando había hambre; pero, también, juntos hemos vivido el pan de la libertad, que es el más difícil de conquistar y mantener”.
La palabra amigo implica gran contacto y cercanía, puesto que el término deriva de la raíz del verbo amar. Etimologías populares dicen que proviene de anima (alma) y custos (guardar), que sería el que guarda, custodia o conserva tu alma. Lo cierto es que un amigo se define como el otro yo, pues hay una identificación esencial con la persona amada. Quien tiene un amigo, tiene un defensor y un muro protector, como dice el libro del Eclesiástico: “El amigo fiel es seguro refugio, el que le encuentra, ha encontrado un tesoro. El amigo fiel no tiene precio, no hay peso que mida su valor” (Eclo 6,14-15).
¿Soy amigo, compañero y camarada?
