Epitafio es la inscripción escrita sobre la lápida de una tumba.
Generalmente, es una expresión corta en la que se recuerda algún pensamiento de la persona fallecida. En otros casos, se busca una frase que condense la vida de quien ha partido. Hay epitafios graves y profundos, cómicos y desenfadados, y hasta agresivos y amenazantes.
“Caminante, no llores mi muerte: Si yo viviera, tú estarías muerto”, señala el epitafio del político Robespierre. “Aquí yace un famoso cardenal que hizo más mal que bien. El bien que hizo, lo hizo mal; el mal que hizo, lo hizo bien”, precisa el del Cardenal Richelieu.
Tres epitafios cubanos fueron escritos con sorprendente humor. “Aquí descansa mi querida esposa Brujilda Jalamonte. Señor, recíbela con la misma alegría con la que yo te la mando”, dice el primero. “Tomás Jimoteo Chinchilla. Ahora estás con el Señor. Señor, cuidado con la cartera”, alerta el segundo. “Aquí descansa Pancracio Juvenales. Buen esposo, buen padre, mal electricista casero”, testimonia el tercero.
El del comediante Groucho Marx, lógicamente, está escrito con un humor cáustico: “Perdone que no me levante”. El epitafio de la dramaturga Dorothy Parker no se queda atrás: “Disculpen el polvo”. El del comediante Walter Chiari, también resulta interesante: “Amigos, no lloréis, es que tengo somnolencia atrasada”.
El epitafio de Isaac Newton es muy elogioso, aunque él no deseaba frases que le tributaran honor. Se le llama Sir, se dice que su fuerza mental era casi divina y que estaba dotado de una resplandeciente matemática.
“Defendió en su Filosofía la Majestad del Todopoderoso y manifestó en su conducta la sencillez del Evangelio. Dad las gracias, mortales, al que ha existido así, y tan grandemente como adorno de la raza humana”.
¿Cuál sería mi epitafio? ¿Qué frase condensaría y describiría mi vida?
@rodolfodiazf