"¿Muros o puentes?"

Desde la antigüedad, el ser humano ha construido muros y fortificaciones para dividir espacios y buscar seguridad, ya sea de los animales, del clima o de ataques de pueblos invasores.

 

Hasta en el relato bíblico se afirma que cuando el hombre desobedeció, Dios lo expulsó del paraíso y “puso delante del jardín de Edén querubines, y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida” (Gn 3,24).

 

La muralla china, el muro de los lamentos, el muro de Berlín, la muralla de Troya, el muro de Adriano, las murallas de Stone, el muro de Babilonia, la murallas de Zimbabwe, la muralla Aureliana, el muro del Sahara, la muralla de Ávila, la muralla de Dubrovnik, la muralla de Cartagena, son solamente algunos ejemplos.

 

El tema ha cobrado gran actualidad por la necedad del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de levantar el muro entre México y su país. A pesar de que la tendencia actual es la globalización, comunicación y colaboración sin límites entre las diversas naciones, Trump insiste en construir el muro fronterizo y amenaza con que México pague el costo.

 

Esta terquedad pone en grave riesgo las relaciones bilaterales y entorpece el camino de la paz. De hecho, ya fue motivo de suspensión de la visita que realizaría la próxima semana el Presidente Peña Nieto a Estados Unidos.

 

Sin embargo, lo más importante no es lo que esté diciendo Trump, sino lo que los mexicanos estemos decidiendo. Para todo muro existirá siempre un caballo de Troya. Lo fundamental es que elaboremos con detenimiento y responsabilidad nuestras propias estrategias.

 

Hay que socavar el muro; pero, sobre todo, es necesario construir puentes. En nuestras ciudades también erigimos murallas de división y protección, pero pocos puentes de convivencia.

 

¿Construyo muros o puentes?