Hay personas que viven eternamente angustiadas, con el ánimo oprimido, abrigando pensamientos negativos, inoculando pesimismo en su entorno, sin ganas de vivir y previendo escenarios catastróficos.
Desde esta perspectiva, no hay espacio para el entusiasmo, alegría y diversión. Todo es trabajo, estrés, fatiga, riesgo, tensión y excesiva responsabilidad. Esta postura es la que Alejandro Rozitchner denomina como Filosofía de la gravedad.
“La representación ‘grave’ del mundo es un escudo antivida que ciertos individuos adoptan como solución frente a los desafíos inevitables de la existencia. No es el resultado de una posición sabia, es el rechazo de los riesgos naturales de la existencia, la evaluación de todo para el lado de lo peor, señaló.
“Todo es muy importante y grave y hay que joderse mucho todo el tiempo. O bien: todo es tremendo y peligroso, la realidad es amenazante y está llena de trampas y falsedades. Esas son las premisas de una visión del mundo muy común, que pasa por ser la encarnación de la verdad y la sensatez”.
Las consecuencias de esta postura son: “temor, impotencia, incapacidad, victimización, falta de empuje, ausencia de ganas de vivir, ignorancia respecto del grado de dificultad real que caracteriza a la realidad posible”.
Rozitchner precisó que quienes padecen el síndrome de la gravedad comparten una obsesión por comunicar lo negativo, angustiante y terrible. “Hay personas que sólo contactan entre sí a partir del cultivo de la gravedad, personas a las que uno no puede llamar por teléfono si no tiene algo feo que contar. Pero si lo tiene... ¡qué sentimiento de comunión se genera! Prefiero otros modos, más valiosos, livianos, divertidos y creadores”, mencionó.
¿Soy presa de la filosofía de la gravedad? ¿Soy incapaz de ver el lado positivo de la vida? ¿Veo donde quiera “moros con tranchete”?
Twitter: @rodolfodiazf