La actual crisis de inseguridad en Sinaloa nos está mostrando la profundidad del arraigo que tiene el narcotráfico, no sólo en el estado, sino en todo el País. La cantidad de homicidios, de “levantones”, de desaparecidos, locales de negocios y domicilios incendiados, y hasta víctimas inocentes (daños colaterales, se dice eufemísticamente), son la muestra palpable de ello.
Ante esta situación, la ciudadanía empieza a responder en encomiables actos de resistencia; protestando y exigiendo a las autoridades mayor eficacia contra la inseguridad y, hasta la renuncia de las autoridades gubernamentales que, según percepción de muchos ciudadanos, está siendo superada por los hechos.
Desde nuestro punto de vista, además de exigir resultados al Gobierno, es tiempo de hacer una revisión amplia y profunda de cómo se llegó a esta situación, pero sobre todo realizar propuestas para salir o, al menos, mitigar considerablemente los enormes daños que se están ocasionando.
En esta revisión y presentación de propuestas, todos los sectores sociales deben participar, no sólo alzando la voz, pues de alguna manera todos tenemos alguna responsabilidad, sea tolerando los ilícitos con nuestro silencio o, inclusive siendo parte de ellos: todos sabemos de algún inmiscuido con aquellas actividades “lavando” dinero, silenciando nuestras voces por temor o por “valemadrismo”, consumiendo drogas ilícitas, reproduciendo los símbolos con afiches portándolos sobre nuestros cuerpos o en nuestra ropa, y promoviendo la música que hace apología del delito.
Es momento de que todas y todos hagamos una “mea culpa” para pasar, desde ya, a llevar a realizar, desde nuestros propios espacios, lo que a todos nos corresponda: no basta con inconformarnos y protestar.
Decía que todas las instituciones y organizaciones debemos participar: en primer lugar, por supuesto, los gobiernos de los tres niveles de gobierno y los distintos poderes; los partidos políticos, las agrupaciones patronales y de trabajadores; el clero desde sus púlpitos, los clubes de cualquier tipo, las instituciones educativas. Lo que estamos proponiendo aquí es un Amplio Pacto Social por la Pacificación de Sinaloa, mismo que sea firmado y comprometido formalmente por todos.
Los medios de comunicación, por ejemplo, deberán comprometerse a no difundir información que pueda entorpecer las investigaciones y operativos contra el crimen organizado, cuidar criterios editoriales para no ser mensajeros de los grupos delictivos, y dejar en claro que la violencia la generan los delincuentes.
Los gremios de artistas musicales tienen también responsabilidad en la reproducción de estos símbolos. Los llamados “narco-corridos” son una expresión, que en mi opinión no deben prohibirse, pero los músicos y las disqueras sí que pueden cuidar su línea editorial artística, cuidando no hacer apología del delito. Pues una cosa es describir en un corrido la realidad que vivimos (justificación que hacen muchos artistas), y otra, es el sentido que se le da a esa realidad en sus canciones. Cuidando pues, de no enaltecer la violencia que se reproduce en nuestros jóvenes.
Las instituciones educativas también tienen una gran responsabilidad social, en este caso corresponde estudiar, reflexionar y dar soluciones a los problemas de la sociedad. Si bien es cierto que algunos de sus investigadores han realizado estudios de alta calidad, hasta la fecha no se les ha tomado en cuenta.
Sobre la historia y denuncia de “el narco”, Luis Astorga o Froylán Enciso tienen una amplia bibliografía; sobre sus efectos en la sociedad, Arturo Lizárraga, Juan Carlos Ayala, o Roberto López, han hecho lo propio; sobre los efectos en la cultura regional, Nery Córdova, Roberto Mendieta, o Marco Núñez, los han señalado, al igual que artistas en sus diferentes facetas (pintura, poesía, teatro), pero se les ha ignorado.
En lo que corresponde a la Universidad Autónoma de Sinaloa, a través del Cuerpo Académico Consolidado “Movimiento migratorio y desarrollo regional” (UAS-CA-170) mismo del cual formo parte y lidero, nos hemos planteado la necesidad de realizar foros de análisis y propuestas en los que participemos profesores, investigadores y estudiantes de los diferentes niveles.
Hacemos la invitación a los demás Cuerpos Académicos y a otras instituciones a que hagan lo propio.
Es cuanto...