Andrea Chávez y otras dedicatorias en los lineamientos de Morena
Los lineamientos aprobados el pasado domingo por el Consejo Nacional de Morena tienen dedicatoria. De manera personal, se dirigen hacia senadoras y senadores que buscan sacar ventaja de su cargo y sus apellidos de cara a la elección de 2027, y a algunos personajes relacionados con el Poder Judicial.
Y, de forma general, muestran que la Presidenta Claudia Sheinbaum, a pesar de ser “militante con licencia”, tiene una influencia innegable en el partido-movimiento.
Los 364 consejeros y consejeras de Morena se reunieron este 4 de mayo en la Ciudad de México, para poner en lineamientos una serie de reglas que habrán de imponerse en la contienda de 2027.
Dadas las circunstancias políticas del País, que se ha quedado sin Oposición, a la dirigencia nacional de Morena le preocupan más las pugnas internas que el surgimiento de figuras que puedan competir seriamente por una Gubernatura bajo las siglas del PRI, del PAN o de MC.
Pero las reglas parecen confeccionadas para prohibir o corregir conductas ya presentes en Morena y sus aliados.
1. Austeridad: la dirigencia partidista prohibió que sus militantes sean ostentosos; es decir, que usen vuelos privados, camionetas blindadas, guaruras, ropa o joyería de marcas lujosas; que encabecen actos suntuosos o con derroche de recursos públicos o privados, o que incurran en excentricidades.
A juzgar por lo aprobado, más de un Senador, Diputado, funcionario de Gobierno o candidata a ministra de la Suprema Corte de Justicia debería revisar lo que está haciendo, pues claramente contraviene esos principios.
2. Independencia de los poderes fácticos: rechazar el amiguismo, el influyentismo, el compadrazgo, el sectarismo o recibir de poderes empresariales, gremiales o medios de comunicación, recursos o favores para beneficiarse políticamente. Es una especie de regla anti Arturo Zaldívar, recientemente exhibido por Aristegui Noticias como beneficiario de una operación de Televisa fraguada desde el “palomar” de sus instalaciones en Chapultepec.
3. Respeto e igualdad entre la militancia. Con esta regla, la dirigencia a cargo de Luisa María Alcalde busca que las contiendas internas no se salgan de cauce. Por ello, se prohíbe descalificaciones, acoso o filtraciones dolosas entre morenistas. Se pretende inhibir la división, la desconfianza y la confrontación entre militantes. Situaciones aparentemente “normales” entre compañeros de un partido cuando llega al poder: lo mismo vivieron el PRI, el PAN y el PRD cuando gobernaban a nivel federal o local, pero también lo vive Morena desde hace varios años, como quedó claro durante la contienda interna de 2023 entre las “corcholatas”, cuando la propia Sheinbaum fue víctima y victimaria durante su contienda con Adán Augusto López, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal.
4. Nepotismo: la regla de que un familiar no pueda suceder a su esposo, padre, primo o hermano fue propuesta por la Presidenta Sheinbaum en una reforma constitucional. Sin embargo, los senadores de Morena movieron la reforma y mandaron este mandato hasta 2030, en una maniobra que beneficiaba al menos a tres personas específicas que quieren gobernar su estado a partir de 2027: Félix Salgado Macedonio, cuya hija gobierna Guerrero; Saúl Monreal, cuyo hermano gobierna Zacatecas, y Ruth González Silva, cuyo esposo es Gobernador de San Luis Potosí, que a pesar de ser militantes del Partido Verde, dependen de Morena para conservar el estado.
5. Valores democráticos: entre 10 eufemismos, la dirigencia de Alcalde redactó una regla anti Andrea Chávez, la Senadora de Chihuahua que, sin pudor alguno, ha llevado a cabo actos anticipados de campaña para promover su candidatura a Gobernadora en 2027. El sexto punto de este quinto eje que señala conductas contrarias a los principios partidistas dice a la letra: “Utilizar recursos públicos, programas de bienestar o esquemas de financiamiento privado para promover la imagen de una persona servidora pública y posicionarla en el conocimiento de la ciudadanía con fines político-electorales fuera de los tiempos legales de precampaña o campaña, o para influir de cualquier forma en la equidad de una contienda electoral”. Más claro, ni el agua.
Hoy que se habla tanto del sexenio de Ernesto Zedillo, vale la pena destacar una diferencia más entre el ex Presidente y la Presidenta.
Hace 30 años, en una Asamblea Nacional del PRI, Zedillo advirtió a los priistas que marcaría una “sana distancia” entre el PRI y su gobierno, y prometió cortarse el “dedo”; es decir, renunciar a la prerrogativa no escrita de nombrar a su sucesor.
Sheinbaum se ha alejado de ese modelo, y hoy tiene un poder e influencia dentro de Morena que, aunque con regateos en las cámaras del Congreso de la Unión, al menos esta vez fueron reconocidos por el Consejo General.
Probablemente los dirigentes de las bancadas y los presidentes de las Cámaras (Adán Augusto López, Gerardo Fernández Noroña, Ricardo Monreal y Sergio Gutiérrez Luna) no estén contentos con los resolutivos. Probablemente acaban de perder poder e influencia de cara al 2027, cuando se renovarán 16 gubernaturas y los municipios de 30 estados.
Las cartas del juego de 2027 dentro del partido-movimiento gobernante, incluidos sus aliados, Verde y PT, se han puesto sobre la mesa, con reglas que imponen límites sugeridas por la Presidenta.
Mala tarde para Andrea Chávez (que sigue diciendo que los lineamientos no son dedicados a ella), para Saúl Monreal, para Félix Salgado y para Ricardo “El Pollo” Gallardo, quienes ya se preparaban para mantener el poder familiar en sus estados.
Tampoco son buenas noticias para la Oposición, que contempla inmóvil cómo el oficialismo se prepara para seguir ganando elecciones en 2027.