Antes que la Presidenta habló la realidad
La visita: ánimo a Sinaloa, apoyo a Rocha

OBSERVATORIO
26/05/2025 04:02
    No se les halla: si a la delincuencia el Gobierno le da abrazos, se quejan; si le dispara balazos, se decepcionan.

    A quienes se declaran desilusionados porque la Presidenta Claudia Sheinbaum no trajo en su visita a Mazatlán la panacea para resolver la crisis de la seguridad pública, el problema es que no quieren ver que un día antes mostró lo que es el único remedio posible, con la neutralización de Jorge Humberto Figueroa Benítez, alias “La Perris”, considerado el principal estratega de la acción violenta de una de las células criminales confrontadas al interior del Cártel de Sinaloa. No se les halla: si a la delincuencia el Gobierno le da abrazos, se quejan; si le dispara balazos, se decepcionan.

    Pero antes de concretarse la agenda presidencial hubo la apuesta de la Oposición política a que la Mandataria nacional cancelaría su llegada a Sinaloa, con la cual cierra el segundo recorrido oficial por el País, adelantando los adversarios la coronación de un apetito por declarar el vacío de gobierno. Y cuando supieron que sí vendría cambiaron a la táctica de descalificarla como factor de estabilidad y gobernabilidad.

    Desde que anunció en La Mañanera del 19 de mayo que vendría a Sinaloa, era predecible que la Presidenta traería algún planteamiento de esperanza para el territorio de los 11 ríos, por cierto afluentes sin agua. Lo del programa de salud pública Casa por Casa fue el pretexto y lo del llamado a participar en la elección judicial del 2 de junio es el miedo a la posibilidad de que resulte una votación desairada.

    A lo que realmente vino es a mostrar la presencia del Estado mexicano en el Sinaloa donde la fe en las instituciones decae por cada uno de los más de mil 300 homicidios dolosos, mil 400 personas privadas de la libertad por la fuerza, casi 5 mil vehículos robados, actividad económica inhibida y garantías constitucionales que amparan a medias. A esa resignificación de la resistencia y dignidad sinaloenses se refirió Sheinbaum al exponer que “lo tengo que decir grande, fuerte, que se escuche en todo México y en todo el mundo: el pueblo de Sinaloa es un pueblo trabajador, que sale adelante todos los días, que lo queremos, que lo apoyamos. Que no vamos a permitir que nadie lo estigmatice”.

    Lo otro que en Palacio Nacional fue definido como refuerzo a la gobernabilidad de Sinaloa tiene que ver con reiterar el apoyo que el llamado segundo piso de la Cuarta Transformación le brinda al Gobernador Rubén Rocha Moya, implícito no sólo en el discurso sino en toda la parafernalia del periplo de la Presidenta en Mazatlán. “Estamos apoyando a Rocha, está haciendo su trabajo y lo estamos apoyando en todo lo que necesite, todos los temas y particularmente en el tema de seguridad, todo el apoyo que necesita el pueblo de Sinaloa”, dijo.

    Sin embargo, con mayor contundencia que en el discurso, en la víspera hablaron los hechos a tono con la expectativa social por la paz que al menos en la conversación pública está bien orientada en la exigencia de anulación mediante la justicia de los generadores de violencia para restablecer la seguridad y el sistema de legalidad. En ese sentido dijo mucho el operativo donde resultó muerto “La Perris” y antes que él alrededor de mil 100 personas han sido detenidas o abatidas.

    Si bien es cierto que Sinaloa avanza a los nueve meses de narcoguerra con la crueldad del narco que colapsa todo, de igual manera llevábamos medio siglo como sociedad que sin sonrojos cohabitaba con los capos y sicarios de la principal organización del tráfico de drogas ilícitas en México. Al caer los jefes tradicionales de tales corporativos criminales, uno detenido y extraditado por vías judiciales, otro emboscado y expatriado por la traición, no esperaríamos menores consecuencias.

    Urge que además del legítimo reclamo de seguridad planteado a quienes tienen la obligación de proporcionarla, requerimiento que por la gravedad de la narcoguerra necesita del consenso mediante la tregua de diferencias de cualquier tipo, nos exijamos desde lo personal, familiar y colectivo corregir la seducción que despliega el narcotráfico en el tejido social, origen y génesis del momento actual en que abominamos la violencia fruto de la coparticipación que nunca detestamos.

    De lo contrario, podrán venir presidentes o presidentas y acabarán sexenios de gobernadores del signo político que sean, y no nos moveremos ni un ápice en nuestra circunstancia de pueblo que sobrevive con las armas del narco apuntándonos en la sien. Inclusive, en caso de que la fuerza pública lograra vencer en la narcoguerra, de todas formas deberá darse la batalla ciudadana para rescatarnos a nosotros mismos.

    Reverso

    Para fin de la guerra cruenta,

    En el Sinaloa cautivo,

    ¿Debe traer la Presidenta,

    Al hombro un cuerno de chivo?

    La árida gestión

    Si este día se realiza la conferencia de prensa semanera del Gobernador Rubén Rocha Moya quedará despejada la duda que quedó en la opinión pública sobre la respuesta que debió dar en Mazatlán la Presidenta Claudia Sheinbaum respecto a la sequía en Sinaloa que avanza en manifestar los estragos en el campo, ganadería, pesca y hasta en la disponibilidad de agua para consumo humano. La gente considera improbable que ante la preocupación que inclusive podría posarse en las próximas por encima de la angustia por la violencia, la titular del Ejecutivo federal se haya desentendido por completo de esta otra emergencia.