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"OPINIÓN"

"Apertura de escuelas: retos y limitaciones"

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    Director de investigación en Mexicanos Primero Sinaloa

    @Mexicanos1oSin www.mexicanosprimerosinaloa.org

     

    La pandemia por Covid-19 ha cambiado al mundo y ha dejado al descubierto las graves carencias de nuestro sistema educativo, así como la limitada preparación que tenemos para enfrentar lo impredecible. En días recientes, el Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, señaló que el regreso a clases se daría de forma escalonada; en los municipios libres de riesgo podrían iniciar clases el 18 de mayo y el regreso total sería el 1 de junio (si las condiciones lo permiten). Asimismo, se determinó ampliar el calendario escolar hasta el 17 de julio para compensar el tiempo de ausencia en las escuelas. En este sentido, me pregunto ¿Estamos listos para regresar a clases presenciales? ¿Es posible cumplir con todas las medidas sanitarias para garantizar la seguridad de la comunidad escolar?

    Vamos paso a paso. La escuela es fundamental para el desarrollo de las personas. Diversos estudios señalan que existe un alto costo para las y los estudiantes cuando no reciben clases, por ejemplo: tienen menos años de escolaridad, menor posibilidad de tener empleo y hasta menor salario cuando ingresan al mercado laboral. En estos casos, los estudiantes de menor nivel socioeconómico son los más afectados y tienen las mayores pérdidas de aprendizaje que se profundizan a lo largo de su vida.

    Actualmente, se llevan a cabo esfuerzos enormes por parte de las familias y docentes al participar en las diversas estrategias de aprendizaje en casa, sin embargo, no todos los alumnos han tenido las mismas posibilidades de aprovecharlo debido a las carencias que enfrentan en sus diversos contextos. El uso de la radio, la televisión y guías escolares sirven para apoyar la tarea educativa, pero no de la misma forma que aquellos que tienen los insumos y Tecnologías de la Información y Comunicación a su alcance.

    Sabemos que es necesario el regreso a clases presenciales y evitar la profundización de las brechas de aprendizaje entre los que más lo necesitan, sin embargo, no debe ponerse en riesgo la salud y seguridad de las personas, por lo tanto, deben tomarse las decisiones basadas en un análisis profundo de la situación. Aquí planteo algunas reflexiones.

    Una de las recomendaciones para enfrentar la pandemia ha sido tomar una distancia prudente (al menos un metro) de las personas para evitar el contagio, no obstante, México es uno de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con mayor cantidad de alumnos por docente. En Sinaloa tenemos aulas que superan los 40 alumnos, por lo tanto, estas condiciones complican la sana distancia.
    Para mantener las medidas de sanidad, la comunidad escolar necesitará lavar sus manos constantemente, sin embargo, son bien sabidas las condiciones de los sanitarios en gran parte de las escuelas del estado. Posiblemente será necesario utilizar gel antibacterial o cubrebocas para disminuir la posibilidad de contagio, sin embargo, la mayoría de las escuelas no tienen los recursos para cubrir estos gastos. ¿Quién asumiría la responsabilidad?

    Las niñas, niños y jóvenes requieren trasladarse a las escuelas, muchas veces en transporte público y atravesando lugares concurridos, ¿ya se pensó todo lo que esto implica? También es importante considerar que, en los recesos escolares, los alumnos conviven, gritan, juegan y disfrutan ¿Ya se diseñó algún protocolo de convivencia escolar para estos casos? Además, ¿seguirán aplicándose los filtros sanitarios implementados antes de la suspensión escolar, aunque no hayan demostrado su efectividad al carecer de la formación, materiales e insumos para enfrentar la situación?

    ¿Se ha considerado la población de riesgo como los adultos mayores que cuidan a las y los niños y su posibilidad de contagio? ¿Se conocen las condiciones de salud de los docentes como diabetes, hipertensión u obesidad que vuelvan más riesgosa la enfermedad? Hay que tener en cuenta que las niñas, niños y jóvenes también contagian el virus y algunas veces son asintomáticos.

    Existe evidencia sustentada de que se necesita regresar a las escuelas, pero debe hacerse de forma inteligente y bien planeada para lo cual la autoridad debe mostrar estrategias que garanticen la seguridad de la comunidad escolar. El virus se propaga muy fácilmente en los contextos escolares, y siendo Sinaloa una entidad con una tasa de mortalidad del 15 por ciento es importante tomarlo muy en serio. El pasado 30 de abril nos mostró que no hemos sido capaces de cuidarnos entre nosotros, ya que para algunos conseguir pizzas y pastel para el festejo del Día del Niño fue más importante que la contingencia sanitaria.

    Aún falta mucho por hacer, esta situación es inédita, por lo tanto, debemos impulsar estrategias de aprendizajes incluyentes que ponderen a las escuelas y estudiantes en contextos marginados y vulnerables, apoyar a docentes y familias reconociendo el gran esfuerzo que realizan, facilitar la conectividad digital, prevenir el abandono escolar y pensar en un currículo que apoye a las niñas, niños y jóvenes a recuperar los aprendizajes, pero esta estrategia no sólo debe ir acompañada de buenas intenciones sino también de recursos suficientes que permitan que esto se vuelva realidad.

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