Arbitrio del reloj

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    Nuestra actual palabra reloj tiene una larga historia. Deriva del griego ωρολόγιο, de donde pasó al italiano orologio (de ora, hora, y logos, palabra, tratado o contar). Sin embargo, en 1400, de acuerdo al Breve Diccionario Etimológico del filólogo Jean Corominas, se transformó en rellotge, tomado del Catalán.

    Desde tiempos inmemoriales, el ser humano sintió la necesidad de medir, regular, controlar y programar sus actividades, de ahí que urdió la forma de contabilizar el paso del tiempo. Un instrumento primitivo que inventó para lograr tal cometido fue la clepsidra.

    El nombre de este objeto significa literalmente “robar el agua”, pues proviene de las palabras griegas κλέπτειν (clepto, por eso a quien tiene propensión al hurto se le llama cleptómano) e ὕδωρ (ídor, agua, de donde deriva hidráulico y otros muchos términos semejantes).

    La clepsidra se comenzó a utilizar hacia el Siglo 16 antes de Cristo por los egipcios. Se conoce también su uso entre los persas y chinos, por nombrar otras culturas. Consistía en un recipiente con marcas internas que se llenaba de agua hasta una cierta proporción y, mediante un orificio en la base del mismo, se permitía la salida del líquido hacia otro recipiente con marcas externas, de manera que se podían registrar diferentes etapas y tiempos para calcular el transcurso de los horarios. Por eso, recibía, también, el nombre de reloj de agua (era el mismo procedimiento utilizado en el reloj de arena) y era ideal para medir el tiempo cuando no había sol.

    Nuestra actual palabra reloj tiene una larga historia. Deriva del griego ωρολόγιο, de donde pasó al italiano orologio (de ora, hora, y logos, palabra, tratado o contar). Sin embargo, en 1400, de acuerdo al Breve Diccionario Etimológico del filólogo Jean Corominas, se transformó en rellotge, tomado del Catalán.

    El transcurrir del tiempo y su preciso arbitrio por el reloj es implacable; por eso, Roberto Cantoral suplicó en su canción: “Reloj, no marques las horas... Detén el tiempo en tus manos... Reloj, detén tu camino porque mi vida se acaba”.

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