La palabra armonía deriva del griego y latín, significa ajustamiento, combinación o concordancia de elementos diferentes para crear algo nuevo y coherente.
En música se utiliza este concepto para indicar sonidos simultáneos que se entrelazan en acordes, ofreciendo una melodía artística y agradable.
Empero, su uso no se acota solamente al plano musical, se extiende a cualquier otro campo que denote acoplamiento y convivencia.
La armonía interior tampoco se restringe al éxito, riqueza o felicidad, sino que es producto de una equilibrada manera de vivir; es decir, se alcanza un equilibrio emocional, mental y espiritual mediante una meditación profunda, que conduce a una acción de aceptación, gratitud y paz interior.
Mientras Javier Cercas conversaba en Mongolia con un sacerdote, un monje budista y un abad, el concepto armonía interior brotó espontáneamente, al hablar de la fraterna relación entre las diversas religiones que en ese país conviven.
El monje, llamado Altan, señaló: “El budismo no rivaliza con nadie. El budismo respeta todas las religiones. Y busca la armonía interior. Eso es para nosotros lo más importante”. A su vez, el Padre Ernesto Gerolamo Viscardi, originario de la provincia de Bérgamo, en Italia, expresó: “Pero la armonía interior es una armonía exterior. Es una armonía consigo mismo y con los demás”.
El monje Altan, corroboró: “La armonía interior conlleva una armonía con el mundo. Y con la naturaleza. Todo empieza y acaba en la armonía. Según las enseñanzas de Buda, primero construimos el cambio dentro de nosotros, y luego lo trasladamos fuera. Y ese cambio significa paz, armonía”.
En la ópera Tosca, Mario Cavaradossi canta en el primer acto, escenificado en la iglesia de Santa Andrea della Valle: “Recóndita armonía de bellezas diversas... El arte, en su misterio, une las diversas bellezas y las confunde”.
¿Vivo en armonía?