Las Olimpiadas 2024, no han traído ninguna novedad para los atletas mexicanos, lo cual, no es de extrañar, ya que, para el gobierno, aún bajo el presente, que se dice de la transformación, la actividad deportiva no ocupa un lugar preponderante para el desarrollo integral de sus ciudadanos. Sí, igualito que bajo los gobiernos del pasado, incluyendo la dudosa administración de la Comisión Nacional del Deporte, bajo la titularidad de la que fue una brillante atleta de corte internacional pero que como encargada de la conducción del deporte nacional, ha sido una decepción.
Pese a todo lo anterior, vaya el reconocimiento a los atletas olímpicos mexicanos, a los que les ha sobrado corazón procurando representar dignamente a nuestro país, y en un salto triple, pasemos a otra cosa mariposa.
Bajo este gobierno de la 4T, para los malquerientes del líder, cuatreros, son varias las normas establecidas para el beneficio de los trabajadores, lo cual está bien, sin embargo, también hay que señalar que, a cambio de ellas, no ha habido reciprocidad para el sector patronal, que es el que crea y mantiene las fuentes de empleo. Entre otras acciones gubernamentales, podemos recordar el incremento significativo al salario mínimo general y el ensanchamiento de los períodos vacacionales y está por hacerse realidad la llamada “ley silla” que contempla descansos durante la jornada laboral, así como la obligación de evitar que los trabajadores permanezcan parados por largas horas, como es el caso de las cajeras en tiendas de autoservicio, por ejemplo.
En el horno se encuentran iniciativas que pretenden darle un vuelco al pago de aguinaldo, así como la referida a la disminución de las jornadas laborales; ambas, con un fuerte impacto en el costo de mano de obra de las empresas.
Hay por ahí otro tema que, si bien es cierto, procura el bienestar de los trabajadores, al final, en algunos casos, le pega al bolsillo. Me refiero a las horas extras y el nuevo juego legal para las mismas, que no de respetarse por parte de los patrones, les puede acarrear fuertes multas, y en casos extremos, hasta cárcel, ya que la omisión se considera un delito del orden penal.
Para muchos trabajadores, el acumular horas extras les representa un incentivo para incrementar su ingreso salarial, sin embargo, tal posibilidad ha quedado limitada y solo se permitirá el ejercicio de nueve horas semanales, tal y como se contempla en la Ley Federal del Trabajo, ya que un número mayor, de acuerdo a la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas, se considera como explotación laboral, de tal suerte, que los patrones que debido a su giro comercial o de servicios, incurre en dicho supuesto, se arriesga a purgar una pena de tres a diez años de prisión y el pago de una multa que va de cinco mil a 50 mil días, calculada con base en la UMA vigente a la fecha de su aplicación.
Se entiende que se procura el bienestar de la clase trabajadora e incrementar el tiempo de convivencia del trabajador con su familia; asimismo, el gobierno va en la búsqueda de que se genere un mayor número de empleos que eviten el desarrollo de tiempo extraordinario laboral, sin embargo, todo esto repercute, insisto, en el ingreso de los trabajadores, factor indiscutible en el sostén de su estado de bienestar.
Así están las cosas para los patrones, a los que por todos les llueve, con un incremento de obligaciones exigidas por el gobierno, a las cuales, también se les adosan, las impuestas por los señores que, tras bambalinas, les exigen el pago de derechos. ¡Buenos días!
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