Pretenden intimidar
el ejercicio periodístico
El atentado con granadas contra el periódico El Debate, que afortunadamente no cobró víctimas, es un artero ataque a la libertad de expresión y, como lo dice José Isabel Ramos, su Director General, una intimidación al ejercicio del periodismo sinaloense.
Manifestamos nuestra solidaridad con los directivos y personal de ese medio, y nuestro más enérgico reclamo a las autoridades de justicia de que se capture y castigue a los responsables.
Comprendemos el desconcierto, el miedo, la impotencia, el agravio y el coraje contenido de los integrantes de ese medio, porque en Noroeste sufrimos un ataque similar en 1994 (si el Alzheimer no se acuerda de nosotros), cuando manos criminales y jamás castigadas arrojaron una bomba incendiaria en el área de recepción, que por suerte sólo causó daños materiales.
El ataque a ese periódico es un lamentable indicador de que ninguna institución ni autoridad de gobierno pone tope a la delincuencia organizada en Sinaloa, que a cada hora avanza con mayor descaro en el terreno que pertenece a los ciudadanos, víctimas del violento despojo.
Cuando la sociedad cree que los delincuentes ya llegaron al límite del crimen, el hampa comete una nueva y peor fechoría.
Cuando el 8 de octubre un comando de 30 gatilleros "tomó" las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública para rescatar a un detenido, se pudo haber pensado que habíamos llegado al colmo de la delincuencia. Pero no fue así, el 29 del mismo mes un grupo armado rescató un cadáver del Semefo.
Ni tampoco ahí paró el descaro, el 10 de este mes fueron "levantados" 27 jornaleros agrícolas, cuyos captores los liberaron tres días después, evidenciando la ineficacia de las autoridades, tanto en prevención como en procuración de justicia.
El domingo atentaron contra un periódico y, con ello, contra la sociedad entera, puesto que los medios son los canales de información y expresión de la comunidad; también secuestraron y liberaron al comunicador de Tv Azteca y Máxima 103.3, Nelson Amparán. Hoy no sabemos qué más se atreverá a hacer la delincuencia organizada y desatada; y mañana...
¿Y el Gobernador?
Mientras la sociedad sigue perdiendo espacios, secuestrados por la delincuencia, y el temor se extiende y profundiza, el Gobernador Jesús Aguilar Padilla y su Gabinete de (in)seguridad parecen poseer un ánimo imperturbable ante la violencia, nada los asombra, nada los conmueve, nada los indigna, nada hacen... Todo es "normal".
Ayer el Mandatario estatal no dijo "esta cara y esta boca son mías". El atentado mínimo obligaba a un comunicado público de su parte, como lo hacen los gobernantes en los estados y países donde rigen las instituciones civiles. Pero prefirió ausentarse de las actividades públicas.
Les dejó a sus funcionarios de seguridad y justicia el paquete explosivo, porque a él le tocan sólo los eventos positivos o bonitos, como la inauguración que encabezará hoy del edificio sede del Poder Judicial de la Federación.
Los secuestradores
Y a propósito del secuestro del espacio social: Ni el clima sabrosón ni el ambiente siempre festivo de Mazatlán, que relajan hasta al más tieso, propiciaron que la politóloga Denise Dresser fuera condescendiente en el análisis de los grandes problemas del País, que invitada por la Coparmex hizo el viernes en el puerto.
El diagnóstico es demoledor: México está secuestrado por sus élites económicas, políticas, intelectuales, además de la violencia del narco y la apatía ciudadana.
Sólo que en el plagio denunciado por la analista nadie pide rescate, y tampoco hay alguna institución que investigue el caso, capture a los plagiarios y libere al secuestrado.
La conclusión es poco esperanzadora, porque la periodista considera que para rescatar a la Nación es necesaria la intervención de héroes, y los ciudadanos es hora que no se deciden a ponerse la capa.
Los rehenes
La columnista describe la atonía de los ciudadanos:
"Un país desconcertado y cabizbajo donde nadie sabe a quién apelar, dónde acudir, en qué gobierno confiar... un lugar donde existen ciudadanos ya dispuestos a ceder libertades si consiguen seguridad a cambio".
Ese trazo de la apatía ciudadana encaja perfectamente en Sinaloa, donde la crisis de inseguridad ha provocado una dejadez social.
Las palabras de Denise deben haber retumbado en el salón donde ofreció la conferencia: "a quién apelar, dónde acudir, en qué gobierno confiar". Es exactamente el vacío de instituciones y de líderes que padece la entidad.
Los narcopolíticos
Aunque Dresser habló en general del País, sus opiniones no son ajenas a la realidad de Sinaloa.
"El narcotráfico y la violencia son otros síntomas de que el sistema no funciona. Muchos critican la violencia que el narcotráfico produce, pero pocos hablan de la estructura social, política y económica que la hace posible. Ese andamiaje de políticos que protegen a narcotraficantes y narcotraficantes que financian a políticos".
Y en este caso todos somos rabones, los vecinos que hacen fiesta y sientan al narquillo del barrio en la mesa de honor; el político que llega alto porque un capo le puso bajo los pies sendas pacotas de billetes; el malandrín que crea empresas y genera empleo con dinero manchado de sangre y tragedia; y el narco que ávido de poder decide legislar o gobernar, porque fuero y camioneta blindada lo hacen prácticamente invulnerable, intocable.
Al igual que Dresser, esta casa editorial ha denunciado el peligro de la narcopolítica, colada hasta el tuétano social y gubernamental, y las advertencias de la politóloga refuerzan nuestra tesis. Parece que no somos los únicos que gritamos en el desierto, las voces de alerta empiezan a multiplicarse.
Primero los cuates
Y si alguna duda había de que la triste realidad de Sinaloa no es tal como en el resto de país (y en algunos casos peor), leamos a Denise:
"Un Estado depredador, cínico, oportunista, donde el objetivo del Gobierno no es garantizar bienes públicos, como hospitales, clínicas, escuelas, sino producir bienes privados para sus funcionarios y sus amigos".
Con agudo ingenio, la analista bautiza a ese sistema económico como "capitalismo de cuates". ¿A poco no describe exactamente lo que sucede en Sinaloa?
Tan cuates que algunos viven juntos en el mismo fraccionamiento privadísimo (inexpugnable hasta para el Ejército), como Corleone y su Familia en su fortaleza de Long Island.
Tan cuates como la Generación del Centenario, cuyos integrantes gozan de chamba en el Gobierno por el mérito de haber compartido carrera con Jesús Aguilar Padilla.
Gallina maniada
La lista de los grandes problemas de México es cerrada por la apatía de los ciudadanos, en los que paradójicamente radica la solución.
De acuerdo con Dresser, el rescate del País sólo puede ser realizado por los ciudadanos, pero se requiere que decidan dejar la apatía y transformarse en héroes:
"Hacen falta los héroes grandes y pequeños..., hacen falta los mexicanos que recogen la basura en lugar de tirarla, los que pagan sus impuestos en lugar de evadirlos, los que se paran en el semáforo en lugar de debatir si lo hará o no, los mexicanos que denuncien la corrupción, los que estén dispuestos a comportarse como dueños de su País y no sólo como inquilinos que lo rentan".
Aquí en la entidad, con sus honrosas excepciones, la inseguridad tiene a los ciudadanos tan desconcertados y pico caídos como la gallina maniada que utilizaron en sus bailes los indígenas que recién celebraron la Danza por la Tierra en la Isla de Orabá.
Malecón es columna institucional de esta casa editorial
maleconcul@noroeste.com