El problema de la contaminación ambiental es cada día más grave. Los seres humanos no hemos aprendido a cuidar los ecosistemas. Millones de toneladas de basura son arrojados diariamente sin ningún rubor ni problema de conciencia. Ayudar a limpiar y barrer no es la solución -aunque ayuda en mucho-, lo fundamental es evitar tirar la basura.
El excesivo consumo de la sociedad actual no apoya las medidas de cuidado y limpieza del medio ambiente. Los residuos siempre van a existir, pero hay que saber manejarlos y controlarlos. La regla de las tres erres sigue siendo una medida doméstica e industrial muy eficiente: reducir, reusar y reciclar.
Si volvemos nuestra mirada al equilibrio y cantidad de los alimentos que consumimos, notaremos que existe mayor conciencia del daño que provocamos a nuestro organismo cuando no regulamos su ingesta.
¿Cuántas dietas conoce o ha comenzado usted alguna vez, aun cuando no las haya concluido? El cuerpo, al igual que el planeta, nos indica cuándo es necesario atender su cuidado de manera urgente y estricta.
En el terreno emocional se debe proceder con el mismo tacto. Si lo que deglutimos físicamente nos puede enfermar o lesionar, con mayor razón nos afecta negativamente un desorden en el plano de las emociones.
¿Hemos recapacitado, alguna vez, en el demoledor o estimulador efecto que tienen las palabras que proferimos sobre alguna persona? Si es una apreciación o elogio la afectará positivamente, pero si es un reproche o queja la impactará de manera negativa y hasta depresiva.
¿Soy consciente del efecto que logran las humillaciones, enojos, regaños, frustraciones, desprecios, miedos, tristezas y un sinfín de emociones negativas que deposito en el banco emocional de los demás? ¿Calibro el efecto positivo que se les inyecta cuando elogio, reconozco, aprecio y estimulo su desempeño?
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@rodolfodiazf