Lo que busca la sociedad afanosamente son líderes con sentido social y que sean receptivos de los problemas sociales, que busquen verdaderamente soluciones duraderas en bien del pueblo
La Oposición chabacana que tenemos en este País no atina a tomar su papel de Oposición verdadera, con un programa alterno, que motive a los ciudadanos. Su discurso es reactivo, no activo; por eso suenan monótonos sus denuestos contra el Gobierno de la Cuarta Transformación, a tal grado que parecen disco rayado, concitando el rechazo de los ciudadanos, que se dan cuenta de sus infantiles y burdos argumentos, tan sosos que se caen por sí solos.
Y es que el pueblo mexicano, en esta última década, se ha politizado a tal grado que los sociólogos dicen que en México actualmente se vive una verdadera “revolución de las conciencias”. El pueblo mira desde el presente hacia adelante, qué partido le ofrece una transformación con bienestar y con libertades políticas democráticas. El pueblo de México, desde 2018, abrió las puertas del castillo de la democracia y quiere seguir por este camino del cambio y no regresar hacia el ignominioso pasado.
Por lo mismo, los partidos tradicionales nunca van a volver al poder en este País, ya que el pueblo los conoce y sabe de qué pie cojean. Y es que, primero sufrió las décadas de corrupción galopante, cuando el PRI era el único que “ganaba” elecciones, recurriendo a todo tipo de triquiñuelas, desde el voto corporativo de la CTM y la CNC, forzosamente alineadas al tricolor, hasta el abierto fraude en tiempos de Carlos Salinas.
Luego, con Vicente Fox, tuvimos en el año 2000 el inicio de los gobiernos del PAN, que prometieron democracia “hoy, hoy”, pero que en la práctica desembocaron en más de lo mismo. La decadencia del panismo fue rápida y selló su amasiato con el PRI cuando ambos avalaron, en el 2006, el megafraude de Felipe Calderón (sexenio tan nefasto que sus perniciosas consecuencias aún estamos viviendo). En las próximas elecciones auguramos que uno de esos dos partidos conservadores va a perder su registro, el pueblo no perdona a sus adversarios políticos.
La Cuarta Transformación se consolida como la fuerza política hegemónica en el País. Cada vez más concita el apoyo popular de los ciudadanos, al impulsar leyes de trascendencia para la Nación, programas de beneficio social y polos de progreso en zonas estratégicas de México.
Hechos son razones y no buenas intenciones, eso es lo que viene realizando el gobierno de la Cuarta Transformación, que avanza en sus planes de gobierno, coordinando a los estados con el Gobierno federal. No hay, en el territorio nacional, lugar donde no se realicen obras materiales en beneficio de la ciudadanía. A los ciudadanos se les escucha y se les atiende, el Gobierno federal despliega un desenfrenado trabajo para garantizar el bienestar de las familias mexicanas, para que la gente viva con mejores satisfactores.
Con leyes justas, como la Ley de Aguas, que está siendo analizada por el Congreso de la Unión, que va a acabar con el mal uso de las concesiones del agua y meterá en cintura a particulares que venían vendiendo el agua a otros particulares e incluso a municipios, tendremos la garantía de que habrá agua para el campo y la industria, pero sobre todo para el consumo humano. El agua, que es un bien nacional, es un derecho y jamás se le debió de tratar como una mercancía. El gobierno de la Presidenta Sheinbaum, sin duda, se anotará un éxito con esta nueva Ley de Aguas Nacionales de próxima promulgación.
Claro, ya sabemos que los acaparadores de concesiones, en su mayoría ligados al viejo régimen, los “coyotes” del agua, que la revenden y se llenan los bolsillos comercializando el vital líquido, pondrán el grito en el cielo, harán sus “tomas” de casetas y otras acciones para tratar de impedir la importante regulación del vital líquido. Pero ese coyotaje se acabó y esos pataleos de nada les servirán, esa ley no la paran ni yendo a bailar a Chalma.
Enfatizamos siempre: los ciudadanos no se equivocan en sus certeros juicios sobre el rumbo del País, prevén con claridad cuando los gobernantes buscan que los ciudadanos vivan una vida mejor, lo perciben con objetividad y, en consecuencia, apoyan al Gobierno que busca resolver la problemática social en bien de la sociedad y no se andan con medias tintas.
En la actualidad, los ciudadanos no aceptan a los políticos demagógicos y falsarios, los denuestan de manera rápida y rotunda. Lo que busca la sociedad afanosamente son líderes con sentido social y que sean receptivos de los problemas sociales, que busquen verdaderamente soluciones duraderas en bien del pueblo.