Café: la droga psicoactiva más popular que cambió el mundo

    El café, una bebida que nos ayuda a concentrar y pensar linealmente, fue uno de los principales motores para la era de la Ilustración, la era de la Razón, y la Revolución Industrial, también sentó las bases para la llegada del capitalismo.

    Es difícil imaginar un mundo donde no existe el café. El 90 por ciento de la población adulta consume alguna forma de cafeína todos los días, convirtiéndola en la droga psicoactiva más utilizada en el mundo. Comparado con otras bebidas, el café es un brebaje relativamente nuevo. Este tiene sus inicios en África, esparciéndose lentamente a través de Medio Oriente y posteriormente al resto del mundo.

    Antes de que el café llegara a Europa, la mayoría de la población optaba por ingerir bebidas embriagantes, encontrándose en un estado de ebriedad la mayor parte del día. Esto se debía en parte a que el agua solía encontrarse contaminada (patógenos, residuos, etc.).

    Por otro lado, el alcohol, gracias al proceso de fermentación, era la forma segura de refrescarse y mitigar la sed. Los niños consumían sidra por la mañana y los adultos gozaban de “breaks” para tomar cerveza en el trabajo.

    Desafortunadamente, la gente alcoholizada no es tan racional, energética, y carece de linealidad en su pensamiento.

    El consumo de café, te, y chocolate (productos con cafeína) se disparó en Europa alrededor del Siglo 17 gracias a la popularización de los “coffee houses”. Muchos de estos establecimientos se convirtieron en sedes dedicadas al pensamiento, donde escritores e intelectuales se congregaban para intercambiar ideas.

    Una de estas “coffee houses” se dedicaba a intercambiar acciones, eventualmente convirtiéndose en la Bolsa de Valores de Londres. Había otro dedicado a la ciencia donde grandes figuras, como Isaac Newton, discutían nuevas teorías. Voltaire, una figura de la Ilustración Francesa, aparentemente tomaba 72 tazas de café al día.

    Esta novedosa, sobria, y civilizada bebida estaba cambiando la manera en que la gente pensaba y trabajaba.

    Operar maquinaria, trabajar en una oficina, o realizar cualquier tipo de oficio que requiera concentración no es compatible con las bebidas alcohólicas, mientras que la cafeína lo es. La cafeína nos permite romper nuestros vínculos con el ritmo del sol. Antes del café (y la electricidad), la gente iniciaba sus labores con el amanecer y concluía con la puesta del sol.

    Gracias al café, para bien o para mal, hoy en día tenemos la capacidad de ser más productivos. Existen distintos estudios que sugieren que la cafeína mejora la memoria, la concentración, y la habilidad para aprender.

    Asimismo, la cafeína parece violar las leyes de la termodinámica. A pesar de tener solo cinco calorías, es capaz de proveernos de energía durante todo el día. Básicamente, la cafeína “pide prestado” energía al ocupar un receptor en el cerebro que es normalmente estimulado por un compuesto llamado “adenosina”.

    La adenosina se acumula en el cuerpo a lo largo del día como resultado de la actividad celular, entre más trabajo realice una célula, más adenosina producirá. Al final del día, la adenosina acumulada nos hace sentir cansados y prepara al cerebro para dormir. La cafeína bloquea los receptores de adenosina y nos hace sentir más enérgicos.

    Dado que la cafeína puede durar hasta seis horas en el cuerpo, el tomar café altera los patrones de sueño. No existen las cosas gratis, ni en la naturaleza ni en la medicina. A pesar de que el café nos roba el sueño, la cafeína nos protege de algunos tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, enfermedad de Parkinson, y demencia, entre otros.

    En la dieta mexicana, el café y el té representan la principal fuente de antioxidantes. Estos son esenciales para una adecuada salud celular y para prevenir el cáncer. Dado que los mexicanos no nos caracterizamos por comer muchas frutas y vegetales, solemos obtener los antioxidantes de este tipo de bebidas.

    Nuestra adicción al café es un reflejo de nuestra sociedad. Hemos organizado nuestro estilo de vida para trabajar largas horas y depender de este tipo de estimulantes.

    El café, una bebida que nos ayuda a concentrar y pensar linealmente, fue uno de los principales motores para la era de la Ilustración, la era de la Razón, y la Revolución Industrial, también sentó las bases para la llegada del capitalismo.

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