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"MIS MEMORIAS"

"Caída milagrosa"

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31/07/2018 16:37

    Mario Arturo Huerta Sánchez

    El lunes 11 de marzo de 2013 se llevó a cabo una reunión de los tres clubes rotarios a la que asistí como Presidente del Club de Mazatlán, para tratar sobre la organización de la Conferencia de Distrito a celebrarse en Mazatlán del 1 al 5 de mayo. La reunión fue convocada como todos los lunes, por mi ahijado Gobernador de Distrito Ing. José de Jesús Sánchez Reynoso en sus oficinas en la Colonia Juárez. Como a las 8 de la noche se comunicó conmigo mi hijo Mario para informarme que ya había llegado a Mazatlán ya que se encontraba fuera de la ciudad y le contesté que me daba gusto que hubiera llegado bien y le comenté que una vez que terminara la reunión me comunicaba con él. Pasadas las ocho y media  se terminó la reunión y todos nos encaminamos hacia las escaleras. Mi ahijado le pidió a Rockie Rodríguez que se encargara de llevarme a mi casa, pero le di las gracias, ya que yo ya le había pedido el favor a mi compañero Octavio Hernández. Yo me desesperé y me adelanté solo hacia la escalera sin pensar en ningún momento el riesgo que significaba de hacerlo solo sin ayuda de alguien. Comentó Octavio que iba algo atrás de mí, que bajé el primer escalón de la escalera de concreto y al tratar de bajar el segundo escalón, resbalé o tropecé no sé cómo y dice que empecé a dar las tres o cuatro maromas que me dejaron al pie de la escalera. Desde el momento en que daba la primera maroma dije lo que mi madre nos enseñó a sus nueve hijos decir para los momentos de peligro “SANGRE PRECIOSA DE CRISTO SÁLVAME” y luego dije  “JUAN PABLO SÁLVAME” a quien he invocado, desde el 1 de mayo de 2011 día en que fue BEATIFICADO. Varios de mis compañeros rotarios corrieron para auxiliarme; me sentaron en una silla, Octavio dijo que nadie me moviera ante la tentativa de alguien llevarme en su vehículo. A mí, me dolía todo el cuerpo y veía muchas gotas de sangre que caían de mi cabeza adonde llevé mi mano y sentí correr la sangre en forma contínua; me asusté y en ese momento pensé que me iba a morir, pensé en mi esposa y mis hijos y se me salieron las lágrimas y volví a invocar a JUAN PABLO SEGUNDO acordándome de aquel martes 8 de mayo de 1990, día en que recibí directamente de sus manos su BENDICIÓN, en la Delegación Apostólica de la Ciudad de México, pidiéndole ahora que hiciera posible mi salvación. 

     

    Leonardo Álvarez me puso una servilleta en la cabeza para detener la sangre, Octavio Hernández me pidió el número de teléfono de mi hijo Mario, a quien llamó para avisarle del accidente y preguntarle a qué hospital me llevaban, que fue Clínica del Mar. Me comentó mi hijo Mario que cuando apenas iba llegando del aeropuerto a su casa le sonó su teléfono y pensaba que era yo, sin embargo era Octavio para darle la mala noticia, la llamada le quedó registrada como las 8:45 de la noche.  Rockie le avisó a mi hijo Luis, quien se comunicó con mi amigo y vecino Dr. Dagoberto Ramírez para avisarle del accidente y que me iban a llevar a la Clínica del Mar, para que me atendieran. Al fin llegó la ambulancia de la Cruz Roja en la que con el mayor cuidado me subieron. Me acompañó Juanito Llausás. Me colocaron una venda en la cabeza uno de los socorristas me preguntó mi nombre contestando Mario Arturo Huerta Sánchez pertenezco al Consejo de Cruz Roja desde 1975 y fui Presidente cuatro años 1987-1991. Llegamos a la Clínica del Mar Sala de Emergencias que estaba llena de gente, mis hijos,  rotarios y amigos que se enteraron. Me acostaron en una camilla ya estaban ahí los médicos Dr. Dagoberto Ramírez Gutiérrez, Ortopedista-Traumatólogo; Dr. César Mariano Hernández Barragán, Neurocirujano; Dr. Jorge Vidal Gárate, Cardiólogo; Dr. José de Jesús Rodríguez Ávila, Neumólogo y Anestesióloga, Dra. Verónica Esparza Chong.

     

    Después de esa aparatosa caída que me lastimó todo el cuerpo que yo sentía desquebrajado y el continuo sangrado que tuve hasta que lo detuvieran, los pronósticos eran pesimistas, aunado a mis 89.5 años, yo no dejé de rezarle al Beato Juan Pablo hasta que quede totalmente anestesiado.

     

    Me dijo mi hijo Mario que como a las 12:00 p.m. salió primeroel Dr. Dagoberto Ramírez y luego al Dr. César Hernández quienes les mostraron a mis cinco hijos fotografías de la operación y les dijeron que no fue tocado el cráneo y de los cuidados que debían tenerse.

     

    Me llevaron a la Sala de Recuperación y no sé a qué hora me llevaron al cuarto.

     

    Al día siguiente día martes 12 me bajaron a que me sacaran radiografías de todo el cuerpo los cuales no mostraban fracturas con lo que consideré que se había consumado el MILAGRO.

     

    Me dijeron que necesitaba que me hicieran transfusión de sangre por tanta que perdí. Se consiguieron tres donadores que fueron el Ing. Rodolfo Gerardo Madero Rodríguez, hijo de mis queridos compadres Francisco y Natalia Madero, Quel Galván, hijo del Ing. Quel Galván, muy amigo de mis sobrinos nietos Billy y Óscar Barnes Levin, hijos de mi querido y fallecido sobrino Billy Barnes Huerta. El Ing. Quel Galván es también amigo y compañero mío en la Cámara de la Construcción (CMIC) y Enrique “Kike” Gamboa, hermano de Luis Alonso Gamboa amigo de mi hijo Mario.

     

    Estuve muy bien atendido en el cuarto de la Clínica, en que por la noche se quedaron conmigo mis hijos Luis y Héctor, Salvador mi nieto, una noche cada uno, mi hijo Memo siete noches y Tita mi hija ha sido la encargada de darme las medicinas a sus horas. 

     

    Ahora que estoy escribiendo esta reseña han transcurrido poco más de cuatro meses y aún me encuentro bajo vigilancia médica y medicamentos. Por lo que no quiero que pase más tiempo sin expresar  todos mis agradecimientos. 

     

    Doy gracias a Dios

     

    Doy Gracias al beato Juan Pablo por hacerme concedido el milagro de seguir con vida

     

    Mi eterno agradecimiento a los doctores:

     

    Dagoberto Ramírez Gutiérrez

    César Mariano Hernández Barragán

    Jorge Vidal Gárate

    José de Jesús Rodríguez Ávila

    Verónica Esparza Chong

     

    A enfermeros y enfermeras que estuvieron cuidándome con esmero.

     

    A mi esposa y a mis hijos por su apoyo, cariño y entrega.

     

    A mis donadores:

     

    Rodolfo Gerardo Madero Rodríguez

    Quel Galván

    Enrique Gamboa

    Por haber enriquecido mi sangre 

     

    A las Madres Adoratrices que me tuvieron presente en sus oraciones.

     

    A Mis Amigos Medicos:

     

    Alfredo Román Messina

    Óscar Carreón Cornejo

    Arturo Angulo Cárdenas

    Carlos Osuna Tiznado

    José Antonio Fosados Arellano

    Manuel Álvarez QuiñÓnes

    Jorge Mario Valdez Guiza

     

    Por su apoyo y consejos a todos mis amigos

    Compadres

    Tocayos

    Rotarios

    Ampi’s

    Ingenieros

    Valuadores

    Constructores (CMIC)

    Cruzrojianos

    Skalegas

    A los que me visitaron 

    A los que preguntaron por mi estado de salud

    A los que elevaron sus oraciones por mi alivio