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"MIS MEMORIAS"

"Cámara Mexicana (anteriormente Nacional) de la Industria de la Construcción"

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01/09/2018 19:44

    Mario Arturo Huerta Sánchez

     

    (Parte 2)

    Viernes 17 de septiembre 1965

    A las 12:30 horas en el Hotel Playa, me correspondió dar la bienvenida a los 90 delegados a la V  Mesa redonda para que luego el Gobernador Sánchez  Celis declarara inaugurados los trabajos de la reunión seguido del Ing. Rovirosa quién expresó: “Conjuntaremos esfuerzos y voluntades para superar los numerosos obstáculos que frenan el desarrollo de la vivienda popular”.

    Siguieron los trabajos durante los que presenté una ponencia titulada “Aprovechamiento de los financiamientos para la construcción de viviendas de interés social”.

    Asistieron importantes personalidades entre las que recuerdo al licenciado Marcelo Javelli, director del FOVI; licenciado Enrique Creel de la Barra, Sub Director del FOVI; licenciado José Campillo Sáinz, presidente de la CONCAMIN (Secretario de Industria y Comercio en la Administración del licenciado Luis Echeverría 1970-1976); licenciado Miguel Sánchez de Tagle, director del ISSSTE; arquitecto Mauricio Gómez Mayorga, destacado urbanista de la Ciudad de México; licenciado José Morales Rodríguez, presidente de la Asociación Nacional Bancaria; Rubén Aguilar Monteverde, Sub Director del Banco Nacional de México; Jaime R. Valencia, Sub-Director de Hipotecaria Bancomer; arquitectos Raúl Cacho y Humberto Chávez, funcionarios de Banco Nacional Hipotecario, Urbano y de Obras Públicas; la mayoría de los miembros del Consejo Directivo de la CNIC encabezado por el presidente ingeniero Leandro Rovirosa; director y sub-Directores de la Cámara, delegaciones de Monterrey, Guadalajara, Puebla, Ciudad Juárez, Veracruz, Hermosillo, Mazatlán, así como representantes de los principales diarios de la Ciudad de México, que dieron difusión de los diferentes aspectos del evento, en primera plana.

     

    La noche del Viernes fue ofrecida una cena por el Gobierno del  Estado a los participantes en “La Copa de Leche”.

     

    El sábado por la mañana se presentaron nuevas ponencias y a las 5 de la tarde salimos en el transbordador con destino a La Paz, B. C. Cabe mencionar que dicho transbordador (recientemente inaugurado) fue contratado en forma exclusiva por la Cámara para todos los asistentes a la reunión. Todos fuimos invitados a un coctel que ofreció el Banco Nacional de México de 5 a 8 PM, en el Salón Comedor. 

     

    En cuanto entramos al Salón Vira y yo, algunos amigos que ya estaban en sus mesas nos invitaron a acompañarlos, pero al mismo tiempo me pidieron que tocara el piano, que habían descubierto en el Salón cuando llegaron. Como nunca ha sido mi costumbre hacerme del rogar, ipso facto me fui a iniciar una muy larga “sesión de piano”. Se acomodaron a mi lado varios amigos que me solicitaban una canción tras otra, lo cual me dejaba poco tiempo para darle tragos a mi jaibol. Cuando el transbordador iba frente a Olas Altas, una de nuestras amigas se acercó a informarme que Vira estaba mareada, que le había caído mal una naranjada y con el vaivén del barco la hizo sentirse mal. Al yo intentar levantarme para ir a verla, mi amiga me dijo que ella, acompañada de otras, la llevarían a su camarote, adonde luego le llevaron una enfermera que le dio medicina. Mis amigos prácticamente me secuestraron, pues cuando tenía que ir al baño me acompañaban dos “guardaespaldas” para que no me escapara. El público a mi lado, copa en mano entonaba las diferentes canciones que tocaba. Entre los que iban y venían se encontraban los licenciados Javelly y Creel de la Barra, Jaime y Beatriz Tarriba, Carlos y Tita Delgado, Roberto Gamboa, Jaime y María Luisa de Obeso, Enrique y su rusa Robles León, Coché Fernández del Valle, Nacho Vital, Gabriel y Mario Igartúa,  Emilio Name y su mazatleca Catuy Ortega, Marcos Casas Rocha y muchos más cuyo nombre no recuerdo. A las 8 de la noche se retiró el anfitrión de la fiesta, Rubén Aguilar Sub-Director de Banamex, expresándole al encargado del comedor antes de retirarse que siguiera el convivio hasta que él ordenara que se suspendiera, lo cual nunca sucedió porque el señor se mareó y sólo se enteró al día siguiente cuando le presentaron la cuenta por cerca de 50 mil pesos, cosa que casi le provoca un infarto.

     

    Volviendo a la fiesta, ésta fue momentáneamente suspendida por una fuerte marejada que nos llevó al suelo con todo y copas al grupo cantando a mi lado, quedando todos bien “bañados”. Pasado el susto, nos incorporamos y seguimos como si nada hubiera pasado. Eran las cinco de la mañana cuando los encargados del Bar informaron que se había terminado la existencia de vinos y licores, lo cual originó una ola de protestas que provocaron que una comisión fuera a despertar al Capitán de la Embarcación para que resolviera el problema.

     

    El Capitán no pudo hacer nada, ya que se habían agotado las reservas en la bodega. Al informar la comisión del resultado negativo de su gestión, propuso como medida de protesta, que se arrojara el piano al mar, propuesta aprobada por la mayoría de los “sobrevivientes” del maratón pianístico. Al intentar mover el piano para cumplir con tan macabro acuerdo, se encontró con que el piano estaba bien sujeto al piso con pernos imposibles de mover, por lo que ante tal imposibilidad resolvieron arrojar el banco en el cual estuve sentado durante 12 horas tocando el piano. Organizaron el cortejo, me pidieron que me levantara del banco y que tocara la marcha fúnebre.

     

    Algunos compañeros y yo les recomendamos que renunciaran a su propósito ya que no era conveniente para el buen nombre de la Cámara. No nos hicieron caso y empezó el cortejo a desplazarse hacia la cubierta, tararearon la Marcha Fúnebre ya que yo me rehusé a tocarla en el piano. Muchos nos quedamos con la duda de que hubieran 

    llevado a cabo el lanzamiento. Sin embargo ellos hicieron correr la falsa versión de que habían arrojado el piano al mar. Años después, aún recientes, hay gente que vivió aquél episodio, que asegura que sí lanzaron el piano al mar, a pesar de mi dicho en contra. 

     

    Mientras todo eso sucedió, el Presidente Rovirosa y muchos consejeros, trabajaban arduamente en la revisión y conclusión de las ponencias, que se presentarían al día  siguiente. Llegamos a Pichilingue en La Paz y desembarcamos todos: los crudos y desvelados, los cansados y también desvelados, los mareados y los bien dormidos y nos fuimos a acomodar en el Hotel La Perla. 

     

    A las 11 de la mañana ya estábamos ocupando nuestros lugares en el Auditorio en donde se llevaría a cabo la ceremonia de clausura a cargo del Gobernador del Territorio, licenciado Hugo Cervantes del Río, previa la lectura de las conclusiones obtenidas en la madrugada de ese día.

     

    En mi calidad de presidente anfitrión fui acomodado en el presídium, desde donde podía observar a un buen número de asistentes cabeceando. Un invitado en el presídium sentado a mi lado en más de dos ocasiones se le escucharon ronquiditos, que yo muy discretamente le interrumpía con leves sacudidas en sus brazos. Yo, con ayuda de café y Coca Cola pude mantenerme despierto con gran esfuerzo. Al fin se efectuó la muy esperada clausura del evento, que fue calificado por los asistentes como muy exitoso. Todos salimos desesperados por ir a algún restaurante para comer almejas y ostiones acompañados de un par de cervezas bien frías para calmar el calorcito de septiembre.

     

    La Paz era Zona Libre y por lo tanto un gran atractivo por las compras de artículos europeos, orientales, americanos, etc. Como era esperarse nuestras esposas nos llevaron a las tiendas después de comer, hasta que nos venció un sueño que nos obligó a tomar una siestecita. A las 8 de la noche nos transportaron a la casa del Gobernador, en donde nos fue ofrecida una espléndida cena en los espaciosos jardines con vista al mar.

     

    Por supuesto que había un piano de cola que estaba destinado a que lo tocara, aunque al contrario del día anterior, hubo un límite de tiempo que interrumpió el jolgorio. El lunes fue dedicado a más compras, animados por la noticia de que no sería revisado nuestro equipaje al abordar el avión especial que por la noche nos llevaría hacia Mazatlán, Guadalajara y Ciudad de México.

     

    El silencio y la tranquilidad durante el trayecto La Paz-Mazatlán, permitió escuchar los ronquidos, algunos silbidos, que en diferentes tonalidades y compases rítmicos semejaban instrumentos musicales extraterrestres que ejecutaban una sinfonía macabra, que de repente fue interrumpida por el ruido ensordecedor de los motores al aterrizar nuestro avión. Los mazatlecos fuimos despedidos con calurosos aplausos por el éxito obtenido y de inmediato despegó el avión para continuar su vuelo.

     

    Desde que se instaló nuestra Cámara, nos integramos a la Junta Coordinadora de la Iniciativa Privada que formaban la Cámara de Comercio, la Cámara de la Industria de Transformación, la C. Pesquera y el Centro Bancario de  Mazatlán, cuya presidencia nos alternábamos mensualmente los presidentes de los cinco organismos, a quienes nos correspondió realizar trámites y hacer viajes a la ciudad de México para gestionar la instalación de una refinería de petróleo, la construcción del Ferrocarril Mazatlán a Durango, el dragado del canal de navegación, la construcción de almacenes en el recinto portuario y otras más que surgían en las reuniones mensuales.

     

    1967-1969

    Fui nombrado Vocal Propietario del Consejo Directivo de la CNIC.