Campañas en Sinaloa: odio y lodo
Diez días apostándole a la mentira

OBSERVATORIO
    sicairos6204@gmail.com
    Asistimos al reclutamiento de opositores corruptos, los peores, que salen a las calles como celada para eludir la acción de la justicia; a la táctica de irles a mostrar a medios nacionales las colas de otros y esconder la propia, larga y abominable, y al uso cobarde de las redes sociales que les garantizan el anonimato a los execrables. Esas son las huellas que van dejando las batallas por el voto sin que cese el llanto pagado de las plañideras de quienes se saben de antemano inelegibles.

    A diez días del inicio de las campañas electorales en Sinaloa, cumplidos ayer, el cuño de la pelea por tres senadurías, veinte alcaldías y cuarenta diputaciones locales está indudablemente definido con la demencial guerra de lodo contra todos los puntales políticos que sostienen el eventual triunfo comicial del Movimiento Regeneración Nacional, por la ventaja que muestra rumbo a las votaciones del 2 de junio. Tampoco existen dudas sobre en cuál alianza de partidos se están agrupando los personajes que acuden a viejos artilugios para forzar la democracia, al costo que sea, para que los lleve a cargos de gobierno.

    A los partidos alineados en contra de los actuales gobernantes nacional y estatal les está resultando sumamente difícil constituirse en alternativa electoral que haga virar a su favor el veredicto de las urnas. Lo que hacen hoy para obtener votos es idéntico a lo que hicieron durante décadas las siglas ahora desterradas de la decisión sufragante. Se están ahogando en cloacas del pasado y en esa angustia por salir a flote ahora piden ayuda a aquellos a los que ayer traicionaron.

    La Oposición se está jugando todo, con todo, en la estrategia de derribar con marros de denostación no sólo a las instituciones sino a las autoridades que el voto popular instaló en el ejercicio de la función pública, y arrasa de paso con libertades consagradas en la Constitución y el derecho ciudadano al libre sufragio. La tan conocida emboscada de presentar a los ignominiosos con aureolas de santos, sosteniendo la idea de que el pueblo es tonto.

    Vive en todo su esplendor la entelequia de que los sinaloenses digieren las mentiras como se las dicen y que las creen. Embustes a todas horas, en cualquier lugar, plataforma digitales indistintas, sin escatimar en bufones infamantes. Falsedades que contienen la alevosía de la rabia contra quien piensa diferente, el que alista el voto en contra, el que sabe identificar a ladrones tras el pasamontañas de la beatificación, el que se aferra a la abstención como escudo contra la atrocidad política.

    Pero dígase lo que se diga o hágase o lo que se haga para presentar como apetitosa la envenenada carnada del anzuelo electoral, el veredicto social se aproxima y el desdén ciudadano a las campañas negras, al carro de sonido que pregona que los partidos de los agravios se han rehabilitado, el activista en las esquinas que implora le acepten la propaganda del candidato, y el imperio de la inteligencia, anuncian la proximidad de boletas electorales marcadas a conciencia para poner las cosas en su lugar.

    Asistimos al reclutamiento de opositores corruptos, los peores, que salen a las calles como celada para eludir la acción de la justicia; a la táctica de irles a mostrar a medios nacionales las colas de otros y esconder la propia, larga y abominable, y al uso cobarde de las redes sociales que les garantizan el anonimato a los execrables. Esas son las huellas que van dejando las batallas por el voto sin que cese el llanto pagado de las plañideras de quienes se saben de antemano inelegibles.

    Atestiguamos el ataque a la esperanza ciudadana de que las cosas mejoren porque la oferta de mejoría proviene de los mismos que han empeorado las posibilidades de progreso, legalidad, transparencia, rendición de cuentas y que hoy van por el aniquilamiento de la disidencia, la justicia, la razón y el sano juicio. Se trata del operativo para arruinar la elección, que en nada contribuye a hacer cambiar la intención del voto y bastante aporta en que la gente decida el sacrificio del sufragio en vez de gastarlo en beneficio de desvalijadores incorregibles.

    Y lo que viene. En la decena de días transcurridos en las campañas ya se planta el hartazgo por sonsonetes engañabobos, lobos con piel de oveja, delincuentes que saquearon finanzas públicas y buscan impunidad encubiertos en el proselitismo, ex funcionarios que alguna vez el veredicto popular llevó al gobierno y acabaron traicionado la confianza recibida, pluma y papel al mejor postor, convicciones revolucionarias de antaño que se doblaron al primer cañonazo lanzado por los corruptores.

    Que lancen entonces todos los bazucazos que el odio les aconseja así el estrépito e impacto los acuse a sí mismos. Mientras sean de saliva, pixeles y megabytes, pautas pagadas y webs fantasmas, contienen el inofensivo efecto de las balas de salvas. Ni se les ocurra escalar a agresiones mayores, letales y criminales, en medio del desespero y la frustración que traerán las próximas semanas si el comportamiento del voto les continúa pronosticando derrotas.

    Y si optaran por elegir la irracionalidad como ariete de la competencia electoral, disparate que ya asoma, no habrá coalición de partidos, coartada de la mentira, poder legítimo o de facto, ni siquiera paz de conciencia, que los acompañe en tal bestialidad. Moderen los instintos que les aconsejan eliminar al que no les da la razón, al que se resiste a sumarse al cónclave que les susurra al oído llevar el odio a los últimos términos.

    Reverso

    Se trata sólo de una elección,

    Señoras y señores candidatos,

    ¿Para qué acudir a la agresión,

    Como pleito entre perros y gatos?

    “El Químico” y sus desvaríos

    Ningún sinaloense en su sano juicio quisiéramos ver a Luis Guillermo Benítez Torres en la penosa transmutación de Alcalde de Mazatlán a caricatura de presunto culpable de delitos de corrupción por seis contratos que sin mediar la licitación de ley le otorgó a la empresa Azteca Lighting, en el expediente de las luminarias opacas. Pero él eligió sentarse en el banquillo de los acusados y la escenificación que intenta al querer presentarse como víctima, sabiéndose victimario, es el natural estremecimiento de los que van al patíbulo. Ningún medio, ningún periodista, lo llevamos a la desprestigiada coyuntura en que hoy está. Sea valiente al menos al enfrentar las consecuencias de sus actos. Por lo demás, que la justicia le sea leve.

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