Tal vez creías, como yo, que esta palabra es de origen mesoamericano. https://definicion.de/chaman/

    “Un chamán es un brujo o hechicero: una persona que se supone que dispone de un poder sobrenatural que le permite contactarse con espíritus, curar enfermedades, predecir el futuro o incidir sobre las condiciones meteorológicas, entre otras cuestiones. (Del francés chaman, y este del tungús saman. El tungús es un grupo de lenguas altaicas que se hablan en la Siberia oriental por los pueblos mongoles de Manchuria, que con diez millones son la mayoría de los tunguses junto a los evenkis, evenis, yurchen, manchúes, negidales, hezhen, oroch, orok, oroqen, udegués, ulchis y xibe).

    Los chamanes, por lo tanto, pueden alterar la realidad a través de mecanismos que no responden a la lógica de la naturaleza. Muchos pueblos aborígenes, a lo largo de la historia, confiaron en la figura de este tipo de hechiceros.

    En África, Asia, Oceanía y América se usa este término para designar a la persona que posee las características antes mencionadas, especialmente en las sociedades dedicadas a la caza y la recolección. También se usaba en algunas culturas prehistóricas del continente europeo. Con respecto a la caza, en ciertas partes del mundo se cree que los chamanes pueden percibir el mejor sitio para conseguir presas y hasta modificar los factores del clima para facilitar la tarea.

    Con respecto a la etimología del término «chamán» existe más de una interpretación. Algunos señalan que se trata de un derivado del sustantivo shamán en el idioma siberiano llamado tungu, que puede traducirse como «el que sabe«, y que se encuentra relacionado con el verbo «saber», que en este caso sería sha. Sin embargo, otros estudiosos creen que el significado se aproxima a «trabajar con el fuego y con el calor, quemar o calentar»; en este contexto, al usarse en referencia a una persona puede entenderse como «alguien capaz de transformar la energía», y esto nos lleva a lo expresado en los párrafos anteriores. Quienes apoyan esta interpretación de la palabra «chamán» creen que debería ser traducida como «persona que conoce el éxtasis», dado que estas personas se distinguen precisamente por las experiencias extáticas.

    Un sujeto se convierte en chamán por herencia, por elección divina o mediante ciertos rituales de iniciación. Para cumplir con sus funciones en la comunidad, los chamanes en ocasiones recurren al consumo de sustancias alucinógenas que alteran su estado de conciencia.

    Al sistema de creencias y prácticas vinculadas a los chamanes se denomina chamanismo. Los alcances del chamanismo varían de acuerdo a cada cultura.

    Más allá de las diferencias, puede decirse que todos los chamanes tienen la facultad de interactuar con los espíritus, que pueden ser malignos o bondadosos. En su comunicación y su trato con estos espíritus, el chamán puede curar aquellos males provocados por los espíritus malignos. El chamán, por otra parte, puede entrar en trance (mediante el consumo de alucinógenos u otro método) para tener visiones.

    El papel de los chamanes en las comunidades gira en torno a la posesión de sabiduría, de un conocimiento que trasciende el tiempo y el espacio y que se transmite de generación en generación. En otras palabras, el chamán tiene acceso a un plano en el que se comparten las experiencias para enriquecer a los vivos de los conocimientos adquiridos en el pasado, pero también para que entre ellos puedan compartirlos y elevarse espiritualmente.

    Los chamanes pueden entablar comunicaciones con los espíritus con diferentes objetivos, y uno de ellos es reparar los errores que cometen los integrantes de las comunidades en las que comparten sus habilidades. De esta manera, son capaces de recuperar la armonía entre el ser humano, el mundo material y su propio mundo espiritual.

    En el mundo occidental, hay individuos que se autodenominan chamanes y que realizan prácticas propias del chamanismo. Se presentan como poseedores de conocimientos especiales y de poderes que les permiten ayudar a la gente. Muchas veces estos pseudo-chamanes atienden en consultorios y cobran por sus servicios como si fuesen médicos, psicólogos u otros profesionales”.

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