Cierres de campaña:
la última oportunidad

ALDEA 21
24/05/2021 23:01

    Será el próximo 2 de junio el día que concluyan las campañas electorales y posteriormente inicie el tiempo de la veda electoral, un espacio de casi cuatro días que se ofrecen para que la ciudadanía pueda, en su calidad de elector, reflexionar la decisión de su voto este 6 de junio próximo. Durante la veda, se prohíbe cualquier acto de campaña y difusión de propaganda tanto electoral como gubernamental, así como la difusión de encuestas o sondeos de opinión sobre los aspirantes.

    Estos días de proselitismo estarán dedicados a los cierres de campañas, un periodo estratégico para los partidos en el que culmina la promoción de sus candidaturas. Para algunos especialistas en comunicación política, los finales de campaña son un momento crítico y muy importante, en razón de que es cuando los indecisos y los desinteresados de la política deciden por quién votar.

    En el caso de Sinaloa, donde se estima que los indecisos oscilan entre un 20 por ciento, según las encuestas, la cifra resulta ser una cantidad de votos nada despreciable. De ahí que los cierres de campaña se vuelvan relevantes, en tanto constituyen el último acontecimiento electoral en la búsqueda del voto, no obstante, son también, o debieran ser, el recuento de los hechos, la suma de lo aprendido y la última oportunidad para direccionar con mayor precisión el mensaje político.

    De ahí la transcendencia del discurso de cierre de campaña, y un mensaje que reúna los efectos del diálogo establecido y una suerte de inventario y remembranza de la campaña realizada, en el que por una parte, se afianzan las convicciones de sus seguidores y por la otra, se afirman certezas o se profundizan dudas entre los indecisos.

    Para algunos manuales de campaña, como el auspiciado por la fundación alemana, Konrad Adenauer Stiftung, el mensaje debe reunir un conjunto coherente de elementos, proposiciones programáticas, ideas, valores, sentimientos que reflejan la esencia de la propuesta de un candidato y que se expresan de manera que se produzca el máximo contraste en relación con la propuesta electoral del adversario.

    Un mensaje de cierre de campaña debe entonces procurar depositar en el ciudadano una alternativa viable y convincente de temas de interés que cierren también el ciclo de su decisión frente a sus diversas opciones. Sin embargo, todavía predomina la propaganda que ubica a candidatos como protagonistas de un espectáculo mediático, que la sociedad mira sin descifrar con certeza lo que se quiere comunicar, pues ofrecen información con evidentes características y recursos técnicos de la publicidad, que dificultan la ubicación de propuestas concretas, más allá de las tradicionales promesas.

    La línea que divide a los aspirantes entre la representación de un candidato y el papel de un personaje de ficción, se ha cruzado visiblemente entre la personalidad propia y la actuación intencionada de algunos candidatos. Estos elementos de campaña terminan banalizando el proceso electoral, debido a que limitan la conformación de una verdadera agenda temática. Se afirma que con las mismas características con las que se hace una campaña, será también la forma en la que gobiernen o se desempeñen como legisladores.

    Es muy probable que algunos aspirantes no logren vincular su identidad como candidatos, sus propuestas y la de los partidos y alianza que representan. Quienes no hayan podido lograr una “coherencia programática” en su campaña, se exponen a la inercia de la predicción de resultados, que como afirma el estudioso en temas electorales, Andrés Valdez Zepeda: el frecuente levantamiento y uso de encuestas sobre preferencias electorales y la realización de estudios cualitativos para medir la intención del voto y su difusión amplia ante la sociedad, los resultados de las campañas resultan predecibles. En este sentido, los escenarios y resultados posibles son dibujados con cierta precisión desde mucho antes de la gesta electoral, lo cual induce, de cierta manera, la conducta del elector.

    A pesar de que uno de los objetivos estratégicos de los cierres de campaña es la de colocar una agenda política de gobierno, todo indica que los temas de la denuncia pública, las acusaciones mutuas, los rumores, las verdades a medias y los recursos legales, sean los que ocupen un espacio de mayor atención en medios y redes sociales. Este inconveniente reduce el conjunto de elementos que los indecisos pudieran tener para definir su decisión de votar y por quién.

    En estos días de cierres de campaña, es muy probable que muchos dejen pasar la oportunidad de reunir los temas relevantes de la agenda política sinaloense y se atiendan más los contenidos mediáticos que no proponen nada y se pierden en la frivolidad del marketing y las frases del entusiasmo sin sentido.

    Se corre el riesgo de construir una secuencia lógica que se ajusta más a una historia creada dentro de la campaña y no a una secuencia discursiva en función de un mensaje que empatice con la realidad social de la gente. La pertinencia de generar una agenda política que reúna los temas de interés común, no sólo brindarán elementos para decidir el voto, sino que permitirá generar también el consenso de una agenda futura de gobierno.

    Hasta aquí mi opinión, los espero en este espacio el próximo viernes.