Clarifica Rocha el enigma de 2020
Bajo la lupa encuestas de Morena
Porque los ánimos futuristas en Sinaloa empiezan a incitar aspiraciones y enconos en lo que respecta a la candidatura del Movimiento Regeneración Nacional a Gobernador, llama la atención que al menos en dos ocasiones Rubén Rocha Moya se ha referido al proceso interno de su partido en el cual reconoce que él no aparecía como favorito en la encuesta interna, pero operadores de alto nivel lograron que obtuviera la postulación con la cual ganó la elección constitucional.
La primera vez que Rocha develó el misterio del método por el que fue designado candidato a Gobernador fue el 11 de noviembre durante la presentación en la Feria Internacional del Libro de Culiacán de la obra “La Decisión”, de la autoría del periodista Héctor Ponce Tizoc. Allí el político badiraguatense se sinceró respecto a que la encuesta le fue adversa y la decisión finalmente quedó en manos de Andrés Manuel López Obrador, quien era Presidente.
La segunda ocasión que lo dijo fue en La Semanera del 24 de noviembre donde amplió el marco de precisiones y narró que el Comité de Encuestas de Morena no hizo las cosas de manera correcta y cuando el partido se disponía a anunciar la candidatura de Benítez Torres ello le causó extrañeza a López Obrador, quien se basó en la proyección de la intención del voto para decidir que Rocha tenía más posibilidades de ganar el proceso electoral.
Si bien se recuerda, esa versión igual o similar la contaron en su momento otros dos actores políticos. Uno de ellos es Luis Guillermo Benítez Torres, el ex Alcalde de Mazatlán, que inició una rebelión contra la decisión de Morena que favoreció a Rocha y tal amotinamiento político fue sofocado rápido, primero por las instancias morenistas y enseguida por el juicio político que lo destituyó del cargo de Edil.
El otro que se dijo protagonista en la nominación del 30 de diciembre de 2020 fue el entonces dirigente del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén Ojeda, que presumió que él condicionó a que el candidato fuera el hoy Gobernador amenazando con que si era postulado “El Químico” el PAS no iría en alianza con Morena. En ello sustentó Cuén la expectativa del cogobierno, misma que se le desmoronó en mayo de 2022 al ser destituido del cargo de Secretario de Salud.
Haya sido como haya sido, se trata de un tema que aún con la carga anecdótica que actualmente tiene, adquiere notoriedad cuando las aspiraciones para relevarlo en el cargo, de mujeres en su mayoría, proceden a desarrollar estrategias de posicionamiento en el conocimiento de los electores, buscando salir bien evaluados en la medición de aceptación social que Morena realizará en marzo de 2026.
Tratando de poner cada cosaen su exacta dimensión, gran parte de los adeptos a Morena han desconfiado del peso que le concede este partido a las encuestas y otro segmento defiende que dichas mediciones de simpatía y tendencia del voto son sólo uno de muchos elementos que se toman en cuenta a la hora de tomar decisiones trascendentes como lo es en manos de quién poner las candidaturas a gobernadores y, por encima de todo, tener la garantía de que el abanderado contribuirá al crecimiento de la marca cuatroteísta.
Y si se le invierte un poco de seso al análisis de tal determinación que tomó AMLO en 2020, ni “El Químico” ni los ex alcaldes de Culiacán y Ahome, Jesús Estrada Ferreiro y Gerardo Vargas Landeros, que se apuntaron en el proceso interno y para la encuesta, habrían obtenido un triunfo electoral contundente porque entraban en vertientes de inviabilidad por sus estilos de gobierno y se habían apartado de la cartilla moral del lopezobradorismo consistente en “no robar, no mentir, no traicionar”.
Es un mito eso de situar la encuesta por encima del poder presidencial para designar las candidaturas de su partido a los gobiernos estatales. Con ese cuento de la atribución concedida a las masas para que decidan quiénes la gobiernan, Morena meció la cuna de mexicanos que idolatraron a López Obrador al grado de lo mesiánico, pero para la decisión que se tomará a finales de 2026 pocos se lo creen.
Lo que hoy reconoce Rocha Moya, y lo que en su momento revelaron Benítez Torres y Cuén Ojeda, podría tener la utilidad en el presente para que Morena clarifique con franqueza cómo determinará a la candidata o candidato que concursará para lograr el eventual triunfo en la elección del 6 de junio de 2027, sin trucos de prestidigitación en los cuales alega democracia interna y caen en el juego burdo de “dónde quedó la bolita”.
Igual como lo hizo el Peje,
En Sinaloa será el caso,
De idéntico tejemaneje,
Para enmascarar el ‘dedazo’.
Ajonjolí de todos los moles, mosca en todas las sopas, el Diputado Sergio Torres Félix se sube a todas las olas de críticas y cuestionamientos para tejer su propio proyecto político a costa de ataques sustentados en fobias y tirrias personales que carecen de la elemental probanza. Así tenga razón en lo dicho, la ley establece que debe probar las acusaciones excepto que el acusado acepte sus culpas. Lejos de la era de la Santa Inquisición, en la política moderna rige la regla de tener limpia la cola propia para poder señalar la suciedad en la ajena.