"Comenzó la guerra por la UAS"

Se veía venir, era cuestión de tiempo, los senadores electos por el principio de mayoría en Sinaloa, Rubén Rocha Moya e Imelda Castro, comenzaron el sitio a la Casa Rosalina. La exigencia de una auditoría académica es un cañonazo de proclama, ese que en los protocolos de guerra anuncia la presencia en firme de la infantería enemiga. Héctor Melesio Cuén Ojeda se jugó algo más que la Senaduría en las pasadas elecciones. Las baterías de una de las fracciones de Morena apuntan a la UAS, van por ella, pero tomarla no será un día de campo.

 

Rubén Rocha es viejo lobo de esas tierras, ex Rector de la Autónoma de Sinaloa, conocedor de las entrañas universitarias. Muchos analistas locales dicen que está alejado, que no conoce el nuevo entramado institucional creado en el modelo cuenista. Pero los estudiosos y entendidos de la política saben que el modelo está construido bajo los mismos principios de lealtades abyectas, canonjías y meritocracias, es decir, lealtades compradas, amistades condicionadas, compadrazgos por conveniencia. 

 

Otro ex Rector y líder del Partido Sinaloense, Víctor Corrales señaló pocos días después de la jornada electoral devastadora para el Partido Sinaloense: “Me cuesta trabajo decir que hay traiciones en esto”, confirmando lo evidente, a Morena le abrieron las puertas de la UAS desde adentro, desde el hartazgo o desde la traición, como sea el enemigo se infiltró meses o tal vez años antes de la elección. La administración de los daños comenzó por una inesperada declaración del factótum de la UAS. 

 

“Reconozco la derrota y me retiro de la política” declaró el también ex Rector seis días después de la jornada electoral. Ese mismo día le reconoció el triunfo a Rubén Rocha Moya y comenzó a tejerse un estrategia distinta. Rocha buscando recursos para la universidad y las autoridades universitarias abiertas a la nueva realidad política que dejó un descalabro al partido universitario.

 

Hasta antes del desplegado, no habíamos tenido noticias de nada nuevo, salvo de algunos pequeños choques al interior de la UAS tratando de dar con los traidores configurados en opositores, pero eran hechos aislados, contados en algunas unidades académicas o preparatorias, nada que configurara una directriz estratégica. El grupo universitario conocía y sabía la presencia de morenistas pero decidió no actuar, seguramente para no enrarecer y complicar más el ambiente.

 

El hecho es que “con el debido respeto” solicitaron una AUDITORÍA ACADÉMICA -así con mayúsculas- escuchándose desde entonces el redoble de tambores en lo que se espera será una batalla larga, desgastante y con episodios inesperados. Los generales que van a la guerra tienen méritos suficientes para garantizarnos un lucha de titanes, lo malo es que la arena de contienda será sobre la comunidad universitaria y como es bien sabido, ninguna plaza queda en condiciones después de la guerra que destruye todo. 

 

Rocha Moya tiene el respaldo del neo-presidencialismo mexicano de poder casi absoluto, Héctor Melesio tiene el fortín de plaza, que defiende y articula la resistencia al asedio, pero además tiene aliados nacionales en la izquierda y la derecha, no le sorprenda amable lector que las alianzas del maestro Cuén se tejan incluso dentro de las filas del enemigo. Tan seguro puedo estar de ello, porque Morena no es un partido unido, existen en la institución tribus con amores y odios, lo que hará suponer que la lucha de los senadores electos no es la lucha compartida por todos en Morena.

 

**A le memoria de don Héctor Simental Beaven, un paisano escuinapense ejemplar, amigo y lector de esta columna, quien desafortunadamente dejó este mundo hace unos días. Para su familia y sus amigos, un abrazo desde las lejanas costas de Belice lugar donde me tocó escribir la presente entrega. Luego le seguimos...**

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