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"Tierra Nuestra"

"Cómo funcionan los Mercados agrícolas"

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02/02/2018 23:26

    En los mercados agrícolas las decisiones de la oferta (siembra) y demanda (compra) se dan en momentos diferentes: la siembra (o la oferta) se realiza con base en la expectativa de  precios de  la cosecha anterior, mientras que los precios que están dispuestos a pagar los compradores se definirán  al momento de la cosecha, del tamaño que finalmente resulte la cosecha.

    Hay una diferencia importante con los mercados industriales: en éstos se puede tomar la decisión cada día de cuánto se producirá de clavos el día de mañana. Si la venta (o demanda) del día siguiente generó un pequeño excedente de inventario, mayor al  que el industrial considera razonable, se decidirá producir un poco menos para bajar su inventario al nivel aceptable, en relación con el que todo productor tiene que contemplar para absorber pequeños cambios de demanda.  Así, el mismo día, o el siguiente, se puede ajustar la oferta a la demanda.

    Para mejor explicarlo, si tomamos como año inicial el caso de una helada, como en 2011, por una cosecha reducida, cuando esta se levante, los precios serán  más altos, que lo que se hubiere pagado en función de la decisión original de siembra, cuando se esperaba una cosecha mayor.

    Para la próxima siembra el productor tomará como referencia los precios altos de la helada y sembrará con esa expectativa de precios más de lo que el mercado podrá consumir, pagando precios más bajos que los del año anterior.  Esto generará un excedente que no se  podrá comercializar en ese año. Y Cuando se llega a la cosecha los precios bajarán y entonces se reducirá la oferta del año siguiente; esta nueva oferta, por una siembra más reducida,  nuevamente se venderá a un precio mayor.

    Este proceso puede durar tres o cuatro años, en que se venderá a un precio que la producción cosechada será igual a la producción demandada (o comercializada).  Desde luego, esto es un modelo que explica "razonablemente" cómo funciona el mercado de productos agrícolas.

    Seguramente eso pasó cuando los precios del garbanzo subieron en los tres últimos años, que como señalaba la semana pasada, por falta de información del mercado internacional en que concurren varios países, por lo que se actuó de acuerdo a la posible demanda estimada, reduciéndose la producción, pero que hubo mejores precios, por variaciones no contempladas en otros países. Ya cuando se toma la decisión de la siembra en el segundo semestre del 2016, se hizo con base a precios muy altos. Por lo que se generó nuevamente un excedente. Por eso es la presunción actual de que los precios no serán tan buenos.

    En entregas anteriores hemos insistido que la exportación de los últimos cuatro años de maíz amarillo a México, se ha realizado a precios dumping. Esto obliga a que el maíz en México también se venda a precios debajo de su costo, posiblemente con pérdidas mayores a la de los productores americanos, lo que genera presión de mayores apoyos, para que el productor mexicano no esté perdiendo con su cosecha de maíz. Esto ejerce una fuerte presión por mayores recursos fiscales de apoyo a la agricultura, que el gobierno mexicano no puede pagar puntualmente, generando descontento en los productores.

    Pero también se aplica para otros cultivos como la soya y el trigo que se exportan a México a precios dumping. Y que por tanto, el trigo requiere apoyos complementarios para darles rentabilidad. Así la diversificación de cultivos se vuelve más difícil.

    Esto se debe a que las leyes agrícolas de Estados Unidos, después de 1985, no buscan administrar la oferta, para que no  haya excedentes que y  bajen los precios de los productos agrícolas. Las "farm bills" americanas con sus apoyos al ingreso, no evitan la sobreproducción de productos agrícolas, sino que la fomentan. La "teología económica actual" no acepta la más mínima intervención en el mercado, porque se afirma que esto distorsiona los mercados: no se permite el juego del libre  mercado. Aun cuando esta intervención tenga una justificación práctica de gran utilidad, la posición dogmática no permite que se resuelva un problema que está afectando a la economía americana inundando los mercados con productos dumping.

    Por eso cuando México ingresó al GATT en los 80 y empezó a liberar la importación de los productos, prefirió concentrar sus recursos fiscales en un número reducido de productos. Por eso cualquier planteamiento que se haga de regresar a algunos de estos productos se vuelve complicado, por la mayor necesidad de recursos fiscales, ya que para la situación actual de abanico de cultivos y volúmenes, el Gobierno federal no cuenta con suficientes recursos para pagar los apoyos al ingreso oportunamente. Esto es un factor adicional que dificulta la competitividad de los granos en general. Y hace más difícil la diversificación, que tanta falta le hace a Sinaloa.

     

     

    epalaublanco@yahoo.com.mx