Prosiguiendo con el agudo análisis sobre el escaso, insuficiente y famélico papel que se brinda a la inactividad en la sociedad actual, el filósofo surcoreano Byung- Chul Han, en su libro “Vida contemplativa”, remarcó lo esencial que es el reposo en la festividad del Sabbat judío:
“En el Sabbat toda actividad debe reposar. No está permitido proseguir con ningún negocio. La inactividad y la suspensión de la economía son esenciales para la fiesta del Sabbat. El capitalismo, por el contrario, transforma incluso la fiesta en mercancía. La fiesta se transforma en eventos y espectáculos. Carecen del reposo contemplativo. En cuanto formas de consumo de la fiesta, no establecen una comunidad”, especificó.
Chul Han señaló que hoy se habla mucho de comunidad, pero se trata de un concepto vacío de contenido: “Hoy se evoca por todas partes la community, pero esta es una forma mercantil de comunidad. No permite que surja ningún nosotros. El consumo desatado aísla y aleja a las personas. Los consumidores están solos. También la comunicación digital resulta ser una comunicación sin comunidad. El capitalismo transforma el propio tiempo en una mercancía. Con lo cual, este pierde toda festividad”.
Prosiguió con su meticuloso análisis “La fiesta se contrapone al trabajo en la medida que se libera por completo del para-algo, de la finalidad y la utilidad a las que el trabajo está sometido. La libertad del para-algo confiere a la existencia humana festividad y resplandor”.
Reforzando la actitud contemplativa fomentada y estimulada por la inactividad, subrayó: “La inactividad contemplativa diferencia al pensador del vigía o el observador que siempre persigue un objetivo concreto. El pensador, por el contrario, está sin propósito, no tiene ningún objetivo en mente”.
¿Establezco genuinos lazos de comunicación para formar comunidad? ¿Recupero el sentido primigenio de inactividad y festividad?