Consejo Nacional de Seguridad Pública: una oportunidad para revertir la inseguridad
El Consejo Nacional de Seguridad Pública, creado para coordinar los esfuerzos entre la Federación, los estados y los municipios, ha perdido relevancia en años recientes, afectando la capacidad del Estado para enfrentar la inseguridad. La primera reunión del Consejo en este sexenio puede ser una oportunidad crucial para recuperar este mecanismo y fortalecer la estrategia de seguridad en México.
En diciembre de 1994, la Constitución estableció la obligación de coordinar esfuerzos entre la federación, los estados y los municipios a través del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). Como órgano superior de este sistema, el Consejo Nacional de Seguridad Pública (CNSP) tiene el mandato de reunirse al menos dos veces al año para generar políticas públicas integrales, formular programas nacionales y promover la coordinación entre las instancias de seguridad.
Sin embargo, el CNSP fue prácticamente abandonado en el sexenio anterior. Durante el mandato del ex Presidente López Obrador, el Consejo sesionó únicamente seis veces en seis años, muy por debajo de lo requerido. Además, los acuerdos alcanzados carecieron de profundidad y relevancia. De los 59 acuerdos formulados, la mayoría fueron administrativos o procedimentales, como la aprobación de actas o informes, mientras que los pocos que buscaban mejorar la coordinación institucional se redactaron de forma ambigua, sin plazos claros ni sanciones por incumplimiento. Este vacío en el liderazgo y la articulación del SNSP debilitó, sin duda, las capacidades institucionales para enfrentar los desafíos de seguridad pública.
Aunque no se puede afirmar que la crisis actual de inseguridad es consecuencia directa de este abandono, es evidente que ha sido un factor importante. En los primeros meses del nuevo sexenio, la violencia sigue dominando los titulares. Ejemplos alarmantes son los enfrentamientos prolongados entre grupos criminales en Sinaloa, el control territorial del crimen organizado en Guerrero y la violencia generalizada en Guanajuato. Eventos que reflejan la complejidad de la crisis de seguridad en el país.
Los datos son contundentes. Según el informe Galería del Horror: Atrocidades y Eventos de Alto Impacto, los primeros meses del gobierno de Claudia Sheinbaum registran los niveles más altos de violencia extrema en el año. Entre las cifras más preocupantes se encuentran 238 casos de tortura, 134 de mutilación y descuartizamiento, 85 masacres, 62 asesinatos de mujeres con extrema violencia y el asesinato de 42 funcionarios y actores clave en materia de seguridad. A esto se suma la alarmante cifra de 64 policías asesinados en dos meses, lo que supera el promedio de un policía asesinado al día registrado en los últimos años.
En cuanto a las cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del SNSP, octubre registró 2 mil 564 víctimas de homicidio, 7 mil 738 casos de narcomenudeo, 48 víctimas de secuestro, 70 feminicidios, 943 casos de extorsión, 74 de trata de personas, 23 mil 405 incidentes de violencia familiar y 3 mil 493 robos de vehículo. Comparado con octubre de 2023, las cifras muestran una tendencia casi invariable, con fluctuaciones de aumento de entre el 2 y el 5 por ciento.
Ante esta situación, la primera reunión del CNSP en el nuevo sexenio no sólo es crucial, sino también simbólica. Es el momento de recuperar este mecanismo como un espacio para la verdadera coordinación entre niveles de gobierno y para construir una estrategia integral de seguridad. El Consejo tiene el potencial de alinear esfuerzos, definir prioridades y garantizar que cada entidad cumpla con su papel en la reducción de la violencia.
El reto es monumental, pero también representa una oportunidad. Reforzar el Consejo implica dotarlo de acuerdos claros, medibles y vinculantes, que sirvan de guía para las instancias de seguridad en todo el país. Asimismo, es esencial que estos acuerdos apunten a las causas estructurales de la violencia, como la pobreza, la exclusión social y la falta de oportunidades, además de fortalecer las capacidades de las policías y otras instituciones civiles.
La pacificación del País requiere un liderazgo que convoque a todos los actores a participar en una estrategia de largo plazo. Si se recupera el espíritu original del SNSP y del CNSP, se puede sentar la base para un sistema de seguridad que no solo enfrente los síntomas del problema, sino que también construya las condiciones para un México más seguro y justo para todos.
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El autor es René Gerez López, investigador de Causa en Común.
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