Continúa la carta de Chili Obando

ÉTHOS
30/04/2025 04:00

    “Te odio porque sos pernista.
    Y te odio más porque jamás te disculpaste por eso.

    Porque tu política era el Evangelio, y eso sí que incomoda.

    Te odio porque nos pediste que cuidemos a los viejos y a los niños.

    Porque nos hiciste mirar a los costados, cuando preferíamos mirar para arriba.

    Te odio porque nos sacaste de la comodidad de las parroquias y nos empujaste a salir, a embarrarnos, a ir al encuentro.

    Te odio porque le diste valor a los pequeños gestos.

    A ese “buen día” al portero, al “perdón” en casa, al abrazo que llega antes del juicio.

    Te odio porque nos invitaste a soñar siempre, y eso es peligroso.

    Porque los que sueñan no se conforman.

    Te odio porque hiciste de la misericordia tu bandera.

    Porque abriste las puertas del Jubileo y nos dijiste que el perdón es un derecho divino, no un premio de los buenos.

    Te odio porque abrazaste a los presos, lavaste sus pies, y dijiste que nadie está perdido para siempre.

    Te odio porque en Lampedusa lloraste por los migrantes muertos en el mar.

    Porque lanzaste flores al agua como quien pide perdón por todo lo que no hicimos.

    Te odio porque dijiste que el Mediterráneo se convirtió en un cementerio, y nos dolió.

    Te odio porque nunca te diste por vencido.

    Porque con 88 años, en silla de ruedas, seguías viajando, hablando, amando, denunciando.

    Te odio porque hiciste más con un pulmón solo que muchos con el cuerpo entero.

    Te odio porque nombraste cardenales de los márgenes: de los barrios, de África, de Asia, de la periferia.

    Porque volviste a decirnos que el centro está en las orillas.

    Y te odio porque nos diste vuelta el mapa”.

    ¿Ubico el centro en la periferia?