La Organización Mundial de la Salud alerta al mundo sobre la reducción en las edades de consumo de drogas y sustancias nocivas para la salud en la infancia y la adolescencia. En los últimos años, los informes señalan que la edad del primer consumo se reduce drásticamente en niñas, niños y jóvenes consumiendo sustancias adictivas a temprana edad, lo que supone un problema social de múltiples dimensiones.
En México el consumo de drogas durante la pandemia aumentó en un 15 por ciento en la población joven de entre 15 y 24 años. Según la oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito, en los próximos años se espera un aumento del 11 por ciento en el consumo. Según la organización civil Sociedad Educadora, en Sinaloa la edad de primer consumo ronda por los 14 años de edad. La población vulnerable está entre sexto de primaria, primero y segundo de secundaria.
Que nuestros menores no consuman sustancias nocivas es una tarea para trabajar en casa conforme a los valores y modelos de enseñanza que cada padre o madre tenga para con sus hijos o tutelados, pero la escuela no puede permanecer ajena, porque cuando coinciden las instituciones en la atención de un problema social y se articulan las políticas necesarias para prevenir los males, las aulas se convierten en verdaderos centros de transformación social.
Decide “Yo sí, digo no”, se ha convertido en la respuesta más contundente en la prevención del consumo de drogas en las escuelas de Sinaloa. Es un proyecto de intervención altamente efectivo que está en marcha en 133 escuelas en 8 municipios del estado. Lo articulan la Secretaría de Educación Pública, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública y la organización no gubernamental Sociedad Educadora. Un trabajo donde la visión de expertas y expertos de la sociedad civil y el gobierno convergen en una sola tarea: Que las y los estudiantes conozcan, perciban y decidan, todo lo necesario para decir ¡no al primer consumo!
Los datos que arroja la segunda intervención del programa en 32 escuelas nos muestran a dónde está orientado el programa. Según los datos mostrados en las escuelas de diferentes municipios, dentro del programa de talleres para la prevención de adicciones se detectaron 21 casos de riesgo psicosocial, 7 por consumo experimental fuera de la escuela, 5 por consumo de drogas de padres o familiares, 4 por posible acoso sexual, 3 situaciones emocionales de riesgo y 2 por pensamiento suicida. Cada uno de estos casos se derivó a la instancia correspondiente, dándole oportuno seguimiento.
Además de la importante detección de los casos particulares, es de resaltar la reducción en la intención de consumo en los grupos atendidos. Con el trabajo de Decide, se redujo en las escuelas de Sinaloa un 29 por ciento la intención de consumo de alcohol, un 67 por ciento la intención de consumo de tabaco, un 60 por ciento la intención de consumo de cocaína y un 51 por ciento de marihuana.
Con las nuevas metodologías de la enseñanza, las y los jóvenes de escuelas prioritarias ya están preparados para detectar situaciones de riesgo, cuentan con las herramientas para poder tomar una sana decisión. Tienen además un canal de comunicación con el comité de prevención de su escuela para poder acudir a ellos ante cualquier duda. Decide no es una charla que llega y se va, es un programa que deja un protocolo en cada escuela, que abre un diálogo franco sin estigmas, ni morbo sobre las drogas lícitas e ilícitas.
Pero lo más importante, es un programa que escucha a las y los alumnos, los pone como la prioridad central para revertir la tendencia que, sin estos esfuerzos conjuntos, sería inevitable. Por lo completo y complejo de los talleres multidisciplinarios, esta intervención me dejó gratamente sorprendido, ojalá llegue a muchas escuelas más. Un extraordinario caso de éxito cuando la sociedad y diferentes áreas de gobierno se unen con un ambicioso y noble objetivo común. La juventud y las infancias primero. Luego le seguimos...
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