Contra la violencia, bastante obra pública
¿Inversión social o más gasto a seguridad?
Con el impulso que le está dando al Plan de Reactivación Económica queda claro que la apuesta del Gobernador Rubén Rocha Moya es por mucha obra pública para que una vez que la Presidenta Claudia Sheinbaum resuelva la crisis de inseguridad, sobresalga el Sinaloa que siempre se ha mantenido de pie por más duras que sean las adversidades que cíclicamente llegan. Así, en estos días de recrudecimiento de la violencia de alto impacto el Mandatario estatal enseña las cartas con que jugará en la construcción de paz.
Existe el debate dividido sobre la conveniencia de inyectarle dinero a la economía o destinar los presupuestos a más policías, patrullas y armas en tiempos de complicación de la tranquilidad ciudadana. Unos proponen meterle todo a la seguridad pública y otros consideran que el recurso disponible debe gastarse en generar empleos, crear infraestructura para el desarrollo y dar la percepción de que la dinámica del bienestar está marchando.
Depende de qué punto de vista se trate. Inclusive en la Mesa de Coordinación para la Seguridad Pública de Sinaloa la idea es que el Gobernador debiera gastar en equipar a la Policía los 2 mil 300 millones de pesos del crédito que el Congreso del Estado le autorizó contratar, y que los entornos urbanos y rural sean sacrificados con cero obras. Y de allí proviene la pregunta de qué pacifica más: crear bastante fuerza del orden o aplicar el dinero en generar empleos que revitalicen el poder adquisitivo con efecto motivador en el consumo de bienes y servicios.
Rocha Moya ha escuchado tanto a los militares que le piden crecer la respuesta táctica contra el crimen organizado, como a empresarios que lo apremian a hacer lo indispensable para reanimar la economía. Sin estar peleada una cosa con la otra, los hechos indican que el combate a la delincuencia seguirá a cargo del Gobierno federal y las medidas para apuntalar el desarrollo las tomará el Gobernador.
Es como el enigma del huevo o la gallina. ¿Gastarlo todo en seguridad pública o fortalecer a ésta con inversión social que le signifique válvulas de escape a la presión que ejerce el narcotráfico con la gran conflagración doméstica? Para encontrar pistas que descifren la disyuntiva hay que echarle una revisada al Plan México que acaba de presentar la Presidenta Claudia Sheinbaum, mismo que es la biblia para gobernadores en zonas de narcoguerra.
Pero en Sinaloa ya decidió Rocha a qué irle. Por ejemplo, la obra icónica del nuevo malecón en la margen izquierda del Río Culiacán, con la inversión pública de 667 millones de pesos, expone sin posibilidad de error cuál ruta tomará en el contexto donde la protección ciudadana pareciera la más alta prioridad. Igual el puente Las Glorias-Bellavista en el Municipio de Guasave, que costará 277 millones de pesos, no permite equívoco de la mentalidad que no admite la teoría de que el hecho de atender la violencia necesariamente debe paralizar el progreso.
El Plan de Reactivación Económica significa la acción eje de la estrategia para hacerle ver a los sinaloenses que un día cesará la guerra interna en el Cártel de Sinaloa y podrá valorarse lo que se erigió para la prosperidad en medio de la alta belicosidad criminal. Es un modelo que la Cuarta Transformación empuja en las entidades con fuerte acometividad de parte del narcotráfico, sobre todo en Jalisco, Guerrero y Sinaloa cuyos pilares económicos deben sostenerse firmes aun entre el cruce de hostilidades por la delincuencia.
Cuando Rocha inició la implementación del PRE, con la colocación de la primera piedra de la construcción de la Escuela Secundaria Técnica en Valle Alto, Culiacán, hubo quienes cuestionaron qué tiene que ver un plantel escolar en la reactivación económica. Desde allí quedó expuesto que falta que la población aquilate la exacta dimensión del propósito de ir en los dos frentes, la represión al delito y el rescate a la economía. Ambas a la vez.
El hecho es que el Gobernador toma riesgos al adquirir deuda para generar 20 mil empleos, antes de que la economía acabe siendo otra víctima colateral de la guerra en el CDS. Para sus adversarios sería mejor que se quedara de brazos cruzados, paralizado en el veredicto de los derrotistas que postulan que Sinaloa ya no tiene remedio. En cambio, para tanta gente que voltea a los lados buscando dónde están las salidas de emergencia es válido que aun en el laberinto de la barbarie el guía decida el rumbo que tomará.
Por muy sabidas razones,
Y según sean sus karmas,
Unos prefieren más armas,
Que puentes y malecones.
Inspirado en la tenacidad de Rafael Peña Arce, el empresario que vio cómo la situación de violencia le pegó duro a sus tres restaurantes del giro de mariscos y tacos, el que en vez de rendirse salió a la calle a mantener el medio de sustento de sus 80 trabajadores, ayer se realizó en Culiacán “El propinón”, consistente en elaborar y vender tres toneladas de ceviche de camarón en apoyo a meseros y cocineros afectados en su economía familiar por el trancazo que la narcoguerra le asestó a la industria restaurantera. Siempre hemos sido así los sinaloenses: frente a dificultades como la actual nos unimos codo a codo para que nadie nade solo en las bravas contracorrientes de la adversidad.