Controversia

22/10/2025 04:00
    Están tocando algo sagrado: el sueldo del trabajador, que es el sostén de la economía familiar. Si alguien merece reconocimiento, por haber entregado su vida en aras del engrandecimiento de la UAS, son los jubilados, a quienes se les debiera garantizar como mínimo que los beneficios que pactaron con la Universidad se respeten.

    Es evidente que la virtual quiebra económica de la Universidad Autónoma de Sinaloa se debe al mal manejo, los altos salarios de directivos, la inflada nómina de empleados de confianza y el dispendio, todo esto recae en la Administración. Por ello, pareciera que a ésta le urgía sacar adelante, a toda costa, su iniciativa de “reingeniería”, aprovechando el control partidista que tiene en el Consejo Universitario, mismo que, desde hace años, dejó de ser representativo y de llevar el sentir de las bases universitarias. Se extralimitaron, el CU está para tomar medidas académicas y vigilar la buena marcha de la Universidad, pero no para autorizar atropellos y menos la violación del Contrato Colectivo del Trabajo, que está amparado por la Ley Federal del Trabajo y la propia Constitución.

    Porque pretenden dañar el salario de los trabajadores jubilados y activos, y eso es otra cosa. Están tocando algo sagrado: el sueldo del trabajador, que es el sostén de la economía familiar. Si alguien merece reconocimiento, por haber entregado su vida en aras del engrandecimiento de la UAS, son los jubilados, a quienes se les debiera garantizar como mínimo que los beneficios que pactaron con la Universidad se respeten.

    Los tiempos han cambiado, ya pasó la época de los abusos laborales. Los directivos de la UAS debieran darse cuenta que, desde el 1 de junio, los trabajadores cuentan con una Suprema Corte de Justicia renovada y que los ministros fueron electos para impartir justicia pronta y expedita al pueblo de México. Se acabaron los juicios amañados contra los trabajadores y los procesos que duraban hasta más de 20 años. Hoy las resoluciones son prontas y apegadas a la Ley, como debió haber sido siempre. Aunque, en su empecinamiento y prepotencia, este cambio trascendental en el sistema de justicia en el País, a los directivos de la UAS parece tenerlos sin cuidado, ellos viven aún en su isla de “cochupos” y privilegios.

    Por fin, los diputados de Morena, en el Congreso local, se pronunciaron en contra de la pretensión de Rectoría de gravar el salario, de descontar un porcentaje del salario de los trabajadores jubilados y activos de la Universidad. Ya los diputados de MC se les habían adelantado y se habían pronunciado a favor de los jubilados. Consideramos correcto y positivo que los diputados de Morena hayan sacado la casta en el Congreso local e hicieran pronunciamientos claros en defensa de los derechos laborales de Jubilados. También se pronunciaron porque, antes de autorizar cualquier apoyo extraordinario, se debe hacer una auditoría forense y transparentar ingresos y gastos, para detectar dónde están las distorsiones y el dispendio de las finanzas universitarias. Su acción, repito, aunque un poco tardía, fue clara y contundente... demorarse más habría dado armas a los críticos al gobierno de la cuarta transformación.

    Las crisis deben servir para avanzar, para mejorar a la UAS, la institución de educación superior por excelencia de los sinaloenses. Es necesario revisar varios asuntos en esta institución, empezando por el alto costo de la inscripción, que ha aumentado de manera increíble, o las cuotas que se les cobran hasta por el uso de instalaciones. La Universidad es una institución de educación pública, recibe subsidio tanto del Gobierno federal como del estado; por lo tanto, hay que preservar su esencial gratuidad, como lo marca el Artículo 123 constitucional. El alumno debe pagar una cuota moderada, simbólica, por su inscripción. Y la Universidad tiene la obligación de crear mecanismos para que ningún alumno tenga que abandonar sus estudios por falta de recursos económicos. La educación superior es un derecho, no debe convertirse en un privilegio.

    Por lo pronto, los trabajadores jubilados no paran en su lucha en defensa de sus legítimos derechos laborales. Les asiste la razón y la justicia. Lo vienen haciendo, además, con entereza y una acertada estrategia de movilización y protestas pacíficas. No dudamos, al estar ganando día a día grandes simpatías, que a su lucha pronto se adhieran más sectores de académicos, que ven en los jubilados el espejo de su propio destino no tan lejano, por estar en el mismo barco, y los estudiantes, que tiene muchas razones para manifestar su inconformidad, por la “cuotitis” imperante y, sobre todo, por la falta de verdadera democracia que prevalece desde hace décadas.

    En la UAS hay una tradición de lucha a favor de las causas más nobles que nadie puede borrar. Los vientos de cambio, por lograr una Universidad con plena autonomía y amplia democracia, capaz de alcanzar la excelencia académica, comienzan a soplar cada vez más, más fuertes.