Convocatoria del PRI, parto complicado. Al fin, la traumática democracia interna

OBSERVATORIO
    Una vez publicada ayer la convocatoria que el 18 de mayo aprobó el Consejo Político Estatal con el método de elección directa por la base militante, corre el procedimiento que concluirá el 21 de junio con la validación del proceso y la entrega de la constancia al ganador, en caso de que registren varios aspirantes mujeres u hombres, o bien antes, el 31 de mayo, si se registrara una sola planilla y gana en automático.

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    Todo indica que el Partido Revolucionario Institucional abandonará pronto en Sinaloa la senda de líderes que renuncian, suplencias prorrogadas, dirigencias provisionales y militancias sin guía legítimo, para establecerse en la formalidad de dirigentes genuinos ahora avalados con el plus de que la o el Presidente y Secretario General serán designados mediante elección directa de los priistas. Tras jalones de muchos meses, la democracia interna fue restablecida y finalmente Alejandro Moreno Cárdenas accedió a darle el poder a las bases, como debe ser en un PRI urgido de recomposiciones profundas.

    Debe reconocerse el trabajo del delegado del Comité Ejecutivo Nacional, Ramiro Hernández García, quien durante un semestre no quitó el dedo del renglón frente a los demasiados intereses en pugna de aspirantes y grupos políticos que los apadrinan para que busquen llevar las riendas del tricolor en Sinaloa. Al interinato de él en el timón local del PRI le corresponde el mérito de moderar la tentación del centro por dirigentes por dedazo y sacar adelante la convocatoria dada a conocer ayer.

    El PRI estatal entró a la actual crisis desde que el 12 de junio de 2021 Jesús Valdés Palazuelos presentó su renuncia con carácter de irrevocable al cargo de presidente del partido, después de haberse disciplinado y decidir aguantarse para seguir en el puesto en tanto se realizaba el proceso electoral de 2021, con Mario Zamora Gastélum como candidato a Gobernador, postulación que le fue negada a Valdés, quien encabezaba las encuestas y pronósticos.

    Ese mismo día, Cinthia Valenzuela Langarica y Sergio Jacobo Gutiérrez asumieron por prelación la presidencia y secretaría general, siendo prorrogados en tales posiciones en octubre de 2021 por acuerdo del CEN del PRI y concluyendo en diciembre de 2022 el período estatutario de ambos sin que se convocara a elección para relevarlos. Fue en tal coyuntura que el dirigente nacional designó a Ramiro Hernández como delegado en Sinaloa.

    La misión del emisario de “Alito” fue más de “apagafuegos” que de conducción real porque en el pandemónium en que se convirtió el partido en Sinaloa si acaso tuvo tiempo para echarle cubetadas de agua fría a un segmento sobrecalentado mientras otra facción entraba a punto de ebullición. Extrañamente, el cadáver político que Cinthia Valenzuela y Sergio Jacobo tomaron a cargo para hacerle labor de resurrección, del que nadie quería saber nada, ahora es disputado ya sea el muerto o el petate de éste.

    Solamente echándole un vistazo a la lista de tan disímbolos aspirantes a dirigir el PRI estatal es posible entender el grado de dificultad en que operó Ramiro Hernández luego de sacarse “la rifa del tigre”. Son Faustino Hernández Álvarez, Paola Gárate Valenzuela, Érika Sánchez Martínez, Álvaro Ruelas Echave, Marco Osuna Moreno, Maribel Chollet Morán, Nubia Ramos Carbajal, Hécbel López Caballero, Bernardino Antelo Esper, Armando “Kechu” Ramírez, Francisco “Chico” López, Gómer Monárrez Lara, Aarón Irízar López y Gabriela Inzunza Castro.

    Hasta aquí el repaso de los calvarios que le han asestado el PRI en Sinaloa a partir de la derrota apabullante que sufrió en la elección de Gobernador del 6 de junio de 2021. La etapa que se abre ahora, con la elección de dirigente a través del asentimiento de la militancia, no es menos complicada que la horrible vida reciente del tricolor, tan cerca de “Alito” y tan lejos de la intención del voto ciudadano.

    Todo hay que dejarlo sujeto a la posibilidad de que suceda. Una vez publicada ayer la convocatoria que el 18 de mayo aprobó el Consejo Político Estatal con el método de elección directa por la base militante, corre el procedimiento que concluirá el 21 de junio con la validación del proceso y la entrega de la constancia al ganador, en caso de que registren varios aspirantes mujeres u hombres, o bien antes, el 31 de mayo, si se registrara una sola planilla y gana en automático.

    Hay que ponerle atención a los “candados” que establece la Comisión Nacional de Procesos Internos que será la encargada de organizar, conducir y validar la elección interna, desplazando al órgano similar estatal, así como a los requisitos de que los pretensos cuenten con el apoyo del 20 por ciento de la estructura territorial, tres respaldos de entre los sectores agrario, obrero, popular y demás organizaciones priistas, 20 por ciento de los consejeros y consejeras políticos nacionales que radiquen en Sinaloa, y cinco por ciento del total de afiliados en el padrón del PRI estatal.

    No obstante, probables desapegos de la convocatoria e intromisión abusiva de Moreno Cárdenas mediante la CNPI, sí se trata de una inmejorable oportunidad para reedificar al partido desde sus cimientos en caso de que el experimento de la nominación participativa en las dos carteras principales del CDE llegue a buen término, sin dados cargados ni celadas disfrazadas de democracia que esconden la mano que mece la cuna. Vamos a ver si “Alito” y Ramiro Hernández se animan a soltar los hilos de manipulación.

    Reverso

    Dirá la militancia ecléctica,

    Que la convocatoria viene así:

    La última descarga eléctrica,

    Para intentar resucitar al PRI.

    El pelo en la sopa

    No es la fe que la gente le tenga a San Judas Tadeo ni el rating político del Alcalde José Paz López Elenes que pretende ser más alto que la estatua gigante del santo patrono de los negocios y de los trabajos, que se coloca en la cabecera municipal de Badiraguato. Se trata de una rara amalgama de libre culto popular a la efigie, y uso de recursos públicos para construir la explanada-mirador en que se instalará. Vale recordar que el artículo 130 de la Constitución de México establece con suma claridad la separación del Estado y las iglesias, por lo cual no es la misma colocar allí la imagen de un prócer de la Patria que la de un símbolo religioso.

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