Convocatoria que Madueña ya infringió
Antes hubo el decreto para la reelección
Con la publicación ayer de la convocatoria para la elección de Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa se activan también los engranajes de democracia, equidad y transparencia que en caso de funcionar adecuadamente harán que la casa de estudios marche al fin al reencuentro de su verdadera razón de ser mediante la maquinaria de legalidad y certidumbre. Trabada durante dos décadas por los lastres del autoritarismo, corrupción y simulación, la urgencia de movilizarla hacia la cúspide de la educación necesita del pacto social dentro y fuera del campus.
De igual manera, la convocatoria podría ser el edicto de Su Majestad Jesús Madueña Molina para usurpar el reinado del anterior monarca, que fue Héctor Melesio Cuén Ojeda, siempre y cuando la fuerza estudiantil valide el episodio de saqueo reincidente de los haberes financieros, y resulte incapaz de reponerle a la UAS la consistencia moral que le es inherente. De suceder el eventual desenlace de prolongación del asalto ni siquiera se le podría llamar cinismo porque el término no alcanza a dimensionar la magnitud de la siguiente expoliación.
La convocatoria es en apariencia el llamado a democratizar a la Universidad con los mecanismos y métodos que estipula la nueva norma interior, aunque las tan recientes reglas acabarían siendo papel de envoltura del montaje que plantea la consumación de una imposición forzada por la acción arbitraria de todo el aparato institucional que a lo único que se dispone es a conservar el botín cuyo disfrute ya una vez le validó la justicia.
Pero a pesar de que la UAS pareciera condenada a cargar con los mismos vicios que hoy la inmovilizan bien cabe un asomo de optimismo ya que esta vez el voto de los estudiantes y maestros sin ataduras políticas abre la posibilidad de liberarla del partido que medra en su interior, el Sinaloense, y el cacicazgo que en 2005 instaló Héctor Melesio Cuén Ojeda y cuya continuidad pretende perpetrar Jesús Madueña Molina. Es sencillo: se trata de reforzar las cadenas de autoritarismo y estafa, o quitárselas al águila rosalina que ansía recuperar la meta del sursum versus.
En principio, una vez develado el documento que rige el proceso universitario tendrá que haber señales claras de democratización y operar simultáneamente los órganos independientes para que tales signos difuminen las desconfianzas y los malos augurios. Una condición fundamental en el propósito de que la elección sea equitativa tiene que ver con que Madueña deje el cargo de Rector y se desprenda del aparato administrativo y político que él encabeza, prescinda de los recursos públicos de la Universidad y haya el silencio de sus propagandista en los espacios institucionales de difusión.
Aunque la Ley Orgánica no lo obliga a renunciar, la más mínima decencia electiva lo apremia a despegarse de la enorme ubre presupuestal, coercitiva y de impunidad en que ha convertido a la UAS. Si desea sujetarse al designio de los universitarios tiene que ser legítimamente elegible y además parecerlo, porque de por sí carga con los delitos que le fueron imputados en cinco vinculaciones a procesos judiciales que, diga lo que diga la justicia, allí están vivos, aún punibles, y lo hacen responsable a dondequiera que vaya.
Lo otro le concierne a la Comisión de Elecciones y Consultas y al Consejo Universitario que, ya se sabe, son afines a Madueña a pesar de que la Ley los mandata a ofrecer el piso parejo a todos los aspirantes y salvaguardar la libertad de la comunidad uaseña tratándose de designar al Rector o Rectora para el período 2025-2029 que inicia en junio próximo. La sesión que efectuó el órgano de cogobierno el 10 de marzo y convirtió a éste en mitin político y comité de campaña de madueñismo, delató desfachatadamente la parcialidad que marcará al proceso.
Así las cosas, lo que más llama la atención es la mentalidad de la actual élite parasitaria de la Universidad, empecinada en verle la cara de tontos a la base estudiantil y la plantilla laboral de la institución de educación superior. Los directivos, empezando por el Rector, alucinan con el borrón y rapiña nueva que les regaló el Poder Judicial del Estado y fingen no percatarse de que en la memoria histórica de la UAS jamás pasará por alto el latrocinio. Allí no habrá olvido; en cada pase de lista de los agravios los imputados tendrán que gritar ¡presente!
En síntesis, la convocatoria para elegir Rectora o Rector en nada incentiva la expectativa de democracia, libre participación, y mucho menos estimula la alternancia donde un grupo que ha usufructuado durante 20 años el peculio universitario sea desplazado por la corriente que venga a hacer el impostergable control de los daños. Es una convocatoria ajustada a la nueva normatividad, pero muy distante de la sombría realidad que amenaza con prolongar la desesperanza en el campus.
No más vuelos, águila uaseña,
Vuelve a tu nido afligida,
A seguir como ave caída,
Ahora a los pies de Madueña.
La clave está en el poder que la Ley Orgánica de la UAS les otorga a los estudiantes para instalar tiempos nuevos, de libertad y dignidad, en los espacios consagrados al conocimiento y la civilidad, que nadie tiene derecho de profanar. Sacar al alma máter de la narrativa de ladrones empedernidos y jueces que les proveen impunidad, para instalar los relatos de excelencia académica, respeto a los derechos de alumnos y maestros, y sanción a quienes se apropian de los presupuestos destinados a la educación. No olvidar que los jóvenes huéspedes de las aulas universitarias han sabido y podido siempre salvar a la Universidad de sus verdugos. ¿Por qué tendría que ser hoy la excepción?