Parece un contrasentido el título de esta columna, ¿cómo se podrá correr sin avanzar? Sin embargo, desde hace muchos siglos, Onchsheshonqy, un sabio egipcio de la época Ptolemaica, señaló: “No gires en círculos, simplemente para no permanecer inmóvil”. En otro orden de ideas, también expresó: “La borrachera de ayer no apaga la sed de hoy”.
La poeta española, Gloria Fuertes, lo sintetizó así: “La gente corre tanto porque no sabe dónde va, el que sabe dónde va, va despacio, para paladear el ir llegando”.
No todos los autores comparten esta perspectiva filosófica, como Robert Poynton, quien en su libro Pausa. No eres una lista de tareas pendientes, indicó: “El deseo de ir más despacio es comprensible y acertado, pero es de uso práctico limitado, por varias razones. Primero, es una quimera”.
Añadió: “La tecnología se acelera de manera exponencial, así que el ritmo de los acontecimientos no se ralentizará. La tecnología continuará acelerándose y arrastrándonos con ella tal y como lo ha hecho durante al menos un par de siglos. Si ralentizar las cosas se convierte para ti en un objetivo, estás destinado a fracasar. También crea tensión entre cómo nos gustaría que fueran las cosas y cómo son realmente. Y este es precisamente el tipo de tensión que lleva al estrés”.
A continuación, arguyó: “Segundo, dado que la velocidad siempre es relativa, no queda demasiado claro qué significa ser lento. ¿Cómo de lento es lento? ¿La lentitud de hoy o la de mañana? ¿Mi lentitud o la tuya? ¿Cuál es el patrón o el punto de referencia? ¿Más lento es siempre mejor? En caso afirmativo, ¿cuánto deberíamos ralentizar? En caso negativo, ¿cómo sabemos cuándo ralentizar y cuándo no? ¿Cómo sabemos cuándo lento es demasiado lento?”
¿Corro sin avanzar? ¿Conjugo con equilibrio pausa y velocidad?