Cultura y erudición

    ‘Lo fácil que es confundir cultura con erudición. La cultura en realidad no depende de la acumulación de conocimientos, incluso en varias materias, sino del orden que estos conocimientos guardan en nuestra memoria y de la presencia de estos conocimientos en nuestro comportamiento’.

    rfonseca@noroeste.com / rodifo54@hotmail.com

    Es un error común confundir cultura con erudición, aunque existe un abismo de diferencia entre ambos conceptos, como señaló el escritor peruano Julio Ramón Ribeyro, en el apartado 21 de su libro “Prosas apátridas”.

    Indicó: “Lo fácil que es confundir cultura con erudición. La cultura en realidad no depende de la acumulación de conocimientos, incluso en varias materias, sino del orden que estos conocimientos guardan en nuestra memoria y de la presencia de estos conocimientos en nuestro comportamiento”.

    Ribeyro explicó: “Los conocimientos de un hombre culto pueden no ser muy numerosos, pero son armónicos, coherentes y, sobre todo, están relacionados entre sí. En el erudito, los conocimientos parecen almacenarse en tabiques separados. En el culto se distribuyen de acuerdo a un orden interior que permite su canje y su fructificación. Sus lecturas, sus experiencias se encuentran en fermentación y engendran continuamente nueva riqueza: es como el hombre que abre una cuenta con interés. El erudito, como el avaro, guarda su patrimonio en una media, en donde solo cabe el enmohecimiento y la repetición”.

    Precisó: “Por eso mismo, el componente de una tribu primitiva que posee el mundo en diez nociones básicas es más culto que el especialista en arte sacro bizantino que no sabe freír un par de huevos”.

    De igual forma, en sus ensayos, Fernando Pessoa escribió: “Hombre culto es aquel que, de todo a lo que asiste aumenta, no sus conocimientos, sino su estado de alma. El erudito lee y queda sabiendo; cuanto más lee, más queda sabiendo. El hombre culto, en general, cuanto más lee de menos queda seguro. La seguridad y la confianza son atributos finales de la erudición; como el escepticismo y la hesitación la condición extrema de la cultura”.

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