Dante y Alfaro: el momento de las definiciones

    La cercanía entre el Gobernador de Jalisco y el Presidente López Obrador en los últimos dos meses representa un cambio de rumbo político. Desapareció el Gobernador rijoso, el que se veía a sí mismo como el gran opositor al lopezobradorismo y se vendía como el restaurador del federalismo. Hoy su discurso no solo es conciliador, sino que ha dejado de lado los temas que son incómodos para López Obrador.

    Tuvo que salir Dante Delgado, líder de facto de Movimiento Ciudadano, para despejar las dudas: el partido se mantuvo en el bloque opositor y no hizo el juego al Presidente López Obrador para que en un periodo extraordinario se aprobara una Ley de Revocación de Mandato con pregunta a modo. La duda en torno al papel de este partido en la Comisión Permanente no era menor, pues la Diputada jalisciense Fabiola Loyo y su suplente había aplicado el miércoles la típica jugada de la ausencia conveniente, lo que estuvo a punto de darle Morena y aliados los votos suficientes para convocar al periodo extraordinario. De no ser porque un Diputado del PT también se ausentó habrían completado el favor. ¿Hay señales encontradas dentro del partido naranja?

    Durante todo el proceso electoral pasado la tensión entre el Gobernador emecista de Jalisco, Enrique Alfaro, y el Senador Dante Delgado ha venido creciendo. La disputa es por el control del partido, pero sobre todo por la forma de vincularse con la Presidencia de la República. Pero la explicación está más en la bifurcación de sus respectivos caminos: mientras para el Senador su preocupación fundamental es el futuro del partido, para el Gobernador jalisciense sus necesidades políticas son más inmediatas y apremiantes: el presupuesto 2022 y la posibilidad de jugar políticamente en la elección del 2024.

    La cercanía entre el Gobernador de Jalisco y el Presidente López Obrador en los últimos dos meses representa un cambio de rumbo político. Desapareció el Gobernador rijoso, el que se veía a sí mismo como el gran opositor al lopezobradorismo y se vendía como el restaurador del federalismo. Hoy su discurso no solo es conciliador, sino que ha dejado de lado los temas que son incómodos para López Obrador.

    La preocupación de Dante Delgado es mantener el registro y de ser posible crecer la presencia del partido, de su partido. Para ello su nueva apuesta es Luis Donaldo Colosio Riojas. Nada distinto a lo que, en su momento, hace seis años, fue Enrique Alfaro. Nada personal, lo único es que mientras el próximo Alcalde de Monterrey tiene todo el futuro por delante, el Gobernador de Jalisco ha entrado ya en la etapa de declive.

    La primera señal de este cambio la veremos en un enroque que ya se cocina: Clemente Castañeda, el más destacado miembro del grupo Jalisco en MC, dejará la presidencia del partido para tomar la coordinación de la fracción emecista en el Senado y Dante regresará a conducir los destinos del partido de cara a la elección presidencial.

    Viene una etapa políticamente muy delicada, la de las negociaciones de cara a la elección presidencial y eso requiere otro tipo de conducción. Digamos que, pragmáticamente, Dante le prestó el volante al grupo alfarista para conducir en la recta, pero no se los dejará en las curvas.

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