"Dar y recibir"

Los evangelios no son biografías de la vida de Jesús, por eso se desconocen detalles de su infancia y personalidad. Lo que importaba a los evangelistas era difundir el mensaje de Jesús y el advenimiento del Reino, por eso dieron más importancia a narrar la muerte y resurrección, añadiendo algunos de los signos y dichos esenciales de Cristo.

 

“Jesús realizó en presencia de los discípulos otros muchos signos que no están escritos en este libro. Éstos han sido escritos para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida en su nombre”, resaltó Juan (Jn 20, 30-31).

 

En los Hechos de los Apóstoles (20,35), Pablo recuerda uno de los dichos de Jesús que no constan en los evangelios: “En todo les he enseñado que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Mayor felicidad hay en dar que en recibir”.

 

A todos nos gusta recibir regalos, buen trato, amabilidad y consideraciones. Sin embargo, aunque parezca paradójico, se experimenta mayor gozo cuando se da que cuando se recibe. 

Adam Grant, en su libro “Dar y recibir” abordó esta aparente contradicción insistiendo en que el éxito no se consigue con la competición, sino con la contribución. “Cuando te comprometes con el éxito de los demás tu éxito está garantizado”, señaló.

 

Grant precisó que existen tres formas de relacionarse con los demás: dadores, tomadores o comparadores. Los primeros dan más de lo que reciben. Los segundos reciben más de lo que dan. Los comparadores equilibran el dar y recibir. Los dadores son los más exitosos, pero también los más perdedores. Todo depende de cómo apliquen el esquema de ganar-ganar.

 

¿Doy más de lo que recibo?