Del Carnaval, el Super Bowl y Gaza

    @isaacarangureconacentoenlae
    La felicidad no consiste en la búsqueda de placeres momentáneos o satisfacción de deseos inmediatos, sino en el cultivo de virtudes y la realización de nuestro potencial como seres humanos.

    En declaración de las autoridades el Carnaval de Mazatlán esperaba más de un millón de personas, el número pronosticado sin duda se cumplió, y este domingo asistieron más de 600,000 personas al tradicional desfile.

    Al mismo tiempo, de acuerdo algunas compañías dedicadas a la medición de audiencias, calculan que el partido conocido como Super Bowl, de la NFL, atrajo a más 101 millón de espectadores.

    Este mismo domingo en Gaza se reportaba que la cifra subía a 28,177 palestinos muertos, pues otros 112 se sumaban a la horrorosa cifra.

    No estoy diciendo que sea inapropiado ver un partido de la NFL o encontrar algo de divertimento en un evento tan esperado como el Carnaval mazatleco, pero cómo hacemos para mantener un equilibrio entre aquello que nos entretiene y lo que de verdad importa.

    Lo cierto es que para la mayoría de nosotros los conflictos del mundo no son más que una historia de terror de la que somos espectadores, con el miedo permanente de que un día nos alcancen y nos volvamos los protagonistas, hasta entonces, tenemos todavía ciertas oportunidades para identificar áreas de influencia, es decir aquellas en las que todavía podemos hacer algo.

    Cuando Aristóteles escribió Ética a Nicómaco, el filósofo dejó una carta para su hijo y el mundo donde plantea la pregunta fundamental de cómo vivir una vida buena y virtuosa. La premisa principal es que la felicidad, a la que se refiere como eudaimonía, es el objetivo supremo de la vida humana. Según Aristóteles, la felicidad no consiste en la búsqueda de placeres momentáneos o satisfacción de deseos inmediatos, sino en el cultivo de virtudes y la realización de nuestro potencial como seres humanos.

    Sostiene que la ética se basa en la virtud y para alcanzar la felicidad debemos vivir una vida virtuosa. Él identifica las virtudes éticas, como la moderación, la valentía y la justicia, así como las virtudes intelectuales, como la sabiduría y la prudencia. También habla sobre la importancia de la amistad y la comunidad para construir ideales que estén por arriba de nosotros en lo individual.

    Además presenta a la virtud como el punto medio, esta idea siempre encuentra a la virtud en el medio de dos extremos, por ejemplo, la valentía, en el extremo de su ausencia, es cobardía, y en el extremo de valentía es imprudencia o temeridad, estos extremos los llama vicios, por lo tanto la virtud siempre encuentra el punto medio después de la lucha con los vicios.

    ¿Cuántos de nosotros podemos decir que vivimos una vida virtuosa?

    Lo cierto es que la virtud no debería ser un horizonte inalcanzable, sino un objetivo por el qué luchar diario. El Carnaval, el Súper Tazón, el beso de Taylor y Travis, no están un escalón moral o intelectual abajo, se trata de tener claro que según Aristóteles la vida virtuosa está en la lucha por vivir en el punto medio.

    Gracias por leer hasta aquí, nos leemos pronto.

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