Del súper peso al 'menos peso'

    cp_rafaelmorgan@hotmail.com
    Habría que agregar el deterioro climático global y el grave problema internacional migratorio que rompe economías y relaciones internacionales y que constituyen un verdadero drama de lesa humanidad, que están rompiendo también todos los esquemas de desarrollo y combate a la pobreza en todo el mundo.

    En la columna de hace dos semanas sobre el grave riesgo que tiene México en su desarrollo, ante la peligrosa confluencia que se está dando de varias crisis simultáneas en diversas áreas socioeconómicas y políticas, que pudieran provocar una supercrisis nacional que dé al traste con la brillante oportunidad que tiene México ante el factor “Nearshoring”.

    Muchos economistas han mencionado que casi todos esos factores negativos son influidos o tienen su origen en circunstancias internacionales que es necesario comentar y estudiar, para prevenir sus efectos:

    El ejemplo más claro es la presencia del llamado “súper peso”, es decir la revaluación de la moneda mexicana frente al dólar, fenómeno que se ha dado por la caída del valor del dólar en los mercados financieros internacionales, pues las autoridades monetarias de Estados Unidos, en el afán de proteger su economía y su sistema empresarial durante la pandemia, saturaron el mercado con dólares, en tal forma que ese exceso de circulante provocó altas tasas de inflación, no solo en la economía doméstica de Estados Unidos sino a nivel global, pues ese exceso de dólares invadió también a todos los países del mundo, a los cuales se “exportó” no sólo el exceso de circulante, sino también el aumento de los precios de los insumos, tanto en las industrias como en los hogares.

    En México este factor se incrementó por la enorme cantidad de dólares que están entrando vía Remesas y el aumento de las exportaciones gracias al TMEC y al narcotráfico; así, el dólar “se abarató” porque hay muchos en el mercado y el peso se “encareció” pues el “precio” de la moneda estadounidense bajó desde 20/22 pesos, hasta 16 pesos cada dólar.

    Lo anterior ha tenido consecuencias negativas pues las familias que reciben Remesas obtienen menos pesos para sus consumos y las empresas exportadoras y de turismo, reciben dólares que cambian por menos pesos para pagar sus insumos; las exportaciones de Pemex también se convierten en menos pesos y hasta el Banco de México sufre las consecuencias, ya que sus Reservas por casi 200 mil millones de dólares tienen ahora una “pérdida cambiaria”, razón por la cual el Presidente López Obrador no ha podido retirar “utilidades cambiarias”, que se dan cuando sube de precio la moneda extranjera a niveles más altos que el valor al que se le dio entrada.

    A los importadores en cambio les va bien, pues están requiriendo menos pesos para comprar en el extranjero sus insumos y hasta pudieron endeudarse en dólares pues estaban “baratos”.

    Prácticamente a partir del presente año, las autoridades monetarias de Estados Unidos están disminuyendo la cantidad de dólares que inyectan a la economía, es decir, en cierta forma están “retirando” circulante para bajar la inflación; igualmente están aumentando la tasa de interés básica para “detener” la cantidad de dinero en circulación y también disminuir la inflación.

    Ahora aparecen otros factores negativos que están dificultando la economía global: los conflictos bélicos como el de Rusia-Ucrania y el reciente “casus belli” entre Israel y la organización palestina Hamás, han alterado todos los planes y políticas de desarrollo en todo el mundo, con consecuencias imprevisibles y que tal vez incrementen el valor del dólar ante el crecimiento de la industria bélica en Estados Unidos y en el mundo.

    Los países árabes también se aprovechan para aumentar el precio del petróleo, provocando con ello más inflación.

    Habría que agregar el deterioro climático global y el grave problema internacional migratorio que rompe economías y relaciones internacionales y que constituyen un verdadero drama de lesa humanidad, que están rompiendo también todos los esquemas de desarrollo y combate a la pobreza en todo el mundo.

    Ahora se empieza a dar de nuevo la devaluación de la moneda mexicana frente al dólar, lo cual hace cambiar las coordenadas de la economía; ya el peso ha roto la frontera de los 18 pesos por dólar, la sequía va a obligar a importar mucho más productos agrícolas que costarían más caros, incrementando de nuevo la inflación; las empresas que se endeudaron en dólares tendrían fuertes pérdidas cambiarias al pagar; la deuda pública así como los más de 100 mil millones de dólares que debe Pemex podrían ocasionar pérdidas cambiarias y un mayor costo por haber contratado deuda con altas tasas de interés. La economía nacional tendrá un comportamiento diferente con dólares más caros.

    Como este gobierno no entiende de “economía liberal”, no parece que sepa cómo manejar las nuevas exigencias de un peso devaluado.

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