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"OBSERVATORIO"

"Descentralizar la cultura, el gran acierto. Lázaro Fernando, el 'viejo lobo del mar'"

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OBSERVATORIO

    alexsicairos@hotmail.com

    Con el gran trabajo de Lázaro Fernando, el actor y director de teatro reconocido a nivel internacional, en los campos pesqueros de Sinaloa se lleva a cabo un experimento que va dejando huellas claras que apuntan hacia las artes escénicas como herramientas transformadoras de la sociedad, que a su vez está ávida de virar la conversación comunitaria de lo violento a lo civilizado. Acercarle a la gente la otra posibilidad, la de la fascinación de nuestra realidad actuada, rompe la idea catastrófica de la cultura solo para élites.
    El programa, destinado a las familias del sector pesquero, rescata la estrategia del viejo Difocur consistente en sacar la cultura del pavimento y llevarla a sectores de alta marginación, que son los que más la necesitan como contrapeso de la pobreza y los embates de drogadicción, prostitución, narcoempleo y violencia en el hogar. Es precisamente el contexto triste el que vuelve refulgente este trabajo de reivindicación social.
    Con la obra “Viejo lobo de mar”, auspiciada por el Instituto Sinaloense de la Cultura que dirige Papik Ramírez y la Secretaría de Pesca a cargo de Sergio Torres, se le rinde homenaje al sector que llegó a ser durante el siglo pasado un puntal de la economía sinaloense y que hoy, debido al sobreesfuerzo pesquero, decae porque el producto del mar es poco y demasiada la necesidad de vivir de él.
    Para los pueblos pesqueros nada tendría valor sin la chispa de esperanza que los sostiene vivos. El albur, la cerveza, las discadas, el esparcimiento y las fábulas son como el viento que llega a refrescar el infierno cotidiano en esteros y bahías. Y aún al fondo del abismo, los “patasaladas” ríen, pachanguean y quieren ser felices, por más que la brisa salina les anuncie adversidades.
    Y es aquí donde entra a escena Lázaro Fernando Rodríguez, un viejo lobo de mar en la actividad teatral, a lograr el prodigio de las comunidades soñando a través de rememorar sus propias andanzas. Con investigación previa a la presentación de la obra teatral una vez que sube el telón aparecen los personajes, leyendas y pasajes que los campos pesqueros aprisionan en sus memorias de drama, guasa y comicidad.
    Con el olor del pescado frito, el crujir de las cucarachas de camarón y las lágrimas del aguachile comienza la transformación en la cual los actores de “Viejo lobo de mar” acaban siendo los lugareños castigados en mil formas por el destino y los pescadores son los actores que bajo el templete le dan forma a la dramaturgia de lo cotidiano. Al final de cuentas aquí y en China la vida es la escenificación de lo que nos atormenta.
    Esta es la razón por la cual los políticos con visión moderna deben apostarle mucho a la cultura. Como antídoto contra la violencia a la larga tiene mayor eficacia la estrategia de las artes que la táctica de las armas y lo más sorprendente es que la gente se involucra protagónicamente en las actividades culturales y se vuelve parte del cambio de mentalidad a través de un pensamiento de paz que parte del contacto de aquella realidad distinta a la que percibía en su entorno.
    A Sinaloa se le debe reconocer por el fruto de la semilla que sembró Óscar Liera y que ahora colocan los grandes de las artes escénicas sinaloenses como Rodolfo “Fito” Arriaga, Lázaro Fernando y Alberto Solián, entre otros, en esta tierra que para muchos es árida para las artes. Hoy mismo el teatro llevado a los campos pesqueros del estado, y la obra “Érase una vez la novia” presentada en Colombia el pasado fin de semana, indican sin riesgo de extravío hacia dónde debe apuntar la cultura, ya no más las armas.
    La descentralización de la cultura registra avances, pero estará concretada una vez que ningún rincón de las costas, valles o sierras de Sinaloa haya quedado sin recibir la oportunidad de conocer esta alternativa. Ya se está haciendo lo correcto; solo falta la perseverancia y la voluntad política para que en vez de golondrina que no hace verano sea el ave fénix que levanta el vuelo desde las cenizas de nuestra fama de narcoestado.
    Este es el rumbo que enseguida será destino. Lo atestiguan los campos pesqueros que con hospitalidad reciben a Lázaro Fernando, al Cuarteto San Miguel, al Ballet Folclórico del Ayuntamiento de Culiacán, al tenor Marco Antonio Rodríguez y los actores David Zataráin, Lorena Fierro y Sergio Benítez, en el espectáculo que marca un antes y un después en espectadores que se abren al mundo de las alternativas emergentes.
    Lo saben también las olas que callan el siseo de sus vaivenes para hacerle saber a todos, principalmente a los gobernantes, que junto al mar el teatro es más sabroso aderezado por lo jocoso de lugareños que se levantan del atraso para recibir el homenaje de las artes.
    Y si es así, ¿por qué no darle este gusto a todo Sinaloa?

     

    Reverso
    Sollozan las atarrayas,
    Al no darles el mar sustento,
    Pero sobran las agallas,
    Si el pueblo está contento.

     

    ¿Dónde está el piloto?
    Se ha desdeñado por el Gobierno Federal la molestia en los sinaloenses porque las delegaciones federales están sin cabeza, mientras que en ninguna de ellas aparece a poner orden Jaime Montes Salas, el súper delegado que solo hace acto de presencia cuando hay reflectores en la entrega de apoyos sociales. A ver si a la diputada federal Yadira Marcos, que se queja de esta situación, le hace más caso el gobierno de Morena y logra que dé la cara el piloto y se ponga a cargo de la nave de la 4T que en Sinaloa sin plan de vuelo.

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