Dicho...

22/06/2025 04:01
    El hecho preocupante de la tala de instituciones surgidas de la democracia que han venido realizando los gobiernos de la 4T, a cuyos líderes gubernamentales les molesta que organismos autónomos les pidan cuentas de sus acciones o que intervengan arbitralmente en actividades que requieren concesiones a terceros o que evalúen el impacto de las políticas públicas de corte social en el mejoramiento económico de la población.

    Hace algunos días, la siempre activa Maru Enciso, ejecutiva del Sistema Educativo Valladolid, en su calidad de presidente del Premio Nacional Valladolid a las Letras, una vez más, me invitó a conducirle la ceremonia de presentación de los libros ganadores de la edición número 20 de dicho certamen literario en las modalidades de cuento infantil y novela; la primera, ganada por la escritora jalisciense Erika Zepeda, con su obra Beatriz no sabe volar, cuya lectura es muy accesible y su contenido deja aprendizaje a la chiquillada que inicia su relación con los libros.

    Y en el caso de la novela, correspondió el premio al joven escritor mazatleco Julio Zataráin, con una obra cuyo personaje es Rodolfo Valdez, apodado “El Gitano”, cuya fama regional continúa viva a pesar de los años transcurridos de sus correrías.

    Como se recordará, “El Gitano” combatió el movimiento agrarista de reparto de tierras en Sinaloa, avalado por el General Lázaro Cárdenas y por su involucramiento en el asesinato del entonces Gobernador sinaloense Rodolfo Tostado Loaiza, el martes 21 de febrero de 1944, último día de Carnaval, en el entonces exclusivo Salón Andaluz del hotel Belmar; hecho en el que también participaron intelectualmente algunos políticos que tenían relación con el personaje central de la novela de Julio Zataráin.

    Julio, quien lleva el nombre de su papá y del cual también heredó una acendrada cultura de trabajo, plasmó una biografía novelada del afamado hijo de Aguacaliente, Concordia, y la calidad literaria de la misma es apreciada por el acreditado escritor sinaloense Élmer Mendoza, quien al respecto expresó lo siguiente: “Julio Zataráin es un joven narrador mazatleco que ha podido desarrollar su vocación con éxito. Una prueba es esta magnífica novela que mereció el Premio Nacional Valladolid...”.

    Si bien es cierto que los eventos de presentación de libros no son de mis favoritos, por la impertinencia de algunos personajes intervinientes del público, en esta ocasión lo disfruté al ver el fruto de un joven valor mazatleco que, de continuar con su empeño, pronto lo veremos brillar en el plano nacional e internacional.

    Y del gozoso tiempo paso a comentar el hecho preocupante de la tala de instituciones surgidas de la democracia que han venido realizando los gobiernos de la 4T, a cuyos líderes gubernamentales les molesta que organismos autónomos les pidan cuentas de sus acciones o que intervengan arbitralmente en actividades que requieren concesiones a terceros o que evalúen el impacto de las políticas públicas de corte social en el mejoramiento económico de la población.

    El último ajusticiamiento oficialista fue en contra del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), mismo que fue elevado a rango constitucional el mes de febrero del 2014, bajo la gestión presidencial de Enrique Peña Nieto.

    En cualquier terreno, contar con un organismo evaluador con plena independencia técnica para expresar su opinión acerca de los resultados de las acciones que se desarrollan, siempre resulta productiva. Dicha evaluación, ajena a intereses del ejecutante, sirven para corregir lo que se hace o en su caso, reorientar proyectos o de plano, crear nuevas acciones.

    Dicho punto de vista es válido cuando se dirige con honestidad ejecutiva, pero desgraciadamente no es el caso, cuando el absolutismo envuelve a quienes lideran proyectos, como sucede con la Presidenta Claudia Sheinbaum y los legisladores a su servicio. ¡Buenos días!