Disonancia cognitiva (2)

BUHEDERA
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    Tabaco

    Wikipedia (ficha editada): El estudio Patrones de reducción de Disonancia Cognitiva entre Fumadores: Un Análisis Longitudinal del International Tobacco Control (ITC) (2012) señaló que los fumadores usan un sistema de creencias como justificación para reducir su disonancia cognitiva entre fumar tabaco y las consecuencias negativas de hacerlo.

    Para reducir la disonancia cognitiva, los participantes ajustaron sus creencias para ajustarlas a sus acciones:

    1. Creencias funcionales: (“Fumar me calma cuando estoy estresado o molesto”; “Fumar me ayuda a concentrarme mejor”; “Fumar es una parte importante de mi vida”; y “Fumar me hace más fácil socializar”).

    2. Creencias de minimización del riesgo (“Las evidencias médicas de que fumar es perjudicial son exageradas”; “Todos tenemos que morir por algo, ¿así que por qué no disfrutar y fumar?”; y “Fumar no es más arriesgado que otras cosas que hace la gente”).

    Comercio

    Un experimento clásico realizado por Leon Festinger demostró la existencia de la disonancia cognitiva. El experimento consistió en pedir a una serie de sujetos que realizasen una tarea muy aburrida. Al concluir la tarea, dividió a los sujetos en tres grupos, les preguntó qué les había parecido la tarea y todos opinaron que les resultó muy aburrida. A los sujetos del primer grupo, el grupo de control, les dijo que el experimento había concluido y que se podían ir. A los sujetos del segundo grupo les dijo que afuera se encontraba una persona que tenía que realizar la tarea, pero que no estaba muy convencida, así que les daría 1 dólar si le decían que la tarea fue muy divertida. Con los del tercer grupo hizo lo mismo, pero en vez de un dólar les dio 20. Posteriormente, a los integrantes del segundo grupo se les informaría que los del tercer grupo recibieron una suma mayor de dinero.

    Al cabo de una semana, Festinger llamó a todos los sujetos para preguntarles de nuevo qué les pareció la tarea. Los del primer y tercer grupo reafirmaron su anterior respuesta, que la tarea había sido muy aburrida. Sorprendentemente, descubrió que los del segundo grupo creían que la tarea fue divertida. La explicación de por qué el segundo grupo cambió de opinión es que al saber que recibieron menos dinero que el tercer grupo, se vieron obligados a cambiar su pensamiento, dado que no tenían justificación.

    En el ámbito del mercado, se refiere al cambio de parecer al saberse estafado o engañado después de una compra (“De cualquier forma me sirve para...”, “Pensándolo bien, es lo que necesito para...”).

    Interpretación a partir de los componentes afectivos y cognitivos de la actitud

    La disonancia cognitiva implica cierta falta de coherencia entre actitud y acción. Robert A. Baron y Donn Byrne escribieron: “Desgraciadamente, la disonancia cognitiva es una experiencia muy común. Cada vez que dices cosas que realmente no crees, que tomas una decisión difícil o descubres que algo que has comprado no es tan bueno como esperabas, puedes experimentar disonancia. En todas estas situaciones, hay un salto entre nuestras acciones y nuestras actitudes que tiende a hacernos sentir bastante incómodos”.

    Teniendo presente que nuestra actitud característica está constituida tanto por componentes afectivos como cognitivos, puede decirse que la falta de coherencia que experimentamos en la disonancia se debe a la falta de coincidencia entre nuestro querer y nuestro pensar. Así, si de improviso se nos presenta una persona conocida con la cual hemos tenido cierta desavenencia previa, debemos adoptar una postura definida: no saludarla, por ejemplo, o bien fingir que uno siente que no ha pasado nada. Si tenemos tiempo de prever la situación, es posible que la disonancia sea menor, mientras que, si la situación se presenta en forma repentina, es posible que luego recapacitemos por no estar del todo convencidos con la actitud adoptada. De ahí que pueda considerarse que toda disonancia se produce cuando existe un conflicto interno entre nuestros componentes afectivos y cognitivos. Este conflicto nos lleva a cambiar nuestra actitud.

    Desde este punto de vista, podríamos hablar de la disonancia cognitiva-afectiva, que tiene otras implicaciones, como la de ser, posiblemente, el sustento psicológico de la conciencia moral. Imaginemos una situación en que nos favorecemos en forma egoísta perjudicando simultáneamente a alguien. El conocimiento de los efectos de nuestra acción nos hará sentir culpables. De ahí que la disonancia o incoherencia entre las componentes de la actitud aparecerá en todo individuo que tenga desarrollada su conciencia moral. Y por eso es posible identificarlas.

    Condiciones de existencia

    Respecto de las condiciones para la existencia de la disonancia, Saul Kassin, Steven Fein y Hazel Rose Marcus escriben:

    · un acto con consecuencias indeseadas.

    · un sentimiento de responsabilidad personal.

    · activación psicológica o incomodidad.

    · atribución de la activación al acto discrepante con las actitudes.

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