Dos crisis para Sheinbaum en Sinaloa
Urgen respuestas a violencia y sequía
En cuanto la Presidenta Claudia Sheinbaum dio a conocer en La Mañanera de ayer que estará en Sinaloa el próximo fin de semana, las expectativas de respuestas pertinentes orbitaron alrededor de las dos crisis que enfrenta el estado que son la inseguridad, que ya se atiende, y la que tiene que ver con la sequía extrema y la tardanza federal en declarar la correspondiente emergencia, acudiendo la sociedad al viejo esquema donde a los mandatarios federales se les solicita la cura de todos los males.
Y Sheinbaum sí tiene a su alcance todos los instrumentos y los recursos públicos del Estado para atender las contingencias, por lo cual es de vida o muerte convencerla de la insoportable autenticidad de los ocho meses con mil 314 homicidios dolosos, mil personas víctimas de desapariciones forzadas y 4 mil 983 vehículos robados, economía en ruina y terror generalizado. Del 70 por ciento de las parcelas agrícolas sin sembrar, las miles de cabezas de ganado sacrificadas o malvendidas, la pesca raquítica porque no hay lluvias, y los poblados a los que el agua se les suministra con cuentagotas.
Por eso es más importante que de costumbre el hecho de que la titular del Ejecutivo federal pise el suelo de los once ríos cuando parece que las calamidades se ensañan contra un pueblo cuyo trabajo lícito se refleja en las mesas de las familias de México y el mundo, ese rasgo del “Made in Sinaloa” que más que una marca es el orgullo acuñado en la generación de alimentos y servicios. Ni la violencia, el estrés hídrico o la guerra sucia de la política llevando sangre en vez de agua su molino, han podido eclipsar este aporte digno de los sinaloenses.
Sheinbaum seguramente traerá planeamientos nuevos respecto a la compleja situación que vive Sinaloa. Más allá de reconocerle la reconversión de la estrategia anticrimen de su antecesor consistente en “abrazos, no balazos”, trasmutada a combate al narco sin tregua ni cuartel, podría adelantar la participación de fuerzas élite de las secretaría de Defensa y Marina, así como Guardia Nacional, para anular el peligro que significa el uso de drones-bomba y explosivos contra civiles y militares en que incurre la alta delincuencia.
Se ve probable que también traiga la declaratoria de desastre por la sequía y la activación de presupuesto federal extraordinario para atender a las familias y sectores que entre más días pasan ven que el agua falta hasta para consumo humano y los cultivos y los hatos tienden a desaparecer. Dos años sin lluvias abundantes y la presas al 6.4 por ciento de su capacidad total de almacenamiento no dan para postergar la ayuda.
Quizá por diplomacia política, Rocha Moya dijo ayer que a la Presidenta “la vamos a recibir con mucho gusto, la estamos esperando, por supuesto que sí”, pero la realidad es que la aguarda con el correspondiente informe de la situación estatal y las solicitudes para que apoye la aceleración de las medidas atenuantes. Ni Sinaloa, ni el Gobernador, ni Sheinbaum disponen de tanto tiempo en las cuentas regresivas que marcan los relojes de la desesperación.
Lo bueno es que frente a las dos adversidades, violencia y sequía, la población y los liderazgos proceden a templar la manera de apurar las soluciones. Excepto en el segmento que cree que agregándole ingobernabilidad a Sinaloa mejorará el estado de cosas, crecen los consensos alrededor de las acciones a implementar en el entendido de que la fragmentación de los afanes opera en contra de la esperanza a salir de ambas crisis.
Por ejemplo, la Senadora priista Paloma Sánchez se unió ayer en Mazatlán al planteamiento de que la Presidenta venga a Sinaloa a dar a conocer estrategias para enfrentar la violencia y declarar la emergencia por la sequía. De la narcoguerra dijo que “la situación ha impactado gravemente a todos los sectores, incluidos aquellos municipios que antes se sentían ajenos” y de la crisis hídrica le reclamó a la Comisión Nacional del Agua que carezca de recursos para hacerle frente al flagelo.
Este ha sido, como lo es ahora, el eterno Eclesiastés de Sinaloa en las buenas y las malas. Históricamente ha habido tiempo para el choque entre grupos del narcotráfico y tiempo para que los ciudadanos de bien resistan esas narcoguerras y curen las heridas causadas en el tejido social. Tiempos en donde el pato nada y en los que a veces ni agua bebe en lo concerniente al recurrente estrés hídrico, y tiempos en que las lluvias caen en abundancia para garantizar ciclos de humedad en el vergel nuestro. Y hasta para desperdiciarla.
Imelda nos diría ahora,
Que le recemos una plegaria,
Al retrato de la Mandataria,
Que nos regaló la Senadora.
Lo monolítico de la autodenominada Cuarta Transformación, tratándose de respaldarse unos a otros, hace posible que regrese a Sinaloa Claudia Sheinbaum como tantas veces lo hizo Andrés Manuel López Obrador, para refrendarle el espaldarazo al Gobernador Rubén Rocha. El Mandatario sinaloense ha suscrito todos los apoyos ofrecidos a la Presidenta en los momentos complejos del segundo piso de la 4T y ahora le toca recibir la recíproca fraternidad cuatroteísta fundada en el “amor con amor se paga”. Póngasele atención a cómo Palacio Nacional apuntala al político badiraguatense.