Dos hallazgos relevantes de 2022 para pensar
las dinámicas de desplazamiento interno forzado
El pasado 10 de julio presentamos en la CMDPDH los principales hallazgos del año 2022 de nuestro monitoreo permanente sobre la situación de desplazamiento interno forzado masivo causado por violencia en México. Uno de los objetivos centrales de nuestra labor desde 2016 ha sido producir datos sobre este fenómeno en México, utilizando como fuente principal las notas de prensa. De esta manera hemos logrado publicar anualmente una cifra de personas desplazadas en cada año y llevar un registro histórico-acumulativo que permite dimensionar la magnitud de este grave problema nacional. Además, el nivel de detalle y la información de contexto provista por la prensa nos permite una mejor comprensión de la dura situación de violencia que enfrentan decenas de comunidades —principalmente rurales y apartadas— en nuestro país año con año.
Al término de 2022 estimamos que en México se desplazaron 9 mil 602 personas entre los meses de enero a diciembre, y que en términos acumulativos hay 386 mil 197 personas que continúan en situación de desplazamiento interno. En la mayoría de los casos, esta cifra está constituida por familias enteras que han tenido que huir de sus hogares para sobrevivir a la violencia. Aunque es probable que el número real sea aún mayor, esta estimación sienta las bases para comprender la magnitud y el peso del problema.
Debido a estas cifras reveladoras, hemos decidido utilizar el espacio de este blog para compartir dos hallazgos (de los varios que hay en el año) importantes que resultan de nuestro monitoreo de 2022. El primer hallazgo se refiere a las nuevas tendencias de violencia identificadas en el estado de Chiapas, mientras el segundo hallazgo que resaltamos tiene que ver con la concentración geográfica del desplazamiento en sus más recientes patrones. Es nuestro deseo que toda la información producida por la CMDPDH pueda sentar las bases para nuevas acciones de acompañamiento y prevención para las personas desplazadas y que sea retomada por otros actores para la realización de estudios complementarios que orienten las acciones de las autoridades en esta materia.
Nos gustaría entrar en el primer hallazgo señalando que registramos un evento de desplazamiento masivo en los municipios de Frontera Comalapa y La Trinitaria, en el estado de Chiapas, en el que por motivos asociados a la violencia generada por grupos armados organizados, se tuvieron que desplazar 4 mil 250 personas. Este episodio constituye el 44.2 por ciento del total de personas desplazadas durante todo el 2022. Su carácter masivo es sorprendente, como también las implicaciones de que sea un desplazamiento ligado a disputas del crimen organizado, tema que quisiéramos resaltar a continuación.
Por un lado, resulta muy preocupante que las lógicas de la violencia criminal asociada a diversas actividades delictivas que ejercen los grupos armados organizados estén penetrando con tanta fuerza y con un nivel tan alto de violencia en la frontera sur del país. Esto es alarmante dadas las condiciones de conflictividad social que ya existen en la entidad en términos históricos y teniendo en cuenta que, con la presencia de más actores armados en disputa por recursos y territorios, solo se puede augurar la profundización de una situación de violencia de por sí ya generalizada desde hace décadas. Cabe aquí recordar que en lo que va corrido de 2023 ya se registró un nuevo episodio de desplazamiento interno forzado masivo en los municipios de Frontera Comalapa y Chicomuselo en el que los enfrentamientos por control territorial de grupos armados generó el desplazamiento de al menos 3 mil personas.
Nos parece relevante darle atención al hecho de que el desplazamiento de más de 4 mil personas en este episodio de 2002 en Chiapas implica retos en materia de protección y atención de la población desplazada interna de una magnitud que no es fácil de solventar. Esto, por supuesto, debe llevar a las autoridades de los tres niveles de gobierno a acciones concretas en favor del restablecimiento de derechos de las personas desplazadas internas. Vale la pena mencionar que si bien el estado de Chiapas cuenta con legislación específica en materia de desplazamiento interno, el hecho de que haya episodios de desplazamiento de estas dimensiones en la entidad demuestra claramente que la existencia de leyes es insuficiente para garantizar que la expansión de la violencia armada y de las disputas por el dominio territorial disminuyan su impacto en el desplazamiento interno de personas y en la violación sostenida y múltiple de derechos humanos que implica este fenómeno.
El segundo tema que deseamos posicionar es el de la concentración geográfica del desplazamiento. Al término de nuestro monitoreo de 2022 notamos que, durante dos años consecutivos, las entidades federativas que reportaron más personas en situación de desplazamiento interno fueron Chiapas, Michoacán y Zacatecas. Aunque las cifras difieren considerablemente entre un año y otro, estamos ante la presencia de una concentración geográfica muy específica en las entidades afectadas. Entre diciembre y enero de 2022 identificamos 21 municipios afectados por eventos de desplazamiento interno; 12 de ellos ya habían aparecido en nuestro monitoreo en al menos una ocasión en años pasados. Ante estos hechos nos preguntamos: ¿hasta qué punto estos municipios no están pudiendo recuperar a su población y están quedando vacíos tras eventos consecutivos de desplazamiento interno forzado? ¿Qué nos dice eso sobre las capacidades de atención, prevención y soluciones duraderas del Estado mexicano tras cuatro años de haber reconocido este fenómeno?
Con esta información, derivamos que uno de los hallazgos importantes del ejercicio de monitoreo histórico que realizamos es que el desplazamiento golpea lugares muy concretos y de forma reiterada, con enormes repercusiones para las localidades, las estructuras comunitarias y las economías de los municipios donde constantemente se presenta este fenómeno. La reiteración de eventos de desplazamiento interno forzado nos indica que aún después de la ocurrencia de eventos de desplazamiento interno forzado masivo por violencia, el estado mexicano no está teniendo la capacidad de implementar medidas adecuadas de prevención en general, ni en los lugares ya afectados, lo que a futuro puede decantar en nuevos desplazamientos en las mismas localidades.
A lo largo de estos años, nuestro ejercicio de monitoreo permanente de la situación de desplazamiento interno forzado masivo por causas de violencia en México nos ha permitido aportar una perspectiva tangible de este fenómeno. Por lo anterior, es importante poder compartir algunos hallazgos de carácter cualitativo al respecto de las dinámicas del desplazamiento interno causado por violencia en México que permitan darle relevancia a las transformaciones de las dinámicas asociadas históricamente al desplazamiento interno en el país, como la expansión y disputas de los grupos del crimen organizado, la apropiación de tierras para actividades ilícitas, la disputa por recursos naturales estratégicos, el vaciamiento de localidades por medio de la violencia, entre otras. Las cifras que producimos anualmente y los análisis cualitativos que hacemos sobre el desplazamiento interno son elementos relevantes que pueden contribuir a tomar acciones informadas en términos de política pública y de leyes en favor de la prevención, atención y reparación del desplazamiento interno forzado en México.
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