Economía sinaloense pudo estar peor
Inversión extranjera aminora el golpe

OBSERVATORIO
28/05/2025 04:02
    Es exagerado afirmar que la violencia derivada de la reyerta en el narcotráfico le está pegando igual a las economías de las tres principales ciudades sinaloenses. Con vocaciones productivas distintas, cada región padece secuelas también diferentes y capacidades peculiares para hacerle frente a la crisis de la seguridad pública. El turismo en el sur, la agricultura y el comercio en el centro, así como la industria en el norte han reaccionado con respuestas propias frente a la misma narcoguerra.

    Culiacán está pagando caro el estigma de ser el centro de la gran conflagración al interior del Cártel de Sinaloa, precio alto en materia de desarrollo económico en comparación con los proyectos de inversión privada de fuerte calado que se concretan en los municipios de Ahome y Mazatlán, que le inspiran mayor confianza al capital extranjero. Y esto, dicho sin ánimo de menospreciar el potencial productivo de la capital del estado, tendría que ser el aguijón que estimule para levantarse a sectores caídos, en vez de asumirse con la fatalidad de adversidades irreversibles.

    Es exagerado afirmar que la violencia derivada de la reyerta en el narcotráfico le está pegando igual a las economías de las tres principales ciudades sinaloenses. Con vocaciones productivas distintas, cada región padece secuelas también diferentes y capacidades peculiares para hacerle frente a la crisis de la seguridad pública. El turismo en el sur, la agricultura y el comercio en el centro, así como la industria en el norte han reaccionado con respuestas propias frente a la misma narcoguerra.

    De la misma forma, la inversión extranjera directa aplica sus propios criterios de evaluación al decidir si viene o no, con base al comportamiento de varios indicadores y la estabilidad que proporciona la paz sólo es uno de tantos. Para el sentido común la inseguridad lo trastoca todo, nada alentador permite, pero para el inversionista internacional la posibilidad de hacer buenos negocios es lo esencial así se trate de realizarlos en entornos complicados.

    En el caso de Mazatlán sorprende el hecho de que la narrativa de terror y desgobierno que impide el conocimiento de realidades alternas no detiene a cadenas del ramo de la hotelería como Riu, Holiday Inn, Hilton, Fiesta Americana y Hard Rock, entre otras, que realizan, amplían o anuncian inversiones por miles de millones de dólares sin que se les note desasosiego alguno por el tema del choque intracártel. En el caso del consorcio internacional del hospedaje Riu, con su experiencia de 16 años establecido en la Perla del Pacífico, hasta va a construir un segundo hotel con la inversión de 4 mil 230 millones de pesos.

    El municipio de Ahome, específicamente Topolobampo o lo que es la Bahía de Ohuira, va rápido a consolidarse como sede de las empresas Oroco Resource Corp, en minería; Pacífico Mexinol, que producirá metanol verde; DH2 Energy, en el ramo de hidrógeno verde; Sempra Energía, que operará una terminal de gas licuado, y el Parque Industrial Puerta Pacífico, que apuntalará la logística de la terminal marítima. Sumándole la planta de amoniaco de Grupo Proman, y la carretera Topolobampo-Chihuahua que será concesionada a particulares, la derrama económica total ronda los 13 mil millones de dólares.

    En cambio, Culiacán le está apostando casi todo al Plan de Reactivación Económica que puso en marcha en abril el Gobernador Rubén Rocha Moya, consistente en inversión pública para un paquete de obras entre las que destacan el nuevo malecón margen izquierda del Río Culiacán y enlace con puentes del sector Pedro Infante, con el costo de 667.8 millones de pesos; la conexión del bulevar Agricultores con el Libramiento Benito Juárez, con 258.6 millones de pesos, y la construcción del Centro de Convenciones, con 300 millones de pesos. Es decir, el Gobierno se echa el paquete del rescate pero luce estancado el flujo de capital extranjero más allá del que aportan las exportaciones agrícolas ahora también afectadas por la sequía.

    Y sí. Mazatlán y Ahome cumplen la función de amortiguar el bajo crecimiento económico del resto de los municipios, aunque el caso Culiacán y el potencial de desarrollo que significa no debe ajustarse a la lógica de dejarlo en la tendencia decadente mientras el norte y sur del estado operan como soporte en lo general. El Alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil tendrá que aplicar mayores estímulos para la inversión privada, empezando con los empresarios locales, abriendo ventanillas para la gestión rápida y eliminando obstáculos burocráticos, si es que quiere reponer el dinamismo perdido y en espera de que en cuanto pase la actual ola de violencia regrese el interés del capital extranjero por participar aquí.

    Resumiendo, el impacto de la narcoguerra en el desarrollo económico ha tenido afortunadamente a la inversión extranjera como colchón que evita daños mayores. La diversificación de la vocación productiva aplica a modo de resorte pues de lo contrario la tierra de los once ríos se vería hoy como si la hubiera atropellado un tráiler.

    Reverso

    Si Culiacán prosigue intacto,

    En su desarrollo, no es albur;

    Sino porque el norte y el sur,

    Le atenúan el narcoimpacto.

    El tianguis Guinness

    Para las economías urbanas de resistencia, de familias que sacan el sustento con sus vendimias, emprendedores cuyos negocios no resistieron el miedo de los consumidores a andar de compras, y las pequeñas y medianas empresa que se quedaron sin dinero para pagar salarios y cubrir impuestos, las ciudades de Culiacán, Mazatlán y Los Mochis deberían configurarse en gigantescos bazares donde la gente venda y adquiera lo local y aporte a la vez a atemperar la desesperación y frustración por los medios de sustento perdidos. Si en estos tiempos críticos no es la vía pública el centro de los pregones de la esperanza, entonces para qué es.