El café como aliado de la longevidad

09/06/2025 04:01
    El café puede ser mucho más que una fuente de energía momentánea. Consumido con moderación, es una bebida que combina tradición, sabor y ciencia. Y en regiones como la nuestra, donde su consumo es parte de la cultura cotidiana, vale la pena conocer y aprovechar sus beneficios de forma informada.

    Ese café de las mañanas podría estar haciendo más por nosotros de lo que imaginamos. Investigaciones recientes, como las del Instituto Nacional de Salud (NIH) y la Universidad de Harvard, han mostrado que el consumo moderado de café -entre dos y cuatro tazas al día- está asociado con una mayor esperanza de vida. Uno de los factores más estudiados detrás de este efecto es la presencia de antioxidantes, compuestos que ayudan a proteger nuestras células del deterioro.

    Los antioxidantes son moléculas que neutralizan los radicales libres: electrones sueltos que, al circular en el cuerpo, pueden dañar células y tejidos, acelerando procesos asociados al envejecimiento y algunas enfermedades crónicas. En este sentido, pueden pensarse como “escudos moleculares” que mitigan los efectos del estrés oxidativo.

    Diversos alimentos contienen antioxidantes. Las frutas como la naranja o la guayaba son ricas en vitamina C; las nueces y semillas, en vitamina E. El café, por su parte, aporta una clase distinta: los ácidos clorogénicos, un tipo de polifenol con propiedades bioactivas que han sido objeto de estudio por sus efectos protectores a nivel cardiovascular, hepático e incluso neurológico. En muchos países -incluido México- el café es una de las principales fuentes de antioxidantes en la dieta diaria, especialmente en adultos.

    Pero no todo el café es igual. Su perfil químico depende de una cadena de procesos que inicia en el campo y culmina en la taza. Desde el tipo de grano (arábica o robusta), el método de secado, el nivel de tostado y la molienda, hasta la forma en que se prepara: todos estos factores influyen en la cantidad y tipo de compuestos que terminamos consumiendo.

    Hoy en día, los métodos de extracción han ido más allá del típico café soluble. En cafeterías especializadas -como el Café Latte que Late en Culiacán- es posible encontrar preparaciones con prensa francesa, Aeropress, Chemex, V60 o espresso. Estas técnicas no sólo ofrecen sabores distintos, sino que también afectan la cantidad de antioxidantes extraídos. Por ejemplo, un estudio publicado en Food Chemistry (2018) encontró que las preparaciones por espresso concentran mayores niveles de antioxidantes en comparación con métodos por inmersión prolongada, como la prensa francesa, aunque la diferencia depende también del tipo de grano y el grado de tostado utilizado.

    Los métodos que implican presión, como el espresso, favorecen la liberación de compuestos solubles de forma más eficiente, mientras que aquellos por filtrado o goteo permiten una extracción más controlada pero menos concentrada. Esto no significa que uno sea mejor que otro: el perfil de antioxidantes también puede alterarse si el café se prepara con agua demasiado caliente o se deja reposar en exceso.

    En la Universidad Autónoma de Sinaloa, investigadores de distintas disciplinas -física, química, nutrición y microbiología- estamos explorando el potencial del café no sólo como bebida estimulante, sino como alimento funcional. Algunos de nuestros proyectos analizan los perfiles químicos del café sinaloense y su impacto en la microbiota intestinal, con el fin de identificar factores que potencien sus propiedades nutracéuticas.

    Asimismo, investigamos el uso del bagazo de café (spent coffee grounds en inglés) para desarrollar productos sostenibles y funcionales. También, al combinar el café con ingredientes como el orujo de olivo, observamos un aumento en su contenido antioxidante, lo que sugiere potencial para crear alimentos con propiedades nutricionales mejoradas a partir de subproductos habitualmente desaprovechados.

    La idea no es promover su consumo excesivo. Como ocurre con cualquier sustancia bioactiva, la dosis importa. Según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, una ingesta segura de cafeína para adultos se encuentra por debajo de los 400 mg al día, lo que equivale aproximadamente a tres o cuatro tazas de café filtrado. Superar este umbral puede causar insomnio, irritabilidad o afectar la presión arterial en personas sensibles.

    Para terminar, el café puede ser mucho más que una fuente de energía momentánea. Consumido con moderación, es una bebida que combina tradición, sabor y ciencia. Y en regiones como la nuestra, donde su consumo es parte de la cultura cotidiana, vale la pena conocer y aprovechar sus beneficios de forma informada. Así que la próxima vez que levantes tu taza, recuerda que ese pequeño ritual diario podría estar colaborando, molécula a molécula, con tu bienestar a largo plazo.