Si algo ansiamos en este momento los sinaloenses es vivir en paz. Después de ocho meses de violencia, percibimos que nuestro corazón se encuentra ultrajado y atemorizado. Queremos vivir en libertad sin sentirnos acosados, encerrados, aterrados e intimidados.
Al recibir en audiencia a miembros de los movimientos y asociaciones que promovieron el encuentro “Arena de la paz”, hace un año en Verona, Italia, el Papa León XIV recordó: “la construcción de la paz inicia con el ponerse de parte de las víctimas, condividiendo su punto de vista. Esta perspectiva es esencial para desarmar corazones, ojos, mentes y denunciar las injusticias de un sistema que mata y se basa en la cultura del descarte”.
El Pontífice subrayó que no se puede construir el camino hacia la paz si no hay reconstrucción de mentes, corazones y relaciones: “El camino hacia la paz requiere corazones y mentes entrenadas y educadas en la atención al otro y capaces de reconocer el bien común en el contexto actual. El camino que conduce a la paz es comunitario, pasa por el cuidado de las relaciones de justicia entre todos los seres vivos”.
Ante todo, recalcó, los jóvenes necesitan testigos de esta paz: “Frente a las guerras, al terrorismo, a la trata de personas y a las agresiones generalizadas, los niños y los jóvenes necesitan experiencias que los eduquen en la cultura de la vida, en el diálogo y en el respeto mutuo. Y, en primer lugar, necesitan testigos de un estilo de vida diferente, no violento... Cuando quienes han sufrido injusticias y las víctimas de la violencia son capaces de resistir la tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles de los procesos de construcción de la paz no violenta”.
¿Construyo el camino de la paz?
