El enredado tema de los 8 que faltaban
Sí fueron liberados, pero ¿dónde están?

OBSERVATORIO
    “Tratando de desenredar la madeja de si están en libertad todos los que fueron sacados de sus casas la madrugada y mañana del 22 marzo, vale precisar que la llegada de más fuerza militar, sobre todo de elementos especializados en rescate de rehenes, contribuyó a que los captores permitieran que 58 de las víctimas regresaran a sus casas, esto según evidencias aportadas por éstos. De los ocho restantes está confirmado que también salieron del lugar donde los retenían, aunque se desconoce dónde están y los motivos por los que no se reúnen con sus familias. Es probable que eviten el contacto para protegerlas de posibles riesgos”.

    Horas antes de que la Secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía General del Estado dieran a conocer la versión oficial, ayer mismo circularon teorías que confirmaban que sí fueron liberadas las últimas ocho personas de las 66 que una célula del narcotráfico retuvo el 22 de marzo después de sacarlas de sus domicilios en Culiacán y poblaciones aledañas, y también fortalecían la información de que una vez puestos en libertad no habían hecho contacto con sus familias.

    Cuando el 7 de abril el Secretario de Seguridad Pública, Genaro Mérida Sánchez, dio a conocer que el total de los desaparecidos se hallaban reintegrados al núcleo familiar se remitió a reportes de la Mesa de Coordinación de Seguridad Pública y la labor de Inteligencia Militar que obtuvieron datos de geolocalización donde los ocho faltantes de librar el cautiverio que les impuso la delincuencia organizada se desplazaban por diferentes zonas del centro del estado.

    En resolver ese punto ciego, el de la liberación y la ausencia en sus casas, está centrada la acción de la Secretaría de Seguridad Pública, Ejército Mexicano, Marina Armada, Guardia Nacional y Policía Estatal Preventiva que desde el amanecer del 22 de marzo, al recibir los primeros reportes de familias sustraídas de sus hogares, instalaron la correspondiente mesa de trabajo que todavía continúa en labores de investigación.

    Las pesquisas posteriores al comunicado de la SSP que dio por hecho el regreso en calidad de ilesos de los ocho faltantes, y enseguida la queja de los parientes por seguir sin saber el paradero de los suyos, desconocen lo que motiva la prolongación del desapego familiar pues suponen que al menos debió existir el contacto con algún allegado. ¿Por qué la célula del Cártel de Sinaloa que integran los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán decidió liberarlos después de 15 días de mantenerlos sometidos?

    La indagatoria coordinada decidió no revelar nombres ni los movimientos de quienes aparecieron primero al ser soltados en las siguientes 48 horas. También de los ocho últimos liberados decidió mantener información en secreto al estar en riesgo bastantes familias, y asumiendo la discreción en la investigación como método para resolver de raíz la acción criminal. No todas las instituciones integrantes de la Mesa de Coordinación estuvieron de acuerdo en que ayer, debido a que se salía de control la conversación pública, salieran a leer un comunicado la Fiscal y el titular de la SSP.

    Los mismos informes obtenidos por el seguimiento militar al caso confirman que el operativo criminal fue activado por un robo que afectó a “Los Chapitos”, tal como se acusó en las narcomantas que aparecieron en Culiacán el 26 de marzo delatando el hurto como detonante del secuestro de familias enteras. Según algunos de los liberados que aportan a la investigación desde la posición de testigos protegidos, los sicarios que los “levantaron” les dijeron al soltarlos “vayan a conseguir dinero para que paguen lo que sus familiares hicieron, si los quieren volver a ver vivos”.

    De allí deriva la primera hipótesis del no contacto entre los últimos ocho liberados y sus familias, presumiéndose que los dejaron ir con la instrucción de que buscarán cómo pagar lo robado, supuestamente mercancía y dinero en efectivo, o bien que al no sentirse retenidos aprovecharan la oportunidad para tratar de huir y que nadie de su círculo parental o fraternal se enterara de sus ubicaciones ni mediaran llamadas telefónicas que faciliten la localización satelital.

    La Fiscalía ha corroborado que al menos cinco de los casos reportados el 22 de marzo como desapariciones ocurrieron antes de esa fecha, pero los familiares los incluyeron para reactivar la búsqueda aprovechando la presión social que se ejerció y la atención de los medios de comunicación respecto a dicha jornada violenta. También ha confirmado con trabajo de campo, casa por casa de los que se dijeron afectados, que ningún niño o mujer relacionados con el denominado “viernes negro” continúan privados de la libertad.

    Tratando de desenredar la madeja de si están en libertad todos los que fueron sacados de sus casas la madrugada y mañana del 22 marzo, vale precisar que la llegada de más fuerza militar, sobre todo de elementos especializados en rescate de rehenes, contribuyó a que los captores permitieran que 58 de las víctimas regresaran a sus casas, esto según evidencias aportadas por éstos. De los ocho restantes está confirmado que también salieron del lugar donde los retenían, aunque se desconoce dónde están y los motivos por los que no se reúnen con sus familias. Es probable que eviten el contacto para protegerlas de posibles riesgos.

    En este punto complejo la pregunta obligada tiene que ver sobre quién tiene el control de la situación. ¿La tienen los narcos que exigen les paguen lo robado y que acudieron al secuestro de familias enteras para sentar un escarmiento de cómo la delincuencia cobra las deudas? ¿O el Gobierno encontrará la forma de sofocar esta crisis para poner a salvo a las familias de los que presuntamente les robaron a los hijos de “El Chapo” Guzmán?

    Reverso

    Imploremos como sociedad,

    Sin importar fobias y filias,

    Que el narco les tenga piedad,

    A los ocho y sus familias.

    Pacto social urgente

    Pensando en que la violencia del 22 de marzo y las derivaciones se resuelvan favorablemente para todos, inclusive con el mejor desenlace para Sinaloa, nadie que no pertenezca a las instituciones de seguridad pública debería pretender injerencia alguna en el siguiente tramo que le sigue al “viernes negro”, donde vendrán momentos delicados en la construcción de algún acuerdo humanitario que impida que la crueldad prosiga. Se trata de un problema que no es para el lucro político ni para la especulación irresponsable.

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