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"Reflexiones"

"El fin de un ciclo de vida"

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03/06/2016 22:31

    Jorge Meléndrez

    ‘Cerrar ciclos. No por orgullo, ni por incapacidad, ni por soberbia, sino porque, sencillamente, aquello ya no encaja en tu vida. Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo’.
    Paulo Coelho
     
    Desde hace algunos meses, he venido pensando seriamente en escribir la última de mis colaboraciones semanales en este periódico diario Noroeste. El día de hoy, viernes 3 de junio de 2016, he decidido que esta será la última Reflexión publicada de esta manera, es decir, a través de un periódico, pues aunque continuaré escribiendo reflexiones, hoy podré hacerlo con mayor libertad y sin estar sujeto al periodo semanal, pues lo haré tal vez diario o en periodos distintos, siempre con la idea de publicarlos a través de un blog personal que construiré especialmente.
     
    Las ideas fluyen constantemente, y los temas de reflexión se reciclan o en ocasiones corresponden a un insigth inspirador, y he decidido que lo mejor que puedo y debo hacer es sentarme frente al computador y escribir las palabras que le dan orden a las ideas, alimentándolas con historias vivificadoras que la mayor de la veces me sugieren mis amables lectores.
     
    A todos ellos, hombres y mujeres, adultos y jóvenes, les agradezco su constancia y permanencia como lectores asiduos a mi columna sabatina, y los invito a que continúen leyéndome y enviándome correos, con la promesa de que a cada correo, le será enviada la siguiente reflexión. Es hora pues de aprovechar las ventajas que ofrece esta extraordinaria ventana de las redes sociales, para trasmitir mensajes esperanzadores y de crecimiento personal, lejos de las noticias cotidianas llenas de pesimismo, crisis de valores, barbarie y nota roja entre otros.
     
    No tengo duda que los temas que he abordado a través y durante de los casi veintitrés años de articulista de este periódico, me han servido en lo personal y estoy seguro que también a mis lectores, como entender que los seres humanos somos personas en constante proceso de evolución y crecimiento, y que estamos sujetos a ciclos que marcan el ritmo de nuestra existencia y desarrollo como personas. En efecto, muchos estudiosos del tema afirman que desde nuestra primera infancia y adolescencia temprana, es decir que durante los primeros siete años y los catorce años de edad, adquirimos una formación que de alguna manera marca y define el tipo de persona que llegamos a ser en la edad adulta, y que son en estas etapas, en las que se anidan las emociones negativas más difíciles de desarraigar y combatir, como son los miedos, las angustias, las dudas existenciales, los egos perniciosos como la ira principalmente. Y que es a partir del tercer ciclo de siete años, y durante los veintiuno, veintiocho y treinta y cinco años de edad, cuando consolidamos la personalidad madura con la que envejecemos.
     
    Debo decir, en concordancia con estudiosos del comportamiento humano, que durante los subsiguientes periodos de siete años, los seres humanos nos enfocamos en la consolidación de nuestros haberes así como en el enriquecimiento de nuestros saberes, todo con el fin de llegar a la edad adulta con un bagaje cultural y de conocimientos que nos mantengan al día, y sin tener que depender de otros para nuestra sobrevivencia.
     
    Al respecto de lo anterior, el célebre autor de temas de crecimiento y terapeuta emocional, Paulo Coelho escribió hace algunos años: “...Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin. Cuando insistimos en alargarla más de lo necesario, perdemos la alegría y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir. Poner fin a un ciclo, cerrar puertas, concluir capítulos, no importa el nombre que le demos, lo importante es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya terminaron.”[...] “Nadie puede estar al mismo tiempo en el presente y en el pasado, ni siquiera al intentar entender lo sucedido. El pasado no volverá, no podemos ser eternamente niños, adolescentes tardíos, hijos con sentimientos de culpa o de rencor hacia sus padres, amantes que reviven día y noche su relación con una persona que se fue para no volver. ¡Todo pasa, y lo mejor que podemos hacer es no volver a ello! Por eso es tan importante -¡por muy doloroso que sea!- destruir recuerdos, cambiar de casa, donar cosas a los orfanatos, vender o dar nuestros libros. Todo en este mundo visible es una manifestación del mundo invisible, de lo que sucede en nuestro corazón. Deshacerse de ciertos recuerdos significa también dejar libre un espacio para que otras cosas ocupen su lugar.” (Fin de las citas)
     
    Me despido de todos mis lectores con nostalgia, con amor incondicional y con la intención de volver a encontrarnos pronto en otra dimensión de lecturas. ¡Mis bendiciones y agradecimiento para todos
     Jorge Meléndrez
    Desde la Universidad de San Miguel